jueves, 16 de julio de 2009

Sobre el mito de la "imparcialidad"

Las preguntas de los senadores que pasan juicio sobre la nominación de la Jueza Sonia Sotomayor al Tribunal Supremo de los Estados Unidos han hecho hincapié en indagar si Sotomayor es capaz o no de ser "imparcial", y echar a un lado sus experiencias de vida como mujer y latina. A ratos, la audiencia parecería ser una competencia entre republicanos y demócratas, los primeros negando dicha imparcialidad de la jueza y los segundos, defendiéndola. Nadie, hasta ahora, ha expresado, a) que la "imparcialidad" es imposible y b) que aún si fuera posible, no es eso lo que queremos de un juez o de una jueza. Si el propósito judicial es "hacer justicia" (como tanto nos repiten una y otra vez) tenemos que desmitificar la idea de que la "la justicia es ciega". Las preocupadas por este tema tenemos que aprovechar el espacio para hablar de estas cosas (aunque ello signifique problematizar las expresiones de la propia Sotomayor).

La feminista posmoderna Iris Young en su ensayo The Ideal of Impartiality and the Civic Public nos dice:

... the ideal of impartiality in moral theory expresses a logic of identity that seeks to reduce differences to unity. The stances of detachment and dispassion that supposedly produce impartiality are attained only by abstracting from particularities of situation, feeling, affiliation, and point of view. These particularities still operate, however, in the actual context of action. Thus the ideal of impartiality generates a dichotomy between universal and particular, public and private, reason and passion. It is, moreover, an impossible ideal, because the particularities of context and affiliation cannot and should not be removed from moral reasoning. Finally, the ideal of impartiality serves ideological functions. It masks the ways in which the particular perspectives of dominant groups claim universality, and helps justify hierarchical decisionmaking structures.

The ideal of impartial moral reason corresponds to the Enlightenment ideal of the public realm of politics as attaining the universality of a general will that leaves difference, particularity, and the body behind in the private realms of family and civil society [...]


Les sugiero, además, que lean esta entrada del blog de la amiga Erika Fontánez Torres.

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