viernes, 10 de agosto de 2012

Del perdón, el miedo y la marcha del domingo


POR   | 10 DE AGOSTO DE 2012 

Hay marcha el domingo. Hay marcha y convocan las “víctimas del crimen”. ¿Qué víctimas? Pues los que hemos perdido a seres queridos en esta tierra. Pero, si yo perdí a mi hijo, y me enteré viéndolo en las noticias de madrugada, por qué es que me zumba en el oído y en las cienes la pregunta de los 64 mil chavitos ¿por qué no me siento convocada, llamada a acudir, a la marcha del domingo?
Ese día trágico, el día en que todos los árboles detuvieron la danza de las hojas, hubo quien me preguntó, “Sarahi, ¿qué quieres que hagamos con los asesinos de Camilo? En la respuesta que le di a esa persona encuentro hoy la respuesta a la pregunta anterior. Le dije que nada. Nada podría borrar esa pérdida. Que ahora me tocaría trabajar a mí con el dolor y con mi capacidad de perdonar.
Quienes convocan a la marcha del domingo, la llamada marcha “Basta Ya”, lo hacen por una trapo de campaña de Fortuño de cara al referéndum que pretende quitarnos los derechos de fianza a todos (pues todos somos potenciales acusados) y reducirnos nuestra representación en la legislatura.
Reflexionando así también constato que el amor puede muchas cosas, pero que el miedo lo puede también. Fortuño montó su campaña en la ciudadanía que teme por su seguridad. También en la violencia desafiante, contenida en los dedos del corazón de dos acusados por la muerte del disc-jockey.
Con eso, algunos van a marchar el domingo al compás del miedo, pero embelesados además con el marasmo ese que oí decir al tal Romero, “representante de las víctimas del crimen”, cuando en entrevista radial se le zafó decir (o quizás así lo piensa) que “ya es hora de que se eleve a rango constitucional el derecho de las víctimas del crimen”. De nuevo la gimnasia haciéndose pasar por la magnesia. De nuevo el miedo usurpando el lugar del perdón, del civismo y de la Razón (sí, con mayúscula).
Por estar hermanada en la pérdida con Romero y otros que han servido como “exhibit” para justificar las enmiendas propuestas, puedo intuir la rabia y desasosiego que lo embarga. Pero, no es lo mismo. No es lo mismo perdonar que vengarse. No es lo mismo informarse que desinformar. No es lo mismo perder un hijo que representar el dolor de todos los que también los perdimos. No es lo mismo redimir la pérdida sudando día a día con organizaciones que asisten directamente a las víctimas, y otras que abogan por otro Puerto Rico posible, que autoproclamarse -o mediante “dedocracia”- o erigirse como facsímil razonable del dolor de todos.
Tengo que decir NO EN MI NOMBRE.
Son victimarios aquellos que por el miedo, el miedo al crimen, el miedo a depurar su dolor, el miedo incluso a superarse, el miedo a perdonar y terminar siendo más sensibles (y con ello más vulnerable o más fuerte), terminan así sumiéndonos a todos en una precariedad de derechos y representatividad que sólo promete autoinfligirnos un superavit de dolor y un déficit de democracia y raciocinio. De nuevo, NO y NO, NO EN MI NOMBRE.
[Obtenido en 80grados.net.]

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