lunes, 25 de junio de 2012

Mara Negrón

No había comentado nada aquí porque la noticia me tomó tan desprevenida que no tenía palabras. La semana pasada, específicamente, el miércoles 20 de junio falleció  en París, la Profesora Mara Negrón, directora del Programa de Estudios de la Mujer y Género de la UPR.

Nunca tomé clases con la Prof. Negrón y apenas coincidimos en espacios. Pero, desde el 2005 - año en que la descubrí hasta hoy- su voz ha sido importante en mis planteamientos como activista y feminista. Decía el otro día en mi página privada de facebook que a veces las feministas nos hacemos un daño innecesario: nos dividimos entre académicas y activistas, cual si en la diferencia encontráramos algo importante. Admitía, también, que yo misma he validado ese binomio en momentos de gran frustración. Sin embargo, algo es innegable: el trabajo académico le da contenido a las luchas políticas; nos aparta del mero panfleterismo y nos reta al constante autocuestionamiento.

Las aportaciones de Mara Negrón, en especial las que tuve más accesibles: sus columnas en la Revista 80 grados (pueden leerlas aquí), transpiraban una radicalidad profunda y entendida sobre el quehacer universitario, la vida de las mujeres, las prácticas democráticas y colectivas... Mara provocaba y se dejaba provocar. Yo la extrañaré, más que nada, como ciudadana. Ciudadana ella y ciudadana yo. Y la recordaré hermosa.

Mi pésame a sus familiares y amistades, y en especial a Ernesto, su compañero, con quien coincidí en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.




Convocatoria


Coordinadora Paz para la Mujer, Inc.
Coalición Puertorriqueña contra la Violencia Doméstica y la Agresión Sexual

Convocatoria para Periódico Voz de Voces
Agosto  2012
La Coordinadora Paz para la Mujer (CPM), Coalición Puertorriqueña contra la Violencia Doméstica y la Agresión Sexual, es una organización sin fines de lucro,
 integrada por organizaciones de servicio, centros de investigación y universidades, organizaciones feministas y feministas en su carácter individual. 
Los servicios de la CPM incluyen: producción y distribución de materiales educativos, talleres, adiestramientos, conferencias, asistencia técnica y 
servicios de apoyo a nuestras integrantes, a mujeres sobrevivientes de violencia doméstica y sexual, 
y otras organizaciones que brindan servicios a las mujeres.
 Para más información sobre la CPM, puede visitarnos en nuestra página electrónica:www.pazparalamujer.org

Voz de Voces es el Periódico de la Coordinadora Paz para la Mujer
Es un espacio de expresión para las organizaciones y las mujeres que en su carácter individual 
que integran y luchan por la erradicación de la violencia hacia la mujer, en cualquiera de sus manifestaciones. 
El objetivo primordial del boletín es unir voluntades en la defensa de los derechos de las mujeres.
Para la edición de agosto de 2012, la Coordinadora Paz para la Mujer convoca a aquellas personas u organizaciones interesadas 
en someter trabajos escritos (formato Word, Times New Roman tamaño 12, no más de 1000 palabras en espacio sencillo, márgenes de 1” alrededor) o imágenes
sobre el tema de:
Cyberactivismo y apoderamiento de las mujeres
 

Nos interesa publicar trabajos que integren: 
·     
Análisis de los medios de comunicación alternativos como herramientas y contribuciones en el apoderamiento de las mujeres.
·     
Experiencias individuales y colectivas que han contribuido a las redes de apoyo y apoderamiento a través de las redes cibernéticas.
·     
Destacar la importancia de que diferentes sectores sociales promuevan la perspectiva de género en sus plataformas cibernéticas para contribuir en la erradicación de la violencia por razón de género.
·     
Identificar los adelantos, retos y metas por alcanzar del cyberactivismo y apoderamiento de las mujeres.

Se pueden someter trabajos en los siguientes formatos:
- Artículos       
- Noticias  
- Testimonios    
- Entrevistas
- Poesía/cuentos
- Arte gráfico/ fotografías / pinturas    
- Caricaturas y humor digital


Por favor, envié su trabajo por correo electrónico a vozdevoces@gmail.comen o antes del 16 de julio de 2012
De tener alguna duda o pregunta, puede comunicarse con Adriana R. Alonso Calderón, Coordinadora Educativa, al 787-281-7579.

viernes, 15 de junio de 2012

Columna de hoy- Mari Mari Nárvaez

15 de junio de 2012

Sin nombre

Mari Mari Narváez
La muerte siempre termina uniformándonos, haciéndonos prácticamente iguales. No sólo porque sea nuestro único destino común sino porque, ante el ritual de la expiración, todos hacemos y decimos las mismas cosas. “No hay palabras”, “que en paz descanse”, “te acompaño en tus sentimientos”, “no decimos adiós sino hasta luego”.

Como toda cultura, la de la muerte se va transformando. De un tiempo a esta parte, por ejemplo, los dolientes en los funerales gustan de asegurarse mutuamente que “hay que celebrar la vida” del difunto.

En un acto poético de intenciones casi transgresivas, también desafían la naturaleza misma de la muerte diciendo que la persona “vivirá para siempre” a través de su legado.

Los lugares comunes casi nunca son falacias. Precisamente, se repiten hasta la saciedad porque existe un consenso en torno a ellos. Pero pienso que se usan con cierta resignación, como un recurso casi fútil porque se sabe que hay cosas en la vida que no tienen nombre. Ciertos amores, por ejemplo. De repente te encuentras un día con alguien a quien amas, pero no exactamente como un amigo ni como una hermana ni como un amante ni como una hija ni como un padre ni como nada que puedas nombrar.

Con la muerte pasa lo mismo. Esa mezcla de dolor, de soledad, ese desgarramiento que a su vez es otra cosa; ese profundo estado de incomprensión es un territorio de lo innombrable; un vocabulario inexistente, algo que pertenece a un ámbito secreto y solitario, a lugares cerrados, íntimos, introvertidos.

Eso es lo interesante del gran lugar común que construimos ante la muerte. La manera como todos -desde el más brillante hasta el más huraño- vamos uniformándonos, actuando de la misma forma: llorar en todos los registros, mirar un punto fijo, tocarnos, hacer fila para abrazar al más afligido con una fuerza extraordinaria, como queriendo perforarle la cavidad toráxica, como si no fuéramos uno entre decenas, cientos de personas que hacen la misma fila para propinar el mismo golpe en señal de amor.

Lo más que me conmueve de todo esto es que, en esa última instancia, ahí donde literalmente no quedan remedios, la gente se vuelve más simple, más cándida que nunca.

n La autora es periodista.

* Publicada en El Nuevo Día

miércoles, 13 de junio de 2012

Sobre la inspiración imperecedera: mis encuentros con Juan Santiago Nieves




Hay momentos en los que la vida te regala momentos simples llenos de complicidad que se viven con toda la intensidad del mundo. Hay momentos en la vida que te marcan por siempre. Uno de ellos lo viví con Juan Santiago Nieves. Hoy que lloro su temprana partida quiero compartir mi primer encuentro con Juan como un testimonio más del gran ser humano que él era y de su gran capacidad de conmover a las personas.


Yo tenía 17 años.  No hacía mucho había comenzado mis estudios universitarios en el Recinto de Río Piedras y me creía grande. En algún negocio de comida en Río Piedras me encontré con quien reconocí como un abogado, cuya foto aparecía continuamente en los periodicos de esos días. Debatí internamente como por cinco minutos si debía decirle algo y, al final, me aventuré con un "disculpe... ¿usted es el abogado de Mari Bras?". Su respuesta, primero, fue una sonrisa, que me hizo respirar tranquila. "Sí, yo soy el abogado de Juan Mari Bras". Pensé que ahí se iba a quedar la cosa pero no. Lo que vino después fue una intensa conversación en la cual ambos hablamos de Puerto Rico, de la patria, de la Universidad, de lo que significaba para mí ser estudiante universitaria. Juan me preguntó sobre mis planes universitarios: le dije que estudiaba Ciencias Políticas y que luego estudiaría Leyes. Me auguró un gran futuro, precisamente por el interés que sentí por el caso del patriota Mari Bras.  Recuerdo perfectamente que ese día mi corazón brincaba de alegría. No podía creer que me hubiera dedicado tanto tiempo. Y la conversación se quedó conmigo, tanto que me convertí en fanática de Juan persiguiendo todas sus apariciones radiales y televisivas. De esas, recuerdo con gran cariño sus intervenciones cotidianas en el programa de Wanda Colón para la emisora Red 96. Una noche Juan habló del amor desde una óptica política y sus palabras me regalaron mucha pero que mucha paz.

No miento cuando digo que esa conversación fue uno de los grandes momentos de mi vida universitaria. Yo siempre tuve grandes expectativas de lo que podría ser estudiante en Río Piedras, y todas se cumplieron. Y, en gran medida, se cumplieron porque desde el primer momento asumí la experiencia universitaria como una oportunidad única de transformar mi espíritu a favor de diversas causas sociales.  Juan Santiago Nieves, sin duda, fue una de las inspiraciones que encendieron mi chispa activista., pues su lucha por la independencia siempre tuvo la justicia social como contenido.

En ese primer encuentro, Juan pronosticó que nos encontrariamos en el camino. Tenía razón.

Más de diez años después de esa primera conversación, me integré al equipo de abogados y abogadas de la comunidad Villas del Sol. Y mi corazón volvió a dar brincos de alegría cuando un día llegué al Tribunal y me enteré de que Juan sería mi compañero en defensa de la comunidad.  Le conocí mejor cuando el equipo de Villas del Sol pasó largas horas en las oficinas de Nazario & Santiago .... y Juan nos sorprendió con su conocimiento de los signos zodiacales (!!!!). (¿Existía algo de lo que Juan no supiera MUCHO?). No por nada ayer las abogadas y abogados más jóvenes del equipo de Villas del Sol no queríamos apartarnos de Juan.

La última vez que compartí con Juan fue el 6 de enero de este año cuando coincidimos en la develación del mural para la excarcelación de Oscar López en las inmediaciones de sus oficinas. Sinceramente, no puedo pensar en una mejor manera para haberlo visto por úiltima vez.

Todos mis encuentros con Juan son tesoros que guardo en mi cajón de argumentos para defender la posibilidad de un mundo más humano. En estos días de duelo,
a ratos, me entra una especie de desesperación al pensar que ya no contaremos con la voz de Juan en estos meses díficiles que se avecinan. De hecho,  me he preguntado muchas veces qué pasaría si con las personas se muriera la inspiración que originaron en nuestros corazones. Pero cuando escucho las voces de tantas mujeres y hombres tocados, conmovidos y revolucionados por la figura de Juan,  alcanzo cierta tranquilidad (aunque la tristeza sigue muy presente). 

Juan no ha muerto. Vive en los frutos que germinaron de sus semillas. Vive en el ejemplo que legó a abogadas y abogados de una generación sin fe para que, a pesar de las dificultades, sigamos firmes en defensa de las personas más desventajadas. Vive y vivirá.

En medio del dolor de la partida... revivo la alegría de mi corazón cuando conocí a Juan aquella tarde en Río Piedras. Aún entre lágrimas, no puedo evitar sonreir.


miércoles, 6 de junio de 2012

“Decimos lo que creemos”: la pluma rebelde de Amárilis Pagán Jiménez


            Volver a leer las columnas de Amárilis en “Brujas y Rebeldes” representó para mí no sólo un repaso de la trayectoria literaria de la autora a través de cinco años sino también una confrontación de activista a activista con la situación precaria de Puerto Rico en estos tiempos. Las columnas del libro comenzaron a publicarse en el mismo año en el que decidí involucrarme de lleno en el activísimo feminista a través de la Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados.  El 2006 fue un año difícil que presagió la gran crisis que vivimos hoy. Pero también leer las columnas, una tras otra, me permitió respirar más tranquilamente al reconocer que existen grandes mujeres, hoy hermanas de lucha, que marcan mi camino, que me acompañan y no me dejan sola ante las frustraciones que se acumulan.  Ese acompañamiento por parte de Amárilis comenzó precisamente cuando yo era una lectora más, entre otras miles.
            En “¿Ha muerto el feminismo?” (2006) Amárilis sentencia:  “Es inevitable que la humanidad camine hacia su mayor bienestar. Y eso no podrá excluír a las mujeres”  Es ese convencimiento el que nutre todas las columnas de “Brujas y Rebeldes”, siendo la autora la primera que  procura la inclusión de su voz como activista, abogada, madre, amante y ciudadana.
            Leer a Amárilis ha significado inescapablemente analizar el rol de las palabras y de cómo pueden convertirse en herramientas contundentes en contra de la mentira, la manipulación, y las violencias de todo tipo. 
            No es verdad que las palabras se las lleva el viento. Y si se las lleva, dependerá de la voz, no del viento. Las de Amárilis no se las llevará, no sólo porque constan en papel, en revistas cibernéticas y en su blog sino por su consistencia, verticalidad y valentía. Sus palabras, estoy convencida, pueden generar el tipo de reflexión personal que lleva a una persona a cuestionarlo todo. Les doy un ejemplo de mi vida.
            Estoy en Culebra celebrando mi cumpleaños. Mientras espero el desayuno comienzo a verme rodeada de gallinas que quieren que les tire pan. Se lo tiro. Y, de repente, apareció el gallo. Mi corazón se paralizó. Como un rayo llegaron a mí las palabras de Amárilis en su columna “Gallinas Cluecas” (2010) en referencia al nefasto comentario de nuestra Secretaria de la Familia cuando invitó a las mujeres maltratadas a ser como “mamás gallinas” y, de esa manera, superar la violencia de sus parejas. Dice Amárilis de la Secretaria de la Familia:

También parece desconocer, que una gallina actúa en total sumisión ante el gallo, que de paso es polígamo y está autorizado en su sistema jerárquico a disciplinar a picotazo limpio a cualquier integrante del clan que no le obedezca.

La preocupación verdadera que sentí por las gallinas no es invento. De hecho, las gallinas en cuanto vieron que el gallo venía por el pan le dejaron el camino libre. Tontas no son. La anécdota podría resultar chistosa pero ejemplifica el poder de las palabras revolucionarias: lo que antes no te importaba, ahora te importa. Lo que antes no veías, ahora lo ves. Lo que antes no escuchabas, ahora lo escuchas.
Y es que creo que muchas y muchos activistas compartimos la misma respuesta cuando nos preguntan por qué invertimos tantas horas, pasiones y desvelos por una causa social. Siempre referimos a una niñez y adolescencia repleta de preguntas, y que no fue hasta que comenzamos a hallar las respuestas, muchas veces a través de la lectura, que logramos dar el paso al frente y decir “no hay vuelta atrás, yo me tiro a la calle”.
Me entusiasma pensar en las muchas vidas que Amárilis habrá podido cambiar a través de sus columnas.  ¿Cuántas chispas habrá encendido? ¿Cuántas mujeres habrán pensado, yo también cuento, yo también quiero y necesito decir “presente”? ¿Cuántas personas de la comunidad LGBTTQ habrán encontrado consuelo, apoyo y valentía en sus palabras y en el hecho de poder encontrarlas en el diario de mayor circulación de Puerto Rico?
En “Loss Mitigation”, Amárilis nos cuenta que tuvo que visitar el departamento de mitigación de pérdidas de  viviendas en un banco.  Eso me recordó que recientemente llegó a mí una mujer, en un caso pro bono, solicitando representación legal en el caso de un banco que nunca consideró su solicitud al programa de loss mitigation. Ella me contó que había buscado mi nombre en google y que cuando se enteró que yo era la presidenta de la Comisión de la Mujer se dijo a si misma: ella es la abogada que necesito. Me llamó la atención eso porque casi siempre las consultas que recibo tienen que ver con violencia, discrimen y hostigamiento. Pero la mujer tenía las cosas claras. Me dijo “si usted lucha por los derechos de las mujeres, usted entenderá por qué es que estoy demandando a un banco”. Wow. Me quedé de una pieza porque lo que la señora articuló es algo que los feminismos hemos venido trabajando a son de  cantazos. Hace tiempito ya que aprendimos la lección: la causa de las mujeres es la causa del ambiente,   del derecho a la vivienda, al desarrollo económico, a la salud, la educación…. Y el hecho de que existan mujeres que ya lo tienen claro se debe precisamente a que mujeres como Amárilis Págán Jiménez consistentemente escriben, desde la perspectiva de género y la lucha por la equidad, a favor de algunas de las causas más justas de nuestra sociedad. Las voces de las comunidades más marginadas resuenan en la voz de Amárilis de la mejor de las maneras: clarito, directo, sin rodeos. Sin lenguaje rimbombante, nos habla Amárilis de las gallinas, de su Aibonito, de sus partos, de las risas de las mujeres de Matria sin perder de mira el gran objetivo de la equidad.
            Les invito a leer o releer: “Un Modelo Universal” (2006), “Loss Mitigation” de 2010, “Rapacidad” de 2007, “Incubar democracia” de 2011, “Tres Generaciones- Una UPR” de 2010 y Camaleones de 2010 para darse cuenta del arco iris de solidaridades o, como ella dice, “una plancha de solidaridades”, a las que Amárilis se adhiere como parte de su agenda de derechos humanos.
A propósito, quiero aprovechar la oportunidad para felicitar y agradecer a Amárilis que haya incluido en su libro algunas de las columnas que publica en su blog, en especial, las publicadas como parte de la Jornada Bloguera de No Más Violencia contra las Mujeres. Esa iniciativa nació de Global Voices, una entidad internacional que conecta a cientos de blogueros y blogueras del mundo que utilizan las plataformas virtuales como herramienta de cambio social.  Llama especialmente la atención que Amárilis, aún teniendo la oportunidad continua de publicar en el periódico corporativo de mayor circulación en Puerto Rico, continúe publicando en su blog como una apuesta democrática y alternativa. De hecho, les invito a que visiten a http://brujasyrebeldes.blogspot.com/ para que se encuentren con más escritos de Amárilis, entre ellos, algunos de jornadas muy personales de la autora.
Por último, quisiera compartirles que cuando terminé de leer el libro, me vino a la mente las palabras de la escritora feminista ya fallecida Barbara Christian:
“Lo que escribo y cómo lo escribo lo hago para salvar mi propia vida. Y lo digo literalmente. Para mí la literatura es una manera de saber que no estoy alucinando.”
No puedo evitar pensar que Amárilis, cuando se reafirma una y otra vez como feminista, y le dice al país que ella y nosotras “estamos presentes”, que “el espacio político es nuestro” que “somos nosotras, la gente común, la que valida o invalida las acciones de los gobiernos” no está haciendo otra cosa que no sea verificar que no está alucinando: que sus sueños para su Matria son posibilidades reales si nos tomamos de la mano y hacemos frente a las dificultades, desde la certeza de que todas y todos merecemos ser felices.
          No, no alucina Amárilis. Ella dice lo que cree y aquí estamos para creer con ella.

* "Decimoslo que creemos" es el título de una pintura de Amárilis cuya foto en blanco y negro aparece en la página 47 del "Brujas y Rebeldes".

sábado, 2 de junio de 2012

Mi columna de hoy en El Nuevo Dia



2 de junio de 2012

Otra historia de terror

VERÓNICA RIVERA TORRES
En los últimos años, los colectivos y las personas que trabajamos por los derechos humanos de las mujeres, especialmente, por su derecho a vivir una vida libre de violencias y abusos, hemos levantado la voz de alerta, entre otras cosas, ante el desmantelamiento económico e ideológico de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres; los peligros de la campaña “Promesa de hombre” y cómo, desde prácticas estatales, se legitiman comportamientos de corte religioso fundamentalista que nos vulneran a todas las mujeres, especialmente a las más pobres.


Nuestros reclamos han caído en oídos sordos y las historias de terror se siguen acumulando. La última historia de espanto nos vino con el titular que informaba que una mujer había abortado a su bebé en el Tribunal de San Juan luego de que se le “obligara” a asistir a una vista.


Impactar positivamente la vida de mujeres en relaciones de violencia requiere paciencia, solidaridad, comprensión, amor y, sobre todo, respeto por sus decisiones. Nadie ha dicho que es fácil. Las defensoras sufrimos, también, cuando vemos que algunas mujeres desisten de los procesos contra sus agresores.


Sin embargo, reiteradamente, hemos manifestado nuestra férrea oposición a que las mujeres víctimas de violencia doméstica sean obligadas a testificar en contra de sus agresores.


Obligarlas a testificar no es la manera de lidiar con la triste realidad de que muchas mujeres no continúen con los procesos judiciales en contra de sus parejas maltratantes.


Si bien es cierto que los jueces tienen la obligación de velar por que ninguna persona abandone un proceso judicial bajo coerción o amenaza, la realidad es que lo único que se consigue cuando se obliga a una mujer a testificar en contra de lo que manifiesta ser su voluntad es revictimizarla, una y otra vez.


Nuestros reclamos siempre han sido los mismos. Para que las víctimas de violencia doméstica asuman los procesos judiciales contra sus agresores con valentía y entereza, hace falta que invierta dinero en tener más intercesoras legales en las salas del país que acompañen a las mujeres en procesos que son extremadamente difíciles. Hace falta que más jueces y demás personas que son parte del sistema judicial de Puerto Rico trabajen con conocimiento de las complejidades del síndrome de la mujer maltratada y también hace falta que más abogados nos comprometamos a trabajar, desde la sensibilidad, los casos de violencia doméstica, independientemente de quién sea nuestro cliente o de si representamos al Estado.


Las historias de terror que ganan titulares muchas veces se pierden en un intercambio de imputaciones de culpas entre las personas involucradas.


Eso no resolverá los problemas de la mujer que acaba de perder su embarazo ni los problemas de la mujer agredida sexualmente con un palo de escoba en un edificio abandonado en San Juan, ni los problemas de la jovencita que perdió sus dos piernas cuando fue arrollada por su pareja.


Lo que las circunstancias demandan es que las instituciones y las personas con poder para cambiarlas encaren la situación de alarmante violencia contra las mujeres como una emergencia que requiere cambios radicales en el statu quo y no quedarse en simples estrategias superfluas que inviten a los hombres a ser más hombres o a dejar de ver el boxeo.