martes, 11 de mayo de 2010

Sara

martes, 11 de mayo de 2010
bárbara j. figueroa rosa / Primera Hora

Juncos. El fin de semana de la celebración del Día de Madres fue especial para doña Sara Olmeda Sánchez, quien luego de 11 años se reencontró con su hija Mariana Rodríguez, que llegó a la Isla la semana pasada para sorprender a su progenitora y para que ésta conociera a su nieto.

Ambas estaban emocionadas de haberse visto, en especial Mariana, quien durante meses planificó el viaje de Massachusetts a Puerto Rico con el fin de que su mamá conociera a su pequeño Joseph Louis, de siete añitos.

En cambio, la ilusión de recuperar el tiempo perdido y de que el pequeño fuera alcahueteado por su abuelita se desmoronó ayer, cuando un vecino de doña Sara encontró a la mujer en su residencia -ubicada en el sector Canta Gallo de Juncos-, totalmente desangrada y con múltiples heridas cortantes.

Presuntamente, la pareja sentimental de la víctima, quien no ha sido identificado pero ayer fue entrevistado por las autoridades, la agredió con tres machetes que fueron ocupados en el hogar.

Aunque los agentes de la Policía se mostraron esquivos en hacer comentarios que señalen al hombre como sospechoso, los familiares de doña Sara están seguros de que el asesino es el hombre con el que la mujer compartía sentimentalmente durante los pasados años.

“Yo sé que fue él. Unos vecinos me dijeron que la escucharon anoche (el domingo) pidiendo auxilio y gritando, pero no hicieron mucho caso porque ellos discutían a cada rato. Ese hombre era alcohólico”, dijo Rosa Olmeda, hermana mayor de la mujer que fue encontrada por un vecino ayer a las 9:00 de la mañana.

Otro hermano de la víctima, Papo Olmeda, estaba visiblemente molesto por lo sucedido y decía en repetidas ocasiones que Sara no merecía haber muerto de la forma “despiadada” en que la asesinaron.

“Bendito, me da una pena... Yo ni quiero ver a ese hombre porque no sé de lo que sería capaz. Los vecinos me dicen que mi hermana quedó hecha pedazos”, dijo, al tiempo en que comenzó a llorar.

Mientras los parientes de doña Sara lloraban su violenta muerte, su hija Mariana -quien habla poco español- permanecía en una esquina callada y alejada de la escena.

Según indicó a Primera Hora el esposo de la muchacha, Luis Rojas, los familiares no sabían cómo explicarle la forma en que falleció su mamá. Por lo pronto, hasta ayer en la tarde, Mariana pensaba que su progenitora había muerto a causa de un golpe en la cabeza, tras suscitarse una discusión con el hombre que conoció como pareja de su madre.

“No sé cómo decirle la verdad. Imagínate, ella estaba tan ilusionada con ver a su mamá y sucede esto. Es horrible”, dijo Rojas.

El hombre indicó que la última vez que vieron a doña Sara fue el sábado, día en que casualmente la mujer cumplió 60 años.

“La pasamos bien y nos reímos mucho porque yo también cumplí ese día”, agregó al explicar que el momento culminó con el plan de encontrarse el domingo para celebrar en algún restaurante el Día de las Madres.

Sin embargo, esa cena familiar nunca se llevó a cabo. Por razones desconocidas, doña Sara no contestó las llamadas que le hizo su hija y tampoco llegó al lugar coordinado.

“Por lo menos estoy tranquilo de que mi nene la haya conocido... Él se sentía raro porque nunca la había visto”, dijo Rojas sobre la reacción del pequeño al compartir con su abuela materna.

“había sangre por todas partes”

La muerte de doña Sara fue tan cruel que el director de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Caguas, Carlos Cruz, la describió como una “escena macabra”.

“Había sangre por todas partes y las heridas fueron tan profundas que hubo desprendimiento de extremidades”, dijo sobre la víctima que aparentemente, y a juzgar por las heridas de defensa, luchó por su vida.

Al cierre de esta edición, el CIC continuaba realizando la pesquisa con el fin de vincular la escena a un sospechoso para luego radicar cargos.

“No puedo darte más detalles, pero te aseguro que la investigación es buena”, se limitó a decir Castro.

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