miércoles, 26 de mayo de 2010
Darisabel Texidor Guadalupe / Para Primera Hora
Patillas. Una discusión fue el detonante.
Nadie se explica cómo pasó ni qué pudo haber llevado al sargento José Manuel Rivera Ortiz a quitarse la vida con su arma de reglamento y mucho menos que tuviera problemas con su esposa, a quien intentó asesinar.
El sector Los Neris estaba tranquilo el lunes en la noche hasta que los vecinos escucharon una ráfaga de disparos, seguido minutos después por un disparo más. Para sorpresa de muchos, su vecino, un policía muy querido, se había suicidado.
“Esto nunca había pasado en esta comunidad”, expresó Gerardo Nieves, vecino de la pareja, quien despertó al escuchar los disparos la noche del incidente.
Además, Nieves indicó que los esposos eran tranquilos y que nunca se escucharon discutiendo o que tuvieran algún problema.
“Es triste que pasen estas cosas y más entre personas buenas”, comentó el vecino.
El comandante de Operaciones de Campo de la región policiaca de Guayama, Eliezer Colón Flores, explicó que la pareja sostuvo una fuerte discusión tras la llegada de la esposa al hogar, que fue allí cuando el sargento la obligó a abordar el BMW que ésta conducía, pero antes regresó a la vivienda para buscar su pistola nueve milímetros.
Colón Flores señaló que una vez la mujer se percató de las intenciones de su esposo, encendió el vehículo para huir del lugar y el policía le disparó en cinco ocasiones al auto sin alcanzarla. Minutos después, se suicidó en el comedor de la casa de un disparo en el lado derecho de la cabeza.
“Esta situación ha consternado no tan sólo a la Policía, sino a toda la comunidad, pues él siempre fue una persona tranquila”, dijo el comandante.
Asimismo, lo describió como una buena persona, dedicado a su trabajo y a su familia.
“Era muy atento y servicial con los demás, una gran pérdida para la Policía”, mencionó Colón Flores.
El comandante destacó que el sargento no tenía expediente de querellas previas de violencia doméstica ni con su primera esposa ni con la actual.
Además, reveló que el padre del policía firmó para que sus órganos fuesen donados.
Igualmente, coincidieron algunos de sus compañeros de trabajo de la División de Patrullas de Carreteras de Guayama, donde era considerado “el alma de las fiestas”.
“Esto ha sido un duro golpe para nosotros porque perdemos no tan sólo un excelente servidor, sino un amigo”, manifestó la agente Limarie Roldán, quien añadió que la amarga noticia los tomó por sorpresa a todos.
Ésta recordó que Rivera Ortiz fue ascendido recientemente al rango de sargento porque sus superiores vieron en él un ejemplo de entrega y dedicación a brindar un servicio de calidad a la ciudadanía.
Además, dijo que en las fiestas que realizaban para compartir en familia, Nel, como le llamaban, era el principal organizador.
“Este verano teníamos una fiesta y ya no será lo mismo sin él”, sostuvo.
Con relación a la trágica decisión que tomó el sargento, ésta señaló que nunca comentó que tuviera problemas en su matrimonio. “De haberlo sabido lo hubiese aconsejado”, dijo la agente con tristeza.
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