viernes, 2 de julio de 2010

Las mujeres nos llevamos la peor parte


Nelly Camille López Gutiérrez, Estudiante de Ingeniería, UPR Mayaguez. Perdió el conocimiento por 10 minutos a causa de los golpes recibidos. [Foto de Teresa Canino/Primera Hora]

Relato de Gabriela, estudiante de la UPR Derecho

Gabriela Camacho relata cómo los policías le cayeron a palos en el Capitolio
viernes, 2 de julio de 2010
Rosita Marrero / Primera Hora

Parecen cuentos de horror, pero son relatos reales de lo que les ocurrió a los cientos de estudiantes y manifestantes que querían hacer valer su derecho a presenciar la labor de nuestros legisladores en la última sesión del año fiscal en momentos en que se discutían importantes y sensitivas medidas cuya aprobación serían de impacto para todos.

"Me dieron bien duro. Después de la bola de gases, yo estaba frente al Capitolio. Veo a todo el mundo replegándose y corro a sacar gente. Había mucha gente que no podía respirar por el gas pimienta y el lacrimógeno, porque era una nube, y yo estaba respirando, dentro de lo que podía", relató Gabriela Camacho, estudiante de la Escuela Derecho.

Al momento de esta entrevista, Grabiela estaba literalmente "molida" por la tunda de macanazos que recibió de forma brutal por parte de cerca de 15 a 20 policías de la Fuerza de Choque que se le abalanzaron encima.

"Fui a asistir a algunos compañeros que veía que seguían llegando quemados por el gas pimienta, que no podían ver e incluso uno de los periodistas, José Esteves. Voy y busco una solución Seattle, una mezcla de agua y jabón para neutralizar el pepper spray", dijo.

"Estoy tratando de identificar a mis compañeros y después que se repliega todo el mundo, llegaba como un escuadrón de la Fuerza de Choque frente al Capitolio. Empiezan a llegar compañeros para tratar de hacer una línea frente a ellos. Veo una muchacha que está sentada frente a ellos. No puede ver por el pepper spray, la trato de convencer de que se vaya donde están echando agua y ayudando a la gente y mientras estoy hablando con ella, que la logro parar, miro hacia el frente y todo ese escuadrón de la fuerza de choque vino hacia mí", continuó.

"Me entraron a macanazos. Me resbalé. Caí al piso y lo próximo que sé es que tengo como 15, 20 ó 25 miembros de la Fuerza de Choque encima de mí. Mi cámara salió volando. La veo entre las botas de ellos. Estoy tratando de pararme, diciéndoles que me dejen parar para irme, porque lo que me están diciendo es que me vaya, pero no me dejan ir y me pongo en posición fetal. Me tapo la cara y por eso, la mayoría de los golpes fueron en las piernas y en la cadera", relata.

"En medio del revolú de guardias, un compañero trata de salvarme. Se me tira encima a taparme, para que los golpes le den a él, hasta que yo logro arrastrarme y salir y ese hombre que me salvó la vida, ¿sabes quién es? Sí. Roberto Thomas", indicó refiriéndose a uno de los estudiantes a cargo de Radio Huelga.

"Me halan unos compañeros. Me logro parar. Estoy aturdida por lo que acaba de pasar, cuando veo a la Policía Montada que viene hacia nosotros. Corrimos. Yo casi no puedo correr por los gases lacrimógenos y los golpes, y así seguimos corriendo hasta llega a la Plaza Colón. Los compañeros me gritan: ‘Corre. Corre’. Yo casi no puedo correr. Tenía dos amigos ayudándome, porque no podía. Cuando corríamos, huyendo, nos gritábamos para decir dónde nos íbamos a encontrar. Yo lo que hacía era mirar dónde meterme y lo único que había eran uvas playeras. Pensé en meterme debajo de un carro, pero no había nada", recordó.

Se encontraban en la Plaza Colón, relata Gabriela, y de momento ven que llega un escuadrón de la Fuerza de Choque.

"Se ponen las máscaras que usan cuando van a lanzar gases lacrimógenos. Nos mantuvimos tranquilos. Hicimos un pequeño piquete en la plaza. Había mediadores del Colegio Abogados que hablaron con ellos, porque estábamos en una plaza. ¡Era el colmo que nos sacaran de una plaza! Eventualmente la Fuerza de Choque se fue. Llegó el doctor Eduardo Ibarra y fue evaluando a todos los que estábamos golpeados, verificando los pulmones que no estuvieran muy afectados por los gases. Nos explicó las medidas a tomar. Fui llamando a los compañeros que fueron golpeados para que el médico los viera", indicó.

Grabiela, quien está llena de moretones, apenas se podía levantar ayer, por el dolor que le provocaron los golpes.


Relato de Rachel, estudiante de Trabajo Social

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