Hoy amanecimos con un reportaje publicado en El Nuevo Día que informa sobre el patrón de maltrato al que era sometida Ana Cacho, quien en las últimas semanas se ha convertido en la Cruella de Vil del momento. Informa Osman Pérez Méndez de El Nuevo Día que Ana Cacho, antes de la muerte violenta de su hijo, solicitó tres órdenes de protección ante actos violentos por parte de Ahmed González, quien todavía es su esposo. El asesinato del niño Lorenzo González Cacho ha logrado abrir la ventana, casi siempre herméticamente cerrada, de un hogar de la clase socioeconómica más aventajada del país. Titulares y titulares. Niño muerto no era de un barrio pobre. Madre sospechosa no es drogadicta de un residencial. Padre presunto abusador no es un desempleado sin diploma de escuela superior.
De repente, se ha abierto la ventana, y Puerto Rico ha tenido la oportunidad de ver, como noticia de primera y última hora, cómo las y los ricos del país padecen de los mismos males que se utilizan para criminalizar (sin demasiada dilación) a las y los pobres del país: violencia doméstica, maltrato de menores y abuso de sustancias controladas. La diferencia brilla, claro está, en que a esta madre y a este padre no los defiende la Sociedad para la Asistencia Legal, y que la Policía de Puerto Rico así como el Departamento de Justicia han elaborado una m i n u c i o s a...... i n v e s t i g a c i ó n.... para supuestamente no dejar ningún cabo suelto.De camino, la escena del crimen ha sido alterada, la Secretaria de la Familia gana proyección pública a costa del cádaver de un niño de ocho años, y el pueblo de Puerto Rico, que a ratos aparenta ser un muerto que camina, se ha movilizado en vigilias y manifestaciones exigiendo J U S T I C I A para Lorenzito.
De camino también (¿cómo no?), una joven, mujer, madre y adinerada (¡que muchas cosas eres, Ana!) se ha enfrentado, de cantazo, a la torcida y controvertible vara que esta sociedad utiliza a la hora de juzgar a sus ciudadanas. Ana Cacho, se ha convertido en escoria pública, la peor de las mujeres, en la anti- madre. "Mírala, tenía dos hombres metidos en la casa cuando estaban sus hijos ahí, mírala se pasaba janguendo (en lanchas, claro), mírala ahí con un trago, mírala ahí con una cerveza, mírala ahí.... mala madre es, seguro que mató a su hijo". Tal rídiculo ejercicio de lógica no es sorprendente en un país tan acostumbrado a mirar hacia arriba sin mirar hacia dentro, tan acostumbrado también a llegar a conclusiones de la manera más facilona que existe: a través de estereotipos trillados y gastados.
Hay quien se pregunta por qué el caso de la familia González Cacho es especial, cuando lamentablemente en Puerto Rico, cada cierto tiempo muere un niño o una niña a manos de sus padres o familiares sin que se forme el presente fenómeno mediático. Sabemos que nuestros niños y niñas se llevan la peor parte cuando existe violencia en el hogar, puesto que todo el tiempo se encuentran en el lugar menos adecuado a la hora menos adecuada.
Pero el caso de los González Cacho es "especial" precisamente porque pocas son las veces que esta sociedad se permite echarle un vistazo al mundo doméstico (con sus vicios y males) de la clase rica del país. Sí, sí, no estamos acostumbradas ni acostumbrados a que nos enteremos de que estas cosas suceden en urbanizaciones exclusivas de Dorado. Y cuando sucede hay un cierto morbo, una cierta satisfacción (que nadie se atreve a admitir) de poder, por una vez, apuntarles con el dedo y decirles: "están tan jodidos como nosotros".
Mientras tanto, el niño sigue muerto, sus padres siguen odiándose, la prensa sigue vendiéndose por la noticia fácil y el país...
¿qué país?
4 comentarios:
Excelente análisis Verónica. Este caso es un ejemplo perfecto de las intersecciones entre las desigualdades de género, clase social y condición civil. ¡Las dobles varas sociales nos cuestan injusticia!
Gracias Amárilis. Estoy de acuerdo contigo. Nos cuestan mucha pero mucha injusticia.
No es tan solo por el hecho de que crimenes ocurren en todas las sociedades en Puerto Rico ha tomado notariedad el caso sino como el Departamento de Justicia y Famila han bregado con el. De mas esta mencionar las faltas que se han cometido y entonces me pregunto lo mismo que se pregunta el pueblo de P.R completo, el porque de estas faltas tan obvias, creo que tontos... no somos.
obviamente se acusa a Ana Cacho por mostrar tan poco interes en la muerte de su hijo y mas interes en limpiar su imagen. El silencio de ella no la ayuda y las pruebas que siguen saliendo indican el tipo de persona que era. En PR pasan muchisimos casos en ambientes de clase alta pero nadie se entera, lo ocultan o se hace privado. En este caso, que la gente esta tan a la espera y tan pendiente, se dejo sentir y nos llego tanto por la forma que se fue tratando desde el principio. Las cosas nunca cuadraban con lo que decia esa familia. Porque hacer tantas cosas que podian destruir evidencia? Ahora, casos bien similares, donde tambien hay muertes de niños, la gente no esta tan pendiente porque ya el asesino desde el primer dia esta preso.
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