jueves, 23 de abril de 2009

Élida era una de nosotras

Esta mañana colgué la desgarradora noticia del asesinato de Elida Rios Montañez, la quinta mujer asesinada por su pareja en lo que va de año en Puerto Rico. Curiosamente, hace apenas un rato asistí a la presentación del libro La Masculino En Evidencia Investigaciones sobre la Masculinidad, editado por el Dr. José Toro Alfonso. Entre los ensayos, me llamó la atención la ausencia de algún trabajo investigativo que especialmente tratara qué identidad o identidades masculinas conducen a determinado hombre asesinar a determinada mujer. Es imperativo que esa identidad, o tal vez representación de lo que significa ser hombre en Puerto Rico, se estudie para erradicar mitos y, también, obligarnos a enfrentar unas realidades que tal vez requieran que, como feministas, nos replanteemos posiciones.

Al salir de la presentación, me topé con la terrible portada de Primera Hora. No había visto esa foto, y verla me trastornó mucho. Le pregunté a mi acompañante si habría alguién en Puerto Rico que pudiera ver esa foto y no alarmarse. Me contestó que sí.

La foto nos invita, una vez más, a preguntarnos cuál rol -si alguno- juega la fotografía a la hora de denunciar males sociales. La foto del cuerpo de Elida, solo y desolado, víctima de la ola de feminicidios en Puerto Rico, nos debe llevar no sólo a conmovernos sino también a denunciar la violencia en contra de nosotras. Que el horror no sea pasajero, que el horror nos lleve a la acción, que el horror nos lleve a exigir la paz para todas y cada una de nosotras.

Sobre ello....

Habla la fotoperiodista: Ante mis ojos ella no es un número más

Teresa Canino/ Primera Hora

Se llamaba Élida y tenía mi edad; treinta años. Su súbita y violenta muerte ayer todavía me inquieta. Su rostro de agonía y desespero atrapado entre un poste y un generador de electricidad es en todo lo que he podido pensar en estas últimas veinticuatro horas.

Murió a manos de su compañero, quien se supone que la quiera y la proteja. En una avenida concurrida en Carolina en horas de la tarde su cuerpo yació de rodillas y descubierto por más de dos horas ante el asombro de muchos y frente a las autoridades.

La imagen que tomé durante la difícil cobertura de esta escena, ha causado revuelo y discusión en casi todos los foros del país. Cumplió su cometido. El público ha reclamado respeto a sus familiares ante su dolor, acción a las agencias pertinentes, castigo para su agresor y ha cuestionado su publicación en nuestro diario. Todas las reacciones de coraje que provoca esta imagen tienen validez. Todos los señalamientos del público tienen sentido por la desgarradora escena.

Nuestro trabajo, el de los fotoperiodistas que plasmamos en fotografías la realidad de nuestro país, siempre ha sido duro y difícil de entender para muchos. Hay momentos llenos de optimismo y celebración pero hay otros, como el de ayer, que te carcomen por dentro. Mi responsabilidad, igual que la de mi compañera reportera, era la de no dejar pasar la muerte de Elida por desapercibida. Es fácil hablar de cifras, señalar víctimas y realizar marchas en contra de la violencia hacia la mujer. Difícil es capturar una imagen, digerirla y golpearnos con la cruda realidad de la violencia de género en Puerto Rico. Vemos la foto y ciertamente nos afecta. Altera nuestra paz, provoca sentimientos de furia indescriptibles.

Son cinco mujeres en lo que va del año, pero ante mis ojos, Élida no es un número más, sino la muestra de que este país no puede seguir dándole la espalda al problema de la violencia doméstica que lo arropa.

Ni una mujer más.


Fuente: Primera Hora

3 comentarios:

Rafael dijo...

Saludos:
La foto me dio un golpe al verla, fue una tristeza inmediata. Soy policía y hace años mientras patrullaba nos encontramos una pareja donde el marido tenía a su pareja contra una verja y la estaba golpeando. Al ver que corríamos hacia el, se quedo tranquilo y se dejo arrestar sin forcejeos. La perjudicada al ver que lo esposamos comenzó a llorar y nos solicito que lo soltáramos que ella no tenia ningún interés, nosotros no lo permitimos y llevamos el caso al tribunal y todo termino en una orden de protección y terminamos soltando al abusador y para colmo recientemente le habían quitado una pistola por la misma situación. No creo que sea necesario exponer esa crueldad a diario con fotos, pero es necesario que nos den ese llamado para que despertemos y reaccionemos a las atrocidades que ocurren a diario. Como policía veo y me entero de muchas cosas que ocurren y me pregunto porque estamos tan deshumanizados. La violencia domestica se alimenta de muchas maneras, es la educación desde lo mas básico lo que se necesita para combatir ese monstruo.

Verónica Rt dijo...

Gracias Rafael por tu comentario. Me parece sumamente importante el punto de vista del cuerpo policiaco en los casos de violencia doméstica, se habla mucho de protocolos, estrategias y medidas necesarias para prever los feminicidios pero todavía queda mucho camino por recorrer. Gracias por ser un policía sensible y comprometido.

Anónimo dijo...

Me siento un tanto aliviada al saber que el caso ha sido resuelto con un cierto grado de prontitud. El asesino de Elida se enfrenta a una larga sentencia. Esto no le devolvera la vida a Elida y su caso se recordara como uno triste pero se hizo justicia.