Recientemente, he percibido mucha confusión en cuanto al caso criminal de violencia doméstica contra el legislador Luis Farinacci, lo que es sinónimo de que sus abogados han hecho un estupendo trabajo desviando la atención pública de lo realmente pertinente en cuanto a los procesos que enfrenta el legislador.
Por dicha razón, quiero decir varias cosas:
En su momento Liza Y. Rivera se querelló ante la Policía porque su esposo la amenazó a ella y a su familia con matarlos. Como parte del proceso de querella, Rivera suscribió una declaración jurada, en la que relataba haber sido víctima de terribles actos de violencia machista por parte de su esposo. La declaración sirvió de base para una investigación liderada por la Fiscal Independiente Iris Meléndez, una profesional muy seria. De esa investigación la Fiscal decidió radicar cargos de violencia doméstica por el suceso de la amenaza de muerte, que fue lo que motivó la querella, nada más. Es decir, si bien es cierto que Liza juró en un documento que su esposo la sometió a un largo y horrible patrón de violencia, la realidad es que el proceso criminal que el legislador enfrenta es por un solo suceso: el de la amenaza.
En el proceso criminal, el abogado de Farinacci sentó a declarar a personas que, según Liza juró, eran testigos de alguno de los eventos de maltrato (no relacionados con la amenaza de muerte). Tanto un chofer como una supuesta amiga negaron,en corte abierta, haber sido testigos de tales eventos. El abogado de defensa los puso a declarar para atentar contra la credibilidad de Liza. Pero, evidentemente, no lo consiguió puesto que el juez le encontró causa para juicio a su cliente en dos de los tres cargos que enfrentaba. Y es que, según ha sido reseñado en la prensa, Farinacci no ha logrado presentar prueba que refute que la amenaza de muerte, de hecho, se dio. No sólo los padres de Liza la corroboran sino que existe un mensaje de texto en el que el legislador se disculpa con su esposa y su familia. ¿ Por qué se disculpa si es cierto que no hizo lo que se le acusa? Recientemente, el legislador dejó saber que había estado bebiendo el día en que se dieron los hechos. Eso suena a justificación.
Por otra parte, el proceso ante la Cámara de Representantes es distinto al criminal. Dicho proceso se activó por una querella de los padres de Liza por la amenaza de muerte de la que fueron objeto y busca establecer violaciones éticas del legislador. Es por eso que la presidenta de la comisión de ética no permitió que el abogado del legislador pretendiera impugnar la credibilidad de Liza por cuestiones que nada tienen que ver con la amenaza de muerte. Es decir, lo que se permite en la esfera criminal (muy debidamente, puesto estamos hablando de la libertad de un ser humano) NO se permite en el ámbito legislativo puesto que son foros distintos sino que buscan sanciones distintas.
El hecho sin refutar es que tenemos a un legislador que amenazó de muerte a su esposa y los familiares de su esposa, en violación a Ley de Violencia Doméstica de Puerto Rico. Como el abogado en la esfera criminal ya anunció que el legislador escogerá un juicio por jurado (TIENE que ser porque sabe que en un tribunal de derecho la cosa pinta mal), está creando una imagen distorsionada del asunto, directito para el potencial jurado. Por eso el legislador anda de media tour, dando entrevistas, repitiendo y repitiendo, que nunca le ha puesto una mano encima a su esposa. Aja. Pero es que NO se le acusa por eso, se le acusa por amenazarla!!! ¿Eso lo ha negado? El colmo ha sido que se ha confesado sorprendido de que las mujeres feministas apoyemos a su esposa, porque él supuestamente ha colaborado con un albergue de mujeres maltratadas. ¿Qué esperaba? ¿Que le diéramos palmaditas en el hombro?
Tristes y repudiables han resultados los actos y las omisiones de los y las compañeras de Farinacci de la delegación de su partido ante la Cámara. Cobardemente, se han cobijado bajo el manto del debido proceso de ley, para proteger a su amigote, el mismo con el que bebían el día en que se dieron los hechos. Incluso, pretendieron forzar a Liza a declarar ante ellos aún cuando ella no había declarado en el caso criminal. Ellos son abogados, ellos saben más que eso. Ah, pero salieron preguntándose porque una mujer , en el caso de Liza, no quería declarar. Aja. Como si fuera tan fácil. Ahhh pero ahora resulta que el día en alegadamente se dio la amenaza de muerte Farinacci había estado bebiendo con ellos. ¡Que verguenza me dan!
Tristes y repudiables han resultados los actos y las omisiones de los y las compañeras de Farinacci de la delegación de su partido ante la Cámara. Cobardemente, se han cobijado bajo el manto del debido proceso de ley, para proteger a su amigote, el mismo con el que bebían el día en que se dieron los hechos. Incluso, pretendieron forzar a Liza a declarar ante ellos aún cuando ella no había declarado en el caso criminal. Ellos son abogados, ellos saben más que eso. Ah, pero salieron preguntándose porque una mujer , en el caso de Liza, no quería declarar. Aja. Como si fuera tan fácil. Ahhh pero ahora resulta que el día en alegadamente se dio la amenaza de muerte Farinacci había estado bebiendo con ellos. ¡Que verguenza me dan!
Es triste, y repudiable, también, que los abogados, para defender bien a sus clientes, dependan de los prejuicios y exacerben el desconocimiento de una sociedad sobre las consecuencias psicológicas de la violencia doméstica. He escuchado al abogado en la esfera criminal decir cosas ciertamente cuestionables desde una perspectiva de género, haciendo generalizaciones peligrosas y contribuyendo a un imaginario estereotipado sobre cómo debe ser o dejar de ser una víctima de violencia machista. Eso, pudiera ser, le gane el caso ante un jurado. Ojalá que no.
Yo confio en la sensibilidad, en el compromiso y solidaridad de las mujeres y hombres que conformarán ese jurado. Uno que trascienda los límites que el machismo nos han impuesto a todas y todos, pero que por largos años muchas personas hemos venido combatiendo.
Yo le creo a Liza, como le creo a todas las mujeres VALIENTES que un día pudieron y se atrevieron a decir ¡BASTA!
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