Evidentemente, como sabemos, el mundo de la academia, sobre todo en algunas áreas del saber más que en otras, todavía es un mundo que reproduce la discriminación por género, los estereotipos y que tiene techo de cristal; un mundo en el que las relaciones de poder no son tan patentes pero en el que las mujeres sufrimos la discriminación solapada. El problema de la discriminación por género -está dicho hasta el cansancio- es un asunto relaciones de poder, en el que las prácticas de desigualdad y violencia que se repoducen en todos los micro-escenarios y la academia no está exenta.
Hoy llega a mi atención este blog que detalla anécdotas y experiencias sobre lo que significa ser/cómo se siente ser, una mujer en el mundo de la filosofía: What is like to be a woman in philosophy?. Examinándo el blog no pude sino pensar en la cantidad de anécdotas que una tendría para contar sobre lo que experimentamos y vivimos las mujeres en el mundo del Derecho, en particular, el mundo de la academia jurídica. Se me ocurre que tal vez es hora urgente (sobre todo a falta de reuniones de facultad y de mecanismos institucionales para una gobernanza democrática universitaria), hacer un blog (como este por ejemplo), sobre lo que experimenta(mos) las mujeres profesoras de Derecho: Tal vez ya es hora de hablar abiertamente sobre ¿Qué significa ser profesora de Derecho? y desentrañar las prácticas poco cuestionadas, normalizadas y encubiertas, que no permiten relaciones de equidad y respeto en el mundo de la academia jurídica.
No tengo la menor duda de que habría mucho material para colgar en el blog, pero además, habría mucho que discutir y debatir sobre el tema. Quizá un blog sea la forma, no se, para develar lo que se invisibiliza y no parece evidente, lo que es muy dificil de demostrar y denunciar; quizá ya es tiempo (nunca es tarde) de hablar del asunto abiertamente y sin censuras indirectas, con miras a eliminar de raíz esas prácticas silentes y hasta normalizadas, pero que no por ello dejan de ser discriminatorias y violentas de parte de quienes tienen poder.
Y como muestra de lo que el blog contendría, se me ocurren algunas preguntas, a manera de antesala, solo como muestra de lo que podría ser tema del blog:
-¿será que ser profesora de Derecho significa enfrentarse a un cuerpo evaluador compuesto por hombres que se sienten con el derecho, la impunidad e inmunidad de decirle a la profesora a quien evalúa, que su carácter es muy débil o que es muy emocional? ¿o, por el contrario, que su problema es que es MUY fuerte de carácter?
-¿será que ser profesoras de Derecho puede acaso implicar que profesores, hombres todos, del cuerpo evaluador con poder sobre las profesoras, se sientan con el derecho absoluto de indagar, comentar y prescribir sobre el curso que debe seguir la vida personal de éstas, a manera casi de advertencia, con implicaciones sobre las decisiones institucionales que recomendará?
-¿será acaso que ser profesora de Derecho puede significar tener que soportar que un miembro de un Comité de Personal pueda hacerle un comentario impropio sobre su atuendo, sobre cómo está vestida y, más aún, hacerle el comentario sobre lo ‘bien vestida’ que está y agregue: “Yo creo que estás enamorá”?
-¿será que ser profesora de derecho puede implicar que se le considere discriminatoriamente y sin un derecho igual a la hora de repartir los escasos recursos en tiempos de crisis?
-¿será acaso que ser profesora mujer en una facultad de derecho implique que en reuniones de facultad se les mande a callar y se le diga “pero vas a seguir?!” o se le amenace directamente si continúa hablando?
-¿será que ser profesora de Derecho pueda acaso implicar que en el proceso presencial de evaluación de un curso sobre Derechos sexuales y reproductivos, quien evalúa (hombre, profesor, con poder) intervenga en la clase de la profesora cuando se discute el tema del derecho a interrumpir un embarazo, y la interrumpa y le pida a los y las estudiantes del curso que imaginen ser feto Y mujer, para poder analizar si debe o no proceder el derecho al aborto?
-¿será que ser profesora de derecho puede implicar que los profesores hombres se sientan con el poder de ningunear el trabajo académico de una profesora y dirigirse a ella con violencia discursiva como jamás se atreverían a dirigirse a un colega hombre?
-¿será que ser profesoras de derecho pueda implicar que las decisiones institucionales y el ‘tomarle el pulso’ a cómo la facultad opina, se haga a puertas cerradas y en reuniones en las que las profesoras mujeres están excluídas, porque su opinión y criterio parece no contar?
Sería un buen blog, tal vez debamos hacerlo pronto, muy pronto…
Como mujer, feminista y abogada no puedo menos que sentirme muy preocupada por lo que pretende limitar los trabajos de las mujeres profesoras en el mundo de las escuelas de derecho de Puerto Rico. Viene siendo hora de que trabajemos estos problemas, desde la solidaridad y el activismo.
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