Decidí ver la película The Social Network porque: a) la interesante crítica de Lawrence Lessig despertó mi curiosidad, b) siempre he respetado a Aaron Sorkin (el escritor de The West Wing y de esta película) y c) utilizo constantamente la red social Facebook.
Lo mío no es hacer crítica de cine. En una frase puedo decir que la película me gustó, me tuvo entretenida las dos horas que duró y que sonreí en más de una ocasión, sobre todo con el final tan espléndido que tiene. Ahora bien, la razón por la que escribo sobre la película aquí es sencillamente porque me tomó por sorpresa el seximo que permea toda la película. No sólo nos topamos con cuanto estereotipo femenino podamos pensar (la mujer inteligente que es caracterizada como una bicha, la mujer fácil que tiene sexo con los chicos populares, la novia celosa y pshyco...) sino que la película entera está repleta de imagenes problemáticas, hombres que le miran el trasero a sus empleadas, mujeres universitarias que llegan en un party bus a una fiesta de hombres para orgías, una ausencia total de mujeres en las cuestiones importantes, con la excepción (y supongo que no debo quejarme) de dos abogadas.
Salí un poco trastonarda del cine sinceramente no porque estuviera ofendida (aunque ya al final de la película reconozco que me sudaron un poco las manos) sino porque no entendía el motivo/razón o circunstancias que motivara una construcción cinematográfica tan penosa desde una perspectiva de género. Como les dije arriba, conozco a Sorkin como un gran escritor pero también como una persona con la piel muy finita cuando se le critica. Yo solía escribir en un foro de discusión sobre The West Wing. En alguna ocasión, la moderadora quien también hacía resúmenes de los episodios criticó muy duramente a Sorkin por un episodio particularmente malo y la respuesta de Sorkin fue súper agresiva tanto así que hasta nos dedicó un episodio de The West Wing a la moderadora y a los/as foristas, dónde nos pintó bajo una luz muy negativa . Con ese conocimiento, hoy desperté convencida de que no podía ser yo la única que hubiese reparado en las macharranerías de la película y hoy, gracias a google, confirmé que, en efecto, esto ha sido un issue en la crítica en Estados Unidos, sobre todo la crítica alternativa y bloguera. (Muy mal por Lessig que ni pestañeó al respecto)
Y conociendo a Sorkin..... por supuesto que tuvo que contestarla. Aquí está lo que escribió:
Believe me, I get it. It’s not hard to understand how bright women could be appalled by what they saw in the movie but you have to understand that that was the very specific world I was writing about. Women are both prizes an equal [sic - "prizes and equals", I think]. Mark’s blogging that we hear in voiceover as he drinks, hacks, creates Facemash and dreams of the kind of party he’s sure he’s missing, came directly from Mark’s blog. With the exception of doing some cuts and tightening (and I can promise you that nothing that I cut would have changed your perception of the people or the trajectory of the story by even an inch) I used Mark’s blog verbatim. Mark said, “Erica Albright’s a bitch” (Erica isn’t her real name–I changed three names in the movie when there was no need to embarrass anyone further), “Do you think that’s because all B.U. girls are bitches?” Facebook was born during a night of incredible misogyny. The idea of comparing women to farm animals, and then to each other, based on their looks and then publicly ranking them. It was a revenge stunt, aimed first at the woman who’d most recently broke his heart (who should get some kind of medal for not breaking his head) and then at the entire female population of Harvard.
More generally, I was writing about a very angry and deeply misogynistic group of people. These aren’t the cuddly nerds we made movies about in the 80’s. They’re very angry that the cheerleader still wants to go out with the quarterback instead of the men (boys) who are running the universe right now. The women they surround themselves with aren’t women who challenge them (and frankly, no woman who could challenge them would be interested in being anywhere near them.)
And this very disturbing attitude toward women isn’t just confined to the guys who can’t get dates.
I didn’t invent the “F–k Truck”, it’s real–and the men (boys) at the final clubs think it’s what they deserve for being who they are. (It’s only fair to note that the women–bussed in from other schools for the “hot” parties, wait on line to get on that bus without anyone pointing guns at their heads.)
These women–whether it’s the girls who are happy to take their clothes off and dance for the boys or Eduardo’s psycho-girlfriend are real. I mean REALLY real. (In the case of Christy, Eduardo’s girlfriend so beautifully played by Brenda Song, I conflated two characters–again I hope you’ll trust me that doing that did nothing to alter our take on the events. Christy was the second of three characters whose name I changed.)
I invented two characters–one was Rashida Jones’s “Marylin”, the youngest lawyer on the team and a far cry from the other women we see in the movie. She’s plainly serious, competent and, when asked, has no problem speaking the truth as she sees it to Mark. The other was Gretchen, Eduardo’s lawyer (in reality there was a large team of litigators who all took turns deposing witnesses but I wanted us to become familiar with just one person–a woman, who, again, is nobody’s trophy).
And Rooney Mara’s Erica’s a class act.
I wish I could go door to door and make this explanation/apology to any woman offended by the things you’ve pointed out but obviously that’s unrealistic so I thought the least I could do was speak directly to you.
Esto fue escrito por Sorkin respondiendo al comentario de una participante en un blog. (O sea, el hombre sigue pendiente a lo que se dice en los foros cibérneticos sobre él). Cuando lei la contestación del escritor me sentí algo convencida, hasta que seguí leyendo a personas aclarando que el escritor exageró bastante y que él empeoró el sexismo de los intercambios entre los personas para lograr mayor dramatismo. No me sorprendería que eso fuera cierto, aunque es ya resulta innegable que existe una sólida base fáctica en cuanto a las conductas misóginas del creador de Facebook (en efecto, corroboré que el blog en dónde insultaba a una ex en efecto existió). Si acaso, agradezco a Sorkin que desnude que la macharranería existe en todos los niveles, incluyendo los pasillos de Harvard.
Lo mío no es hacer crítica de cine. En una frase puedo decir que la película me gustó, me tuvo entretenida las dos horas que duró y que sonreí en más de una ocasión, sobre todo con el final tan espléndido que tiene. Ahora bien, la razón por la que escribo sobre la película aquí es sencillamente porque me tomó por sorpresa el seximo que permea toda la película. No sólo nos topamos con cuanto estereotipo femenino podamos pensar (la mujer inteligente que es caracterizada como una bicha, la mujer fácil que tiene sexo con los chicos populares, la novia celosa y pshyco...) sino que la película entera está repleta de imagenes problemáticas, hombres que le miran el trasero a sus empleadas, mujeres universitarias que llegan en un party bus a una fiesta de hombres para orgías, una ausencia total de mujeres en las cuestiones importantes, con la excepción (y supongo que no debo quejarme) de dos abogadas.
Salí un poco trastonarda del cine sinceramente no porque estuviera ofendida (aunque ya al final de la película reconozco que me sudaron un poco las manos) sino porque no entendía el motivo/razón o circunstancias que motivara una construcción cinematográfica tan penosa desde una perspectiva de género. Como les dije arriba, conozco a Sorkin como un gran escritor pero también como una persona con la piel muy finita cuando se le critica. Yo solía escribir en un foro de discusión sobre The West Wing. En alguna ocasión, la moderadora quien también hacía resúmenes de los episodios criticó muy duramente a Sorkin por un episodio particularmente malo y la respuesta de Sorkin fue súper agresiva tanto así que hasta nos dedicó un episodio de The West Wing a la moderadora y a los/as foristas, dónde nos pintó bajo una luz muy negativa . Con ese conocimiento, hoy desperté convencida de que no podía ser yo la única que hubiese reparado en las macharranerías de la película y hoy, gracias a google, confirmé que, en efecto, esto ha sido un issue en la crítica en Estados Unidos, sobre todo la crítica alternativa y bloguera. (Muy mal por Lessig que ni pestañeó al respecto)
Y conociendo a Sorkin..... por supuesto que tuvo que contestarla. Aquí está lo que escribió:
Believe me, I get it. It’s not hard to understand how bright women could be appalled by what they saw in the movie but you have to understand that that was the very specific world I was writing about. Women are both prizes an equal [sic - "prizes and equals", I think]. Mark’s blogging that we hear in voiceover as he drinks, hacks, creates Facemash and dreams of the kind of party he’s sure he’s missing, came directly from Mark’s blog. With the exception of doing some cuts and tightening (and I can promise you that nothing that I cut would have changed your perception of the people or the trajectory of the story by even an inch) I used Mark’s blog verbatim. Mark said, “Erica Albright’s a bitch” (Erica isn’t her real name–I changed three names in the movie when there was no need to embarrass anyone further), “Do you think that’s because all B.U. girls are bitches?” Facebook was born during a night of incredible misogyny. The idea of comparing women to farm animals, and then to each other, based on their looks and then publicly ranking them. It was a revenge stunt, aimed first at the woman who’d most recently broke his heart (who should get some kind of medal for not breaking his head) and then at the entire female population of Harvard.
More generally, I was writing about a very angry and deeply misogynistic group of people. These aren’t the cuddly nerds we made movies about in the 80’s. They’re very angry that the cheerleader still wants to go out with the quarterback instead of the men (boys) who are running the universe right now. The women they surround themselves with aren’t women who challenge them (and frankly, no woman who could challenge them would be interested in being anywhere near them.)
And this very disturbing attitude toward women isn’t just confined to the guys who can’t get dates.
I didn’t invent the “F–k Truck”, it’s real–and the men (boys) at the final clubs think it’s what they deserve for being who they are. (It’s only fair to note that the women–bussed in from other schools for the “hot” parties, wait on line to get on that bus without anyone pointing guns at their heads.)
These women–whether it’s the girls who are happy to take their clothes off and dance for the boys or Eduardo’s psycho-girlfriend are real. I mean REALLY real. (In the case of Christy, Eduardo’s girlfriend so beautifully played by Brenda Song, I conflated two characters–again I hope you’ll trust me that doing that did nothing to alter our take on the events. Christy was the second of three characters whose name I changed.)
I invented two characters–one was Rashida Jones’s “Marylin”, the youngest lawyer on the team and a far cry from the other women we see in the movie. She’s plainly serious, competent and, when asked, has no problem speaking the truth as she sees it to Mark. The other was Gretchen, Eduardo’s lawyer (in reality there was a large team of litigators who all took turns deposing witnesses but I wanted us to become familiar with just one person–a woman, who, again, is nobody’s trophy).
And Rooney Mara’s Erica’s a class act.
I wish I could go door to door and make this explanation/apology to any woman offended by the things you’ve pointed out but obviously that’s unrealistic so I thought the least I could do was speak directly to you.
Esto fue escrito por Sorkin respondiendo al comentario de una participante en un blog. (O sea, el hombre sigue pendiente a lo que se dice en los foros cibérneticos sobre él). Cuando lei la contestación del escritor me sentí algo convencida, hasta que seguí leyendo a personas aclarando que el escritor exageró bastante y que él empeoró el sexismo de los intercambios entre los personas para lograr mayor dramatismo. No me sorprendería que eso fuera cierto, aunque es ya resulta innegable que existe una sólida base fáctica en cuanto a las conductas misóginas del creador de Facebook (en efecto, corroboré que el blog en dónde insultaba a una ex en efecto existió). Si acaso, agradezco a Sorkin que desnude que la macharranería existe en todos los niveles, incluyendo los pasillos de Harvard.
En fin, ojo al pillo.
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