Lo he dicho en otros casos y lo repito ahora, YO LE CREO A ELLA.
¿Y el PPD, a quién le cree?
miércoles, 18 de agosto de 2010
Bárbara J. Figueroa Rosa / Primera Hora
La supuesta historia de amor apenas surgía entre el legislador popular Luis Farinacci Morales y su esposa Liza Yajaira Rivera Colón, cuando él empezó a mostrar el monstruo que lleva dentro. El mismo que la lanzó a ella a un mundo de terror, golpes y humillaciones que arrastró, aguantó y calló por miedo durante los pasados 12 años.
Sin embargo, luego de buscar ayuda y exteriorizar a otros la pesadilla vivida, la mujer de 33 años de edad decidió poner punto final al patrón de maltrato al que era sometida. El pasado 15 de julio, un día después de la última escena de horror, denunció a su agresor a través de una dramática declaración jurada de 11 páginas que les hizo a las autoridades, y de la cual Primera Hora obtuvo copia. Y es que según Liza Yajaira le expresó al fiscal de distrito de Ponce, Francisco Sánchez, desenmascarar a su esposo era la única forma de seguir con vida y proteger a su familia de un hombre que “me consta que es una persona adicta a la cocaína”.
* Lee la declaración jurada completa
Decidida a romper el ciclo de la violencia que comenzó desde la etapa del noviazgo -y que no denunció antes “por el amor que sentía por él, por la vergüenza y por temor”-, la víctima detalló una serie de 14 incidentes en los que, arrebatado por el coraje, Farinacci le pegaba e incluso amenazaba de muerte.
La primera escena descrita se remonta a algún momento entre 1998 y 1999, la época en que convivía con “Luisito”, como le dice al representante del distrito de Ponce que, en aquella ocasión, tenía entre 22 y 23 años.
Contó que en ese instante se encontraba hablando con Farinacci sobre un asunto familiar cuando éste se tornó agresivo.
“Comenzó a darme con las manos abiertas, con los puños en diferentes partes del cuerpo, me halaba el pelo y arrastraba por el piso. Mientras me agredía, me manifestaba 'pendeja, cabrona', y otras malas palabras que no recuerdo”, confesó.
A preguntas del fiscal, la mujer hizo alusión a otros sucesos violentos que surgieron posteriormente -ya casados-, muchos de ellos frente a amigos y familiares del político, incluyendo a su hermano.
Una de las agresiones que más la marcaron, dijo, fue una ocasión en el 2001 en que Farinacci se molestó con ella porque le reclamó que llevara personas a quedarse en su residencia.
“Luisito se molestó y se puso bien agresivo pateándome en mi cuerpo, me empujaba y me sacaba de la casa. Me escupió la cara”, relató Liza Yajaira, que para esa época se separó de Farinacci por unos cuatro meses. Durante ese periodo, un día Farinacci se molestó con su esposa al verla hablar con un amigo peluquero de nombre Louis, al que le dio una golpiza “que lo dejó tirado en el piso lleno de sangre”.
En cambio, pasó un tiempo, Farinacci pidió perdón, se mostró “arrepentido” y vino la reconciliación. Ella, enamorada, creía en él y hasta “pensaba que era mi culpa”. Así, el patrón de separación y reconciliación se repitió en varias ocasiones.
Las declaraciones de golpizas recibidas por la mujer durante los pasados años se repiten una y otra vez en el documento legal. Incluso, alega que las escenas de violencia se trasladaron a sendos viajes que realizaron en el 2006 a República Dominicana y a San Martín. En ambas circunstancias, el hombre irrumpió en la habitación en la que la mujer dormía, la levantó a gritos y la sacó de la cama a golpes. Dijo que en una de las ocasiones huyó y se escondió en un área oscura “a llorar y a rezar para que él se tranquilizara”.
Otro momento impactante en la denuncia fue un percance ocurrido en el 2007, luego que la pareja compartiera en unas fiestas patronales. Aparentemente, Farinacci se molestó cuando su esposa le dijo que se quería ir y el desquite se llevó a cabo en el carro, frente a un ex chofer del político.
Durante el camino, “me iba agrediendo, me halaba el pelo, me daba puños en la espalda, me cogía por el cuello, me pellizcaba los cachetes...”, expresó quien, aturdida, brincó hacia el área de los pies del asiento de pasajeros y se puso en cuclillas. Allí, Farinacci seguía golpeándola, mientras el chofer trataba de evitar la agresión empujándolo con la única mano que tenía libre.
“Mientras él me agredía yo me hice las necesidades encima”, dijo quien se fue unos días de la casa, pero regresó “porque él me pidió disculpas como siempre”.
El ciclo de abuso continuó y Liza Yajaira comenzó a notar una conducta “extraña” en su esposo, quien comenzó a descuidar, incluso, su higiene.
“No se bañaba, no quería comer... escondía cuchillos en diferentes lugares de la casa. Iba cada cinco minutos al baño y me decía que tenía mal de orín y movimientos en la boca”, explicó quien tras una confidencia de una vecina y uno de los choferes supo que su esposo “estaba usando perico”. La información, dice, fue confirmada por Farinacci, el 18 de septiembre de 2009.
Fue entonces que decidió hacer sus maletas y decirle adiós al maltrato.
Pero, Farinacci no lo aceptó y pasados 10 meses, protagonizó una última escena que provocó la denuncia descrita.
El 14 de julio, enojado por la demanda de divorcio que entabló Liza Yajaira, la llamó a su celular para reclamarle.
Durante la discusión, salió a relucir una foto que presuntamente tiene la novia actual del legislador, y que lo muestra “inhalando una línea de perico”.
Liza Yajaira dice que la plática provocó la ira del político, que en un momento dado le manifestó: “Mámate un bi... negro”.
Acto seguido la amenazó: “Tú eres mi esposa y la persona que se atreva acercarse a ti yo la voy a matar... si te veo con alguien sabes que te voy a matar. Voy a matar a Jaime (refiriéndose a mi hermanito de 16 años), voy a matar a tu mamá y voy a matar a Fabre (refiriéndose a mi padrastro)”.
Ese día, la mujer llamó a la Policía, puso una orden de protección y el caso fue referido a fiscalía, dando pie a la declaración jurada y a que el caso fuera referido a la Oficina del Fiscal Especial Independiente (FEI).
Sin embargo, luego de buscar ayuda y exteriorizar a otros la pesadilla vivida, la mujer de 33 años de edad decidió poner punto final al patrón de maltrato al que era sometida. El pasado 15 de julio, un día después de la última escena de horror, denunció a su agresor a través de una dramática declaración jurada de 11 páginas que les hizo a las autoridades, y de la cual Primera Hora obtuvo copia. Y es que según Liza Yajaira le expresó al fiscal de distrito de Ponce, Francisco Sánchez, desenmascarar a su esposo era la única forma de seguir con vida y proteger a su familia de un hombre que “me consta que es una persona adicta a la cocaína”.
* Lee la declaración jurada completa
Decidida a romper el ciclo de la violencia que comenzó desde la etapa del noviazgo -y que no denunció antes “por el amor que sentía por él, por la vergüenza y por temor”-, la víctima detalló una serie de 14 incidentes en los que, arrebatado por el coraje, Farinacci le pegaba e incluso amenazaba de muerte.
La primera escena descrita se remonta a algún momento entre 1998 y 1999, la época en que convivía con “Luisito”, como le dice al representante del distrito de Ponce que, en aquella ocasión, tenía entre 22 y 23 años.
Contó que en ese instante se encontraba hablando con Farinacci sobre un asunto familiar cuando éste se tornó agresivo.
“Comenzó a darme con las manos abiertas, con los puños en diferentes partes del cuerpo, me halaba el pelo y arrastraba por el piso. Mientras me agredía, me manifestaba 'pendeja, cabrona', y otras malas palabras que no recuerdo”, confesó.
A preguntas del fiscal, la mujer hizo alusión a otros sucesos violentos que surgieron posteriormente -ya casados-, muchos de ellos frente a amigos y familiares del político, incluyendo a su hermano.
Una de las agresiones que más la marcaron, dijo, fue una ocasión en el 2001 en que Farinacci se molestó con ella porque le reclamó que llevara personas a quedarse en su residencia.
“Luisito se molestó y se puso bien agresivo pateándome en mi cuerpo, me empujaba y me sacaba de la casa. Me escupió la cara”, relató Liza Yajaira, que para esa época se separó de Farinacci por unos cuatro meses. Durante ese periodo, un día Farinacci se molestó con su esposa al verla hablar con un amigo peluquero de nombre Louis, al que le dio una golpiza “que lo dejó tirado en el piso lleno de sangre”.
En cambio, pasó un tiempo, Farinacci pidió perdón, se mostró “arrepentido” y vino la reconciliación. Ella, enamorada, creía en él y hasta “pensaba que era mi culpa”. Así, el patrón de separación y reconciliación se repitió en varias ocasiones.
Las declaraciones de golpizas recibidas por la mujer durante los pasados años se repiten una y otra vez en el documento legal. Incluso, alega que las escenas de violencia se trasladaron a sendos viajes que realizaron en el 2006 a República Dominicana y a San Martín. En ambas circunstancias, el hombre irrumpió en la habitación en la que la mujer dormía, la levantó a gritos y la sacó de la cama a golpes. Dijo que en una de las ocasiones huyó y se escondió en un área oscura “a llorar y a rezar para que él se tranquilizara”.
Otro momento impactante en la denuncia fue un percance ocurrido en el 2007, luego que la pareja compartiera en unas fiestas patronales. Aparentemente, Farinacci se molestó cuando su esposa le dijo que se quería ir y el desquite se llevó a cabo en el carro, frente a un ex chofer del político.
Durante el camino, “me iba agrediendo, me halaba el pelo, me daba puños en la espalda, me cogía por el cuello, me pellizcaba los cachetes...”, expresó quien, aturdida, brincó hacia el área de los pies del asiento de pasajeros y se puso en cuclillas. Allí, Farinacci seguía golpeándola, mientras el chofer trataba de evitar la agresión empujándolo con la única mano que tenía libre.
“Mientras él me agredía yo me hice las necesidades encima”, dijo quien se fue unos días de la casa, pero regresó “porque él me pidió disculpas como siempre”.
El ciclo de abuso continuó y Liza Yajaira comenzó a notar una conducta “extraña” en su esposo, quien comenzó a descuidar, incluso, su higiene.
“No se bañaba, no quería comer... escondía cuchillos en diferentes lugares de la casa. Iba cada cinco minutos al baño y me decía que tenía mal de orín y movimientos en la boca”, explicó quien tras una confidencia de una vecina y uno de los choferes supo que su esposo “estaba usando perico”. La información, dice, fue confirmada por Farinacci, el 18 de septiembre de 2009.
Fue entonces que decidió hacer sus maletas y decirle adiós al maltrato.
Pero, Farinacci no lo aceptó y pasados 10 meses, protagonizó una última escena que provocó la denuncia descrita.
El 14 de julio, enojado por la demanda de divorcio que entabló Liza Yajaira, la llamó a su celular para reclamarle.
Durante la discusión, salió a relucir una foto que presuntamente tiene la novia actual del legislador, y que lo muestra “inhalando una línea de perico”.
Liza Yajaira dice que la plática provocó la ira del político, que en un momento dado le manifestó: “Mámate un bi... negro”.
Acto seguido la amenazó: “Tú eres mi esposa y la persona que se atreva acercarse a ti yo la voy a matar... si te veo con alguien sabes que te voy a matar. Voy a matar a Jaime (refiriéndose a mi hermanito de 16 años), voy a matar a tu mamá y voy a matar a Fabre (refiriéndose a mi padrastro)”.
Ese día, la mujer llamó a la Policía, puso una orden de protección y el caso fue referido a fiscalía, dando pie a la declaración jurada y a que el caso fuera referido a la Oficina del Fiscal Especial Independiente (FEI).
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