Las mujeres al frente
Son ellas la clave para evitar que la ayuda llegue al mercado ilegal
Varias mujeres reciben sacos de arroz para alimentar a sus familias. Son ellas las encargadas de velar porque la ayuda cumpla su propósito.
Puerto Príncipe, Haití – Las mujeres son la clave que parecen haber encontrado los responsables de la repartición de ayuda internacional a los damnificados haitianos, para que los alimentos que entregan lleguen a la mayor cantidad de personas y no terminen en el mercado ilegal.
En un recorrido que hizo ayer El Nuevo Día por algunos de los principales puntos de distribución de alimentos, las largas filas eran sólo de mujeres. Los hombres, en cuanto se aproximaban a las filas, recibían una clara orden: “atraviese la calle, váyase al otro lado”.
En el estadio de fútbol las filas avanzaban por dos lados, rumbo a las puertas principales, custodiadas por los cascos azules de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y soldados estadounidenses.
Pese a las extensas filas, y salvo esporádicos reclamos, las mujeres con su boleto en mano -con el color del día-, mantenían orden, y hasta alegraban el ambiente con risas, o como hizo un trío de jovencitas, lanzaban una andanada de piropos a un casco azul argentino que no le quedó otro remedio que sonreír de vuelta.
“Ellas arman menos desorden. Y como generalmente son las que están al frente de las familias, hay más oportunidad de que cada ayuda llegue a cada familia”, explicó Björn Schranz, representante de la organización ACTED que velaba por la entrega de sacos de arroz en el estadio.
En total están atendiendo allí un promedio de 1,700 familias cada día, las que están representadas por una mujer. Cada una de ellas recibía un saco de arroz, que ayer en la mañana provenían de Francia. Se lo montaban sobre la cabeza para llevarlo a los suyos.
“Calculamos que cada saco llega a unas cinco personas, que son unos 8,000 beneficiarios”, evaluó Schranz.
En el sector de Carrefour, en el área contigua a los muelles, también hubo entrega de alimentos. Allí, también las mujeres eran las que recibían el preciado saco de arroz, que en ese caso, por ser de 50 kilos, se lo entregaban a dos mujeres para que llegara a dos familias.
La entrega de los sacos de arroz, también vigilada por los cascos azules y soldados estadounidenses, era parte de la gestión de la organización ADRA (Agencia Adventista de Ayuda para el Desarrollo, en inglés) que forma parte del Programa Mundial de Alimentos.
“Estamos entregando los sacos sólo a mujeres, para evitar que haya corrupción, y que vayan al mercado ilegal, como ya lo hemos visto”, dijo Kelvin Rivas, coordinador de la repartición de ayuda.
El coordinador explicó que cada saco entregado debía alcanzar para alimentar a una familia por unos 15 días.
Un grupo de voluntarios haitianos también colaboraba en la organización de las filas, en una muestra de que la población local se va integrando cada vez más a la repartición de la asistencia foránea. Rivas comentó que el grupo de voluntarios haitianos estaba recibiendo dos comidas al día (desayuno y almuerzo), pero no recibían compensación monetaria.
1 comentario:
O hacer cosas inteligentes como las
planteadas en
endemismotrasnochado o alcantarillaalquimica, pues la comida, el agua en botellitas no son eternos...Suerte y exito.
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