2011 ha comenzado mal para las mujeres de Puerto Rico. Y no sólo por las muertes por violencia machista. Triste por demás el asesinato de Nadiuska, madre trabajadora asesinada en un intento de robo en un Burger King, cuyos directivos se negaron a cerrar, a pesar del asesinato. Ante las críticas, la representante de Burger King afirmó que no dejaron la tienda abierta con intención de ofender. Por supuesto que no. La dejaron abierta con intención de VENDER whoppers embarrados de mayonesa barata, papas fritas rebosantes de colesterol del malo, y apple pies recalentados. ESO es lo ofensivo. Gracias Burger King por demostrarnos con hechos que tus empleadas y empleados te importan menos que el mísero salario que les pagas.
Afortunadamente, Puerto Rico todavía llora a sus más desventajadas. Y existimos personas que nos negamos a olvidar y retomar con normalidad nuestras vidas, luego de enterarnos de desgracias ajenas que, al final, ni tan ajenas resultan. Todavía tenemos país, aunque algunas personas, naturales y jurídicas, se empeñen en desanimarnos.
10 Enero 2011
Buscapié
Rafael Acevedo
Buscapié
Rafael Acevedo
En la madrugada, hace un rato, estaban preparando el desayuno. Insípido y veloz.n El autor es escritor.
Como lo prefiera el cliente, aunque lo que prefieran los que están esta mañana
en la ventanilla del servicarro es dinero, rápido. La mujer que sirve los
pálidos revoltillos también quiere y necesita dinero. Por eso está ahí, como en
una fábrica del siglo XIX, muy temprano en su trabajo.
Esta mujer de 26
años habrá visto el cañón apuntando. Habrá tratado de cerrar la ventanilla en un
gesto intuitivo. Los tipos que prefieren unos pesos a la vida disparan. En el
lado izquierdo del pecho, esta mujer que seguramente preferiría una vida digna y
plena, siente que todo se escapa.
Sin embargo, parece que esa cadena de
servicio es necesaria para que el mundo siga girando. Imaginemos el caos.
Recogen a la mujer herida. Los asesinos escapan en busca de otro lugar para
robarse unos pesos. La sangre habrá manchado el suelo. Se la llevan y algún
empleado o un eficiente gerente pasa un mapo y buenos días dígame su orden.
Yo quiero que se detengan. Que me den aunque sea unos minutos de su
tiempo. Una mujer acaba de ser baleada frente a tus ojos. Es un ser humano que
ve como se escapa la vida. Y no hay dinero en el mundo, ni siquiera ese mínimo
federal que cobras, que te confiera la frialdad de limpiar la escena de un
asesinato, y por esa misma ventanilla servirle al próximo cliente lo que quiera.
Quiero que pares la cadena. Lo prefiero a continuar sobreviviendo como
si esto fuera normal. Prefiero no acostumbrarme a que la vida no vale nada. No
hay modo de ponerle precio a un ser humano. En apenas una semana del nuevo año
han asesinado a 22. Prefiero no acostumbrarme a esto.
Prefiero que me
repugne el asesinato. Quiero amar la vida y respetarla. Me niego a tomar tu
orden.
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