jueves, 20 de mayo de 2010
12:06 p.m.
Mariana Cobián / Primera Hora
Anwar Feliciano Morales se declaró culpable hoy de los cargos que pesaban en su contra por haberle dado una golpiza a su compañera, Guilean García Vargas, que la mantuvo hospitalizada por cinco días.
Feliciano Morales, que además la humilló y le rapó el cabello a García Vargas frente a sus hijos, estuvo fugitivo de las autoridades tras la golpiza el pasado 7 de septiembre en Vega Alta.
De inmediato, la jueza Awilda Mejías Ríos, del Tribunal de Bayamón, lo sentenció a tres años y un día de cárcel por dos cargos de violencia doméstica y dos cargos maltrato de menores.
"Estoy satisfecha con que se haya declarado culpable", dijo García Vargas, de 26 años.
La víctima sacó fuerzas para narrar frente a su atacante en el tribunal que el 7 de septiembre pasado, ella descansaba en su habitación en la casa de Vega Alta, donde convivieron por ocho meses junto a los hijos de ella, de siete y seis años.
García Vargas relató durante el juicio que “él (Feliciano Morales) entró al cuarto y me cayó encima” sin aparente razón. Dijo que le dio puños en los ojos, la pateó, le dio golpes y mordió en distintas partes del cuerpo. Que ella le gritaba para que la soltara, pero él no lo hizo. Estuvo una hora dándole. Entonces, se desmayó cuando él comenzó a raparle y picarle su pelo.
“Me desmayé por los cantazos que me estaba dando. Cuando desperté, los nenes tenían mi pelo en sus manos. Estaban asustados y bien nerviosos”, expresó García el pasado 9 de febrero durante el juicio. Durante su testimonio dijo, además, que “no podía ni abrir los ojos” y que él le decía “que me iba a matar y creía que lo iba a hacer porque no paraba de darme”.
Feliciano Morales la llevó al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Vega Alta y en el camino, le instruyó a García Vargas que dijera que varias mujeres la habían golpeado. Ella le hizo caso “por miedo a que él me fuera a hacer algo porque tenía los ojos hinchados y no podía ver”. Primero dio la versión de las mujeres, pero le confesó la verdad a su madre, Mildred Vargas, en la ambulancia de camino al Centro Médico, donde requirió cirugía maxilofacial.
Unas fotos tomadas por su madre en un celular fueron evidencia clara de la magnitud de la golpiza.
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