domingo, 27 de mayo de 2012

Regalito Dominguero

 ¡Sorpresa! Regreso con un regalito dominguero muy especial. Brenda Hopkins Miranda y su Broken Promise. Disfruten.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Recetas de Concha Buika para disfrutar el mal de amores


Instrucciones:

Sólo sirve para quienes esos mundos raros, de corazones nunca lacerados, le resulten desconocidos; para mujeres y hombres valientes, que  juran no volver a enamorarse justo el día antes de volver a hacerlo; para quienes reconocen que el amor es el riesgo que más vale la pena; para quienes no se protegen el corazón...  y aman.


Se recomienda cierto consumo de tequila (moderado o no, según la cercanía de la promesa rota).


Ha dicho Concha Buika:

  Aprendí de Chavela Vargas que "La mujer tiene que ser muy amiga de la soledad porque es desde el lugar donde se construye una gran mujer"

...la soledad es un sentimiento
del que nos tenemos que enamorar.

Cuando estoy sola es cuando me encuentro en el mayor de mis paraísos.

La mentira sólo es una forma distinta para encontrar la verdad.

  Lo importante (en la vida) es llegar al café que salva, al coche, a tu casa, a tu chancla, a tu batita, al beso de tu hijo... llegar a otra de nuestras noches y amanecer a otro de nuestros días.


Nunca le he tenido miedo absolutamente a nada ni a absolutamente a nadie
he tenido sustos, he tenido temor... a los cinco minutos ya me estaba partiendo.
Yo no creo en el miedo.

Yo no creo que el corazón necesite protección. Yo creo que el ser que ama, no se arma, se desnuda, se envalentona a recibir los golpes, no se protege.

He tenido relaciones,  me han fallado, he fallado, me han sido unos auténticos hijos de puta, yo también lo he sido. Me ha pasado de todo soy un ser humano: he aprendido detrás del error.


Ahi está el escenario y mis canciones para reconciliarme

Yo no tengo necesidad de redención
yo he venido aquí a sentirlo todo.
¿Por qué voy evitar llorar, por que voy a evitar que las cosas me duelan?
Lo que tenga que dolerme. que me duela.


Engañar a los sentimientos es peligroso.

¿Por qué tengo que hacerme la fuerte si lo que estoy es dolida?
No, estoy dolida.  Y si quiero llorar y lloro y ya está, déjame gozar de mi lloro que también existe y pago hasta aquí.

Como, sigo viva, puedo echar un polvito por ahí, bueno, pues ya está.... tampoco la cosa está tan mal.

Enamorarse es caminar en dirección al mundo de otra persona.
Desamor es caminar en dirección a tu mundo otra vez.
Entonces no encuentro nada negativo en esa experiencia
por mucho que duela. 

Es volver a ti y continuar lo que dejaste cuando algo tan maravilloso y grandioso irrumpió en tu vida.
Pero tú tienes una mision, tu tienes un porqué, tú tienes un día a día que, concentrado en ti, hace que cada quieras un poco más y eso está muy lejos de que si Pepe, o Fulano, o Maria Antonia o Paquita, te quieran o no te quieran. Que tú ya existías antes de conocerlo.
*Receta obtenida gracias a entrevista a la artista en RCN La Radio (Colombia)

martes, 22 de mayo de 2012

“La entrada de las mujeres cambia las agendas”


El reconocido intelectual explica en una entrevista de Página/12 los retos actuales del feminismo y la necesidad de su articulación con otros movimientos sociales.
Por Mariana Carbajal / Página 12
Asiduo concurrente del Foro Social Mundial, el académico portugués Boaventura de Sousa Santos es uno de los intelectuales más comprometidos con los movimientos sociales de todo el mundo. Días atrás, fue uno de los poquísimos varones invitados como panelistas en el Foro Internacional de la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, por su sigla en inglés) que se desarrolló en Estambul y en el que participaron más de 2200 mujeres de 140 países. Casi como una “pop star”, numerosas jóvenes se quisieron fotografiar con él. Por la masiva concurrencia femenina, los baños masculinos del moderno Centro de Convenciones, donde se realizó esa gigantesca cumbre global feminista, fueron habilitados como mixtos. Y Boaventura se sorprendió cuando en un apuro ingresó a uno y se encontró rodeado de mujeres.
En el Foro de AWID, De Sousa Santos exhortó a los movimientos feministas a promover la articulación con otros movimientos sociales que tienen la lucha contra el modelo neoliberal como agenda prioritaria. En una entrevista con Página/12, ahondo en esa idea y en cómo generar esas alianzas. “Este enfoque en los modelos económicos dominantes, que son androcéntricos, patriarcales, homofóbicos, es una agenda bastante fuerte de articulación entre mujeres de varias partes del mundo”, afirmó. Y consideró que “cuando las mujeres entran en las luchas sociales, las agendas de los movimientos cambian”.
De Sousa Santos es doctor en Sociología de la Universidad de Yale y desarrolla sus actividades actualmente en la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra, donde dirige el Centro de Estudios Sociales. Además es visitante de las universidades de Wisconsin-Madison, San Pablo, Los Andes y en la London School of Economics. Entre otros libros, escribió Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur y Portugal. Ensaio contra a autoflagelaçao. Recientemente publicó cinco Cartas a las Izquierdas, en Página/12, donde interpela a las izquierdas en relación con la crisis por la que atraviesa el mundo.

–Retomando su concepto de traducción, ¿qué piensa que deben traducir los movimientos de mujeres?

–El movimiento de mujeres tiene dos tareas muy importantes de traducción. La primera, dentro del movimiento feminista. Sabemos que en su interior hay divisiones enormes. Ahora mismo, en Porto Alegre, estuve con mujeres mapuches que no se conectan de ninguna manera con las luchas de mujeres argentinas porque, según ellas, las mujeres blancas trabajan por los derechos sexuales y otro tipo de demandas que para ellas pueden ser importantes, pero lo más importante es la defensa de la tierra y del agua, y dicen que a las mujeres blancas ese tema no les preocupa. Esto impide cualquier articulación de movimientos de mujeres, porque hay prejuicios de prioridades de lucha.

–Hay distintas prioridades de acuerdo con el contexto en el que se vive...

–Comprendo plenamente que para un feminismo urbano hay otro tipo de demandas importantes. El problema es que noso-tros, después del Foro Social Mundial, estamos convencidos de que es muy difícil hacer prioridades abstractas entre luchas. Hay luchas que ahora pueden ser más importantes para un grupo que para otro, pero nunca se sabe si esa lucha no será también importante para el otro grupo en el futuro. Por ejemplo, si las mujeres mapuches están luchando ahora por el agua, sabemos que el agua no es necesaria solamente para los campesinos. Las ciudades dependen brutalmente del agua. Una de las luchas recientes más exitosas que tuvimos fue en Colombia, donde en Bucaramanga se pudo conectar el movimiento campesino por agua de riego con los movimientos urbanos que luchaban por agua potable. Ese es el primer ejercicio de traducción intercultural dentro del movimiento feminista.

–¿Cuál sería el segundo?

–La segunda dimensión de traducción intercultural es entre el movimiento de mujeres y los otros movimientos sociales. Las mujeres han sido desde inicios del siglo XX un gran movimiento social. El fracaso, de alguna manera, del movimiento socialista en los países del este europeo, combinado con la declinación relativa del movimiento obrero, abrió una brecha para otros movimientos sociales, entre los cuales las mujeres, los indígenas, los campesinos, son los más destacados. Las mujeres han traído una nueva forma de activismo. Es un activismo alegre, de fiesta. Cuando estudiamos el movimiento obrero del siglo XIX, vemos que había teatro, poesía, bailes, porque para los obreros no había otros momentos de cultura, recreo, y fiesta sino dentro de sus organizaciones. Después, el sindicalismo se transformó en una cosa muy seria, diría aburrida, y se perdió la fiesta. Las mujeres han traído de regreso la fiesta, la celebración de la vida, los colores. Fue una nueva energía para el movimiento social en su totalidad que las mujeres aportaron y han logrado cambios en la agenda. Desde la Cumbre Mundial de Mujeres, de Beijing en 1995, hasta hoy, los logros son fundamentales. Pero no podemos decir que fue un éxito total. Porque mismo aquí en Europa, donde estamos –para mí Turquía es parte de Europa–, las mujeres tienen salarios inferiores a los de los hombres por el mismo trabajo, hay formas de machismo en todas las universidades, en las fábricas, en las calles, por todos lados. Ni en Europa nos podemos enorgullecer de haber resuelto el problema del sexismo. Me pregunto cómo vamos a pasar de aquí a una victoria más ancha, más densa, más sostenible en una época que, a mi juicio, será más difícil. Mismo en América latina, esta segunda década aparece más hostil a los movimientos progresistas, con más grupos de derecha. Creo que es necesario más que nunca unificar las fuerzas de los movimientos sociales como también las fuerzas de izquierda y es por eso que vengo escribiendo para Página/12 las Cartas a las Izquierdas. Es parte del mismo proyecto, de mi inquietud, de ver que las izquierdas se van a separar cada vez más y los movimientos también. Es muy importante que las mujeres no consideren avanzar solas por sus propias demandas.

–El problema es que nadie se concentra en las demandas de las mujeres si ellas, nosotras, no lo hacemos...

–Absolutamente. Lo tienen que seguir haciendo. Pero lo que tienen que ver es que involucrándose en otras demandas que no son originalmente suyas hacen dos cosas. Por un lado cambian las demandas. Por ejemplo, observemos las luchas contra el extractivismo en Perú o en Argentina. Cuando las mujeres entran en las luchas, la vida cotidiana, la vida de las familias, la calidad de la alimentación y del agua, entran dentro de la agenda. Porque las mujeres son las que las traen. Creo que la entrada de las mujeres en las agendas cambian esas agendas. Al mismo tiempo, se van sembrando las semillas de solidaridad para que mañana, frente a una agenda feminista, por ejemplo, el derecho al aborto que está en peligro, puedan ir a buscar a otros movimientos, el indígena, ecologista, de derechos humanos, para que se movilicen por ellas también.

–A su criterio, ¿cuáles cree que son los desafíos de los feminismos en América latina?

–La lucha es de dos tipos, muy claramente económica. Sabemos que hay un enfrentamiento muy fuerte, tenaz, en Argentina por supuesto y también en otros países, por un nuevo desarrollismo que debido al impulso de China está muy concentrado en los recursos naturales, que destruye a la Madre Tierra y a la Naturaleza. Es un modelo que desplaza gente de sus fincas, de sus tierras ancestrales, porque es un sistema de plantación de grandes hectáreas, de monocultivo. También tenemos al extractivismo de la minería, del oro, que está también destruyendo las tierras y contaminando el agua. En Argentina está el caso de Famatina, en La Rioja. Estuve involucrado con esa lucha, firmé cartas. ¿Quiénes son los activistas? Si ves las fotos, son mujeres. El primer reto es el modelo de de-sarrollo: este modelo sigue siendo el neoliberal, moderno, colonial. Las formas de desarrollo sostenible ya no son creíbles: lo único que quieren es desarrollo. No tienen ninguna preocupación por el medio ambiente. Las mujeres hoy, porque son una de las más afectadas por el neoliberalismo, por toda la destrucción ecológica, son las que deben meter el modelo económico en su agenda. Y esto puede ser a mi juicio también una traducción intercultural y una articulación interesante entre las mujeres latinoamericanas y africanas. Este enfoque en los modelos económicos dominantes, que son androcéntricos, patriarcales, homofóbicos, es una agenda bastante fuerte de articulación entre mujeres de varias partes del mundo.

–¿Cuál es el otro desafío?

–Hay otro desafío, que es muy importante, que es más de raíz cultural y político. Porque nosotros lo que estamos mirando en la especificidad de Latinoamérica es que con las Constituciones de Ecuador y de Bolivia, lo que está pasando ahora en Chile y en Argentina, hay un intento de reformar el Estado. Nosotros somos sociedad civil, pero sabemos que como tal no podemos florecer si el Estado es un muro que no te deja pasar, que te impide hacer oír tus demandas. Para este Estado patrimonialista y oligárquico, como siempre fue en América latina, hubo dos soluciones: la primera fue el autonomismo, que está bien representado por los zapatistas, o sea, “si el Estado no quiere nada con nosotros, no queremos nada con el Estado”. Ahora en Argentina tienen un debate desatado dentro de los movimientos sociales para saber qué posición tomar sobre el Gobierno y sobre el Estado, que son dos cosas distintas. Para algunos hay que mantener la autonomía que viene del movimiento piquetero, de las empresas recuperadas. Frente al colapso del Estado, al “que se vayan todos”, obviamente que la autonomía es el recurso. Pero otros movimientos, al contrario, parten de la idea de que el Estado es una relación social, y por eso contradictoria, y que el Estado de Kirchner no es lo mismo que el de Menem, y que por eso es posible hacer alianzas.

–El Gobierno acaba de impulsar la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol de la petrolera YPF...

–Durante la gestión de Menem, en la que se privatizó todo, hubiese sido imposible pensar una medida de ese tipo. Hay movimientos autonomistas en Argentina para los cuales ese tema no es muy importante. Para otros, incluiría mi persona en esos, una nacionalización de la petrolera es algo significativo, que da una señal de un cambio de relaciones de Estado en Argentina. Los movimientos deben conectarse con eso. ¿Cuál serán los papeles de las mujeres? Aquí las mujeres solitas no pueden. Por más fuertes que sean. Y en Argentina lo fueron. Por la dictadura sabemos muy bien que le ha dado un protagonismo enorme al movimiento de mujeres, empezando con las Madres de Plaza de Mayo. El autonomismo a mi juicio va a dividir más algunos movimientos. Si sos autónomo y no quieres conectarte con el Estado, tú tienes que apoyarte en tus propias fuerzas y quieres consolidar tu base. Si tú estás en un movimiento como el LGBT y recibes plata del gobierno de Belo Horizonte y hay otros que son afrodescendientes, que también reciben plata, tienen un tema para tratar juntos: ¿cómo vamos a lidiar con este problema que es recibir la plata manteniendo la autonomía? El desafío de la economía y el de la reforma del Estado son los dos grandes retos del movimiento feminista y de todos los movimientos en América latina.

–Usted decía que las demandas de los movimientos feministas urbanos tienen que ver con los derechos sexuales y reproductivos, temas que a las mujeres mapuches no les resultan prioritarios para su agenda. Sin embargo, pienso que decidir sobre el propio cuerpo tiene que ver con el concepto de autodeterminación.

–Tienes toda la razón. Lo nuevo en este movimiento es que no hay transformación colectiva sin transformación individual. Aquí tendrás que hacer traducción intercultural con las mujeres mapuches. Tú puedes concebir tu cuerpo, mi cuerpo, como nuestro territorio. No es simplemente el río, el árbol. ¿Tú puedes mantenerlo sin respetar el carácter espiritual, autónomo de tu propio cuerpo o no? Esta es la traducción intercultural. Las mujeres mapuches no son hostiles. Lo que suelen ser hostiles son los discursos públicos. Pero cuando empezamos a transformar el cuerpo en una metáfora del territorio, que además transgrede a lo individual y a lo colectivo, porque nuestro cuerpo es una colectividad: es mío pero yo no vivo sin tanta gente que me alimente, que me viste, etc. Por eso la autodeterminación del cuerpo, que es mucho más importante para las mujeres, porque su cuerpo fue más disputado como mercancía, más veces, más tiempo, por una cultura machista, androcéntrica y patriarcal. Si logras hacer esto, no hay contradicción. Hay diferentes perspectivas con el centro en la autonomía.

viernes, 18 de mayo de 2012

Como un libro abierto

Ivette “Jaydee” Santiago vive orgullosa de todas las cualidades que la sacan de muchos moldes 

"Yo no quisiera morirme sin ver mi patria libre y equitativa”.
 
Como un libro abierto
Santiago llegó al residencial Columbus Landing por casualidad, y ahora se ha convertido en toda una líder para su comunidad. (Especial El Nuevo Día / Juan Luis Valentín)
 
Por Lilliam Irizarry / Especial para El Nuevo Día
Cualquiera diría que Ivette Santiago nació para romper esquemas. Abiertamente lesbiana desde los 13 años, es madre de dos hembras y un varón, profesa públicamente la santería y muestra sin tapujos los 11 tatuajes de su cuerpo.

Jaydee, como le gusta que la llamen, también es líder comunitaria,  dirigente estudiantil, activista de derechos humanos y candidata a la Asamblea Municipal de Mayagüez por el Partido Independentista Puertorriqueño.
“Yo vivo mi vida como un libro abierto y sé que, por ser como soy, rompo todos los estereotipos habidos y por haber”, expresa la presidenta del consejo de vecinos del residencial Columbus Landing de Mayagüez, al que ella prefiere llamar “el caserío”. “La palabra ‘residencial’ se la inventaron los políticos para que sonara más bonito. Pero si buscamos la etimología de ‘caserío’, dice que es un conglomerado de casas en un solo lugar. Para mí, esto es y seguirá siendo un caserío. La verdad, porque no se promulgue, no deja de ser verdad”, afirma.

La mujer de 42 años llegó a Columbus Landing hace una década, luego de que el desempleo la obligara a vivir en la calle y dormir en un automóvil junto a sus hijos. Arribó sin otro interés que darles un hogar, pero de la noche a la mañana se convirtió en la líder de toda una comunidad.

La transformación ocurrió una madrugada en que la compañía que administraba el residencial intentaba tumbar las verjas que los residentes habían construido en sus patios. Ella oyó a lo lejos el ruido de máquinas, abrió el portón y caminó hasta el lugar donde se pretendía destruir jardines y huertos caseros. No logró convencerlos de que dejaran las verjas en paz, pero radicó una demanda que desembocó en un victorioso pleito de clase que demostró lo que una comunidad puede lograr cuando se mantiene unida.

“(Por) el hecho de que yo me atreví a hacerle frente al monstruo grande -a la Policía, los administradores y hasta a los gringos (de HUD)-,  los vecinos vieron en mí una líder. Y si yo les puedo ayudar, por qué no lo voy a hacer. Solo Dios sabe por qué terminé viviendo en este caserío”, dice.

Santiago tiene una oficina con aire acondicionado en el edificio de usos múltiples, pero su verdadero centro de operaciones son las calles del residencial, donde saluda a medio mundo por su nombre, llama a capítulo a un muchacho que no ha cumplido una tarea que le asignó y alienta a otro que entrena a deshoras en el gimnasio.

Todo, absolutamente todo lo que Jaydee hace por su comunidad, es voluntario. “Vivo del PAN (Programa de Asistencia Nutricional). Haciendo, de tripas, corazones. A veces me las veo feas, pero he aprendido que el cantazo de la puerta que se cierra abre 10 puertas más”.

Asegura que vive en el mejor caserío del mundo. En Columbus Landing se puede dormir con la puerta del apartamento abierta, pues la misma comunidad ha erradicado los robos, y en los últimos tres años ha ocurrido un asesinato: el de una persona que no residía allí. De siete puntos de drogas, hoy quedan dos.
En su comunidad y donde quiera que va se siente respetada en todos los aspectos de su vida, incluyendo su identidad sexual. “Yo digo que yo vivo una vida heterolésbica. ¿Los heterosexuales se abrazan y se besan en público, verdad? Pues yo también.  Y el que no quiera verlo, que cierre los ojos”, sostiene Santiago, quien hace ocho meses inició una nueva relación amorosa.

Para Jaydee, el ser abiertamente lesbiana le ha ayudado en su trabajo comunitario, porque la gente se da cuenta de que es honesta y franca. Con su familia es otro cantar, especialmente con su madre, a quien no ve hace ya casi cuatro años. “Yo no la rechacé por ella ser homofóbica; ella me rechazó por yo ser lesbiana”, dice con una voz contundente.

Reconoce que a su madre, que es evangélica, también se le ha hecho difícil manejar su fe en la santería. “Creo que existe un ser más allá de nosotros que nos cuida y nos guía, independientemente de cómo le llamemos”.

Su mayor relación, destaca, es con sus hijos de 21, 18 y 13 años. Los tres son del mismo padre, un amigo al que jamás le ha pedido un centavo de manutención. “Mis hijos son mi mayor éxito en la vida”, dice, y su rostro resplandece.  Con sus dos hijas ha tomado clases en la universidad, a donde regresó hace tres años para hacer un bachillerato en Ciencias Sociales que la impulse a cumplir su meta de estudiar Leyes.
Santiago tiene otros dos sueños que son mucho más grandes, aunque no imposibles. “Mis dos amores son la Patria y el Derecho, y mis dos sueños son la independencia de Puerto Rico y la igualdad de derechos para todos. Yo no quisiera morirme sin ver mi patria libre y equitativa”.

martes, 15 de mayo de 2012

Otro comentario sobre la lactancia...

Felizmente sigo recibiendo comentarios profundamente sentidos de mujeres lactantes a mi escrito de la semana pasada en la Revista Cruce.  Aquí les comparto otro, honesto y detallado, de la experiencia de una mujer que descubierto mucho de sí misma a través del amamantamiento de sus hijos.

Te felicito por traer al debate público y político los diferentes acercamientos que se pueden dar en torno a la lactancia, un proceso tan íntimo entre una mujer y su cría. Quisiera comenzar mi comentario confesando que soy madre lactante, de esas que se imponen a sí mismas una carga moral por juzgar en silencio y sin conocer las circunstancias a las mujeres que no lactan (lo sé, está mal, por eso no lo digo, me lo callo). Mi primera reacción es siempre pensar que si no lo lograron es porque no confiaron plenamente en sus cuerpos ni fueron asesoradas por las personas idóneas. A la vez entiendo que hoy en día la carga emocional que se le impone a la mujer que no lacta es muy pesada e injusta. Me molesta el protagonismo masculino que domina la obstetricia y el tema de la lactancia pero me molestan aun más las actitudes irresponsables e insensibles de muchas obstetras y pediatras que son mujeres, madres y profesionales pero que no brindan un apoyo adecuado y solidario en el proceso.

En mi caso, confieso que los primeros días de lactancia con mi hijo mayor fueron bien dolorosos, me laceré los pezones hasta el punto que al bebé le salió por la boquita un buche con sangre. Fuimos afortunados porque esto ocurrió mientras visitábamos a la pediatra, quien estaba certificada como educadora en lactancia y es de las que piensa que la mayoría de las condiciones de los primeros meses de vida se pueden mejorar o curar lactando. Yo estoy de acuerdo con esa perspectiva y modo de proceder, y sinceramente prefiero a una proveedora de salud que crea que muchas condiciones en la edad temprana se pueden curar de la manera más natural, utilizando y compartiendo con nuestras crías lo que nuestros propios cuerpos son capaces de producir. Me he sentido mucho más cómoda con esa perspectiva que con la de un proveedor que en ocasiones responde a otros intereses, recetando medicamentos y fórmulas costosas para solucionar cualquier situación de salud. Por eso pido a muchas de las lectoras que no me juzguen por confiar más en el cuerpo femenino que en las farmacéuticas y en las compañías que producen fórmulas.

En el caso de mi primer hijo y su buche con sangre, pues, la pediatra verificó que el bebé estuviese bien pegado, me recetó una cremita por si empeoraba y me recordó varias técnicas sencillas que ayudarían a sanar mi cuerpo (como estar en teta todo el día, echarme de mi propia leche en las laceraciones y no lavarme con jabón, entre otras). Confieso que los días que siguieron lloraba cuando el bebé se pegaba. Por eso desde ese momento pienso que todo texto sobre lactancia debería advertir que: "en muchos casos lactar podría resultar bien, bien doloroso en un comienzo". Muchos escritos dicen lo contrario, lo que te llena de dudas y sentimientos encontrados cuando la estás pasando tan mal al comienzo del proceso.

En este sentido no soy nada de romántica, entiendo que lactar en la actualidad es un proceso que requiere mucha paciencia, mucha voluntad y mucha tranquilidad, si se desea que realmente funcione. Me parece que es muy importante que el enfoque no sea tanto el de hacer sentir mal a las mujeres que no lactan sino concentrarse en las ventajas y desventajas que pudieran tener cada una de las opciones, no tan solo para el bebé sino también para la madre tomando en cuenta los espacios laborales, públicos, domésticos, privados, cuál sea…en los que por decisión propia o circunstancial (esta es la más difícil de definir y analizar) le toque desempeñarse. El hecho de que las campañas solo resalten el beneficio de la lactancia se debe a que científicamente la opción de lactar ha demostrado ser más beneficiosa para la salud del bebé (también reconozco que hay cierto grado de manipulación y el análisis de esos resultados es sumamente complejo).

Igual que ocurre con las decisiones sobre el parto, constantemente estas campañas se enfocan principalmente en la salud del bebé, olvidándose del bienestar real de la madre. Creo que se deben enfocar en facilitar herramientas adecuadas, información y grupos de apoyo a la mujer que decida lactar (que personalmente creo que debiera ser la mayoría), y hacer que cada mujer disfrute ese tiempo de lactancia para pensar y crear. Hablando con mis hermanas y amigas hemos descubierto que para algunas lactar ha abierto espacios creativos, que lactar se puede utilizar para realizar muchas actividades que brindan tranquilidad, satisfacción y placer. En los primeros 6 meses después de parir se pueden hacer muchas, muchas, muchas tareas con el bebé pega’o a la teta (reconozco que en algunos espacios laborales es bien cuesta arriba). La lactancia también puede abrir un espacio muy activo para redestribuir las tareas en el hogar, en el trabajo y en la comunidad y producir cambios permanentes dirigidos hacia a estilos de vida más equitativos y justos, mientras piensas, imaginas y sueñas con nuevos proyectos. Considero que hay que ir más allá, liberarse, claro está, pero tratar de liberarse lo más posible de todo discurso. El contacto físico con las crías durante la lactancia no debe juzgarse en términos de si los hijos te quitan o te dan libertad, sino dejar que nuestra animalidad se manifieste, ¿por qué no? Me atrevería a decir que la paz que se alcanza durante la lactancia va más allá de nuestra humanidad y me parece que - esa misma paz- es un estado fundamental para alimentar la sensibilidad de nuestra propia humanidad.

Llevo tres años corridos de lactancia, he lactado a mis dos hijos, la semana pasada desteté a la pequeña. Sinceramente, ha sido muy gratificante y bonito pensar y sentir que les he pasado lo mejor de mí, que les he transmitido (sin hablar, es decir, sin utilizar necesariamente el verbo) lo que soy capaz de producir desde las entrañas (y siendo mi propia jefa, ja!). En mi opinión y experiencia, el embarazo, el parto y la lactancia –aunque a muchas les pueda parecer una idea retrograda y antifeminista– me ha llenado de poder y he descubierto un nuevo camino y muchas pasiones desconocidas. Nunca me imaginé madre ni pensé que me conmoverían estos temas. La idea de que la mujer pierde su identidad luego de convertirse en madre podría replantearse, quizás sea bueno liberarse por un momento de la carga de la identidad, dejar que el cuerpo haga lo que tiene que hacer, para entonces emerger y, desde nuestra humanidad y condición femenina (ya en términos de constructo social y cultural), ver todo de una manera distinta. En mi caso, este proceso de aprendizaje sobre mí misma, que ha surgido desde el cuerpo, me ha ayudado a sentirme más fuerte y en control de mi vida.
-Y.L.

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domingo, 13 de mayo de 2012

Madres del siglo XXI

En promedio, las puertorriqueñas están esperando más antes de ser primerizas y muchas son jefas de familia
madre soltera
Ana Victoria Vizcarrondo junto a su hija Victoriana. (Mariel Mejía Ortiz/ END)

Por Mildred Rivera Marrero / mrivera1@elnuevodia.com
Por amor o admiración, muchos afirman que  “madre solo hay una” como si  esa frase las describiera a todas. Pero, pocos saben cómo son, qué circunstancias históricas  las definen,  qué función cumplen en la evolución de la sociedad.
Un análisis  del Censo del 2010 revela que siguen siendo pilar en  la familia y deja entrever la transformación experimentada por  esas mujeres como grupo poblacional durante la primera década de este siglo. Esperan más para tener su primer hijo, tienen menos hijos, gran parte es jefa de familia y está divorciada, estudian y trabajan.
Una mirada a la vida de tres madres de esta época confirma los números. Pero, además, ofrece explicaciones y matices que escapan a las estadísticas.
Ocurre al hablar con Ana Victoria Vizcarrondo, de 30 años. Tuvo a su hija Victoriana a los 27 años y no quiere tener otro retoño por ahora. Cuenta que es natural de la Península de Cantera, que tiene tres hermanos y que fue la única que estudió, administración de empresas.  A los 17 años comenzó a hacer trabajos de modelaje, lo cual provocó diferencias con su madre y se independizó.



Trabajó por años como vendedora  en diferentes comercios y, luego de estar desempleada por dos años, acaba de iniciar en un trabajo a tiempo parcial. No tiene carro y usa transportación pública. Es jefa de familia y no recibe pensión alimentaria para su hija, por lo que es beneficiaria del Programa de Asistencia Nutricional.
Con mucha determinación afirma que volverá a la universidad,  cambiará su situación   económica y podrá dejar de recibir ayuda del gobierno.
“Me gusta estudiar. Quiero tener mi casa y un trabajo 'full time' como antes. Quiero que mi hija esté en un colegio y tenga actividades fuera de la escuela. Yo no me compro nada. Todo es para la nena. No tengo televisor ni cable”.

 Y no está sola. Su situación es similar a la de miles de mujeres que son madres. Según el Censo del 2010 son las mujeres entre 20 y 34 años las que mayormente tienen hijos, aunque esperan un poco más para tener el primero -la media de edad subió de 22 a 25 años en una década. El igual que Ana Victoria, después de ese primer hijo lo piensan para volver a procrear. En el 2010 la cantidad de nacimientos vivos bajó 30% respecto al 2000 (42,195).

BAJO EL NIVEL DE POBREZA
Aunque, en general, las mujeres estudian más que los hombres y el 41.5% reporta estar trabajando, muchas  son jefas de familia con hijos (más del 60%) y su situación económica las ubica bajo el nivel de pobreza.
No obstante, en esos números subyace el espíritu de lucha la esperanza que mantienen en medio de una situación económica y social apretada.

Yabritza Paz Rodríguez, de 28 años,  ha dado una lección de ello a través de su vida. Su padre la crió a ella y a su hermana desde los tres y seis años, respectivamente, y cuando ella se graduó de cuarto año  fallecieron su abuela, que ayudaba en su crianza, y su madre. También en ese año salió embarazada. Integrante de una familia de bajos recursos,  con un hijo en camino y con otro que nacería un año más tarde, pudo haber claudicado. Escogió  superarse.

“Hice enfermería práctica en un instituto, mientras trabajaba, y mi papá me empujaba. Me decía que yo podía dar más. Me gradué con  3.98 de promedio en cuarto año”, recuerda Yabritza,  también natural de Cantera.

Jefa de familia, con casa alquilada y con una pensión alimentaria para sus hijos de $100, su  papá se encargó de ayudarle con el cuido de sus criaturas para que estudiara y trabajara. Ese respaldo le permitió terminar enfermería graduada y su desempeño académico le ganó una beca y un internado del Hospital Auxilio Mutuo, donde generó ingresos que le permitieron comprarse el primer carro el año antes de terminar. Hasta entonces, se transportaba en guagua pública y el tren.
Recuerda esos años con un mal sabor por los sacrificios.  “Era bien fuerte. Yo estaba en la escuela y los nenes estaban en la escuela  y llegaba a hacer asignaciones y preparar las cosas para el otro día”. Esa rutina continúa, no importa la rotación de turnos de trabajo que tenga ni lo fuerte que puedan ser los retos académicos de sus hijos, que van al colegio María Auxiliadora de Cantera, cuyo costo es viable para ella.
De sus expectativas dice: “Mi meta inmediata es hacer estudios especializados en oncología para adquirir más experiencia. Y quiero mudarme a Estados Unidos para buscar una mejor educación para mis hijos”.
Margarita Cruz, de 25 años y residente en la barriada Las Monjas, también tiene metas.  Su madre murió cuando tenía ocho años y la crió su abuela. Tiene una niña de dos años, vive sola, es jefa de familia,  paga alquiler y no tiene carro.
Trabaja en uno de los  Head Start de su sector, pero quiere terminar el año que le queda para terminar  el bachillerato en Educación y “quiero seguir estudiando la maestría porque con el bachillerato no se hace mucho”.
“Toda mi vida he trabajado desde que estaba en la universidad. Mi abuela me inculcó eso. Nunca he me dejado llevar por las dificultades. Soy una persona positiva y luchadora”, declara.
Esa aspiración de superación de ella y las otras entrevistadas debería ser la del gobierno, según la demógrafa Judith Rodríguez, quien alertó sobre la necesidad de dar más servicios para apoyar a estas mujeres en la crianza de sus hijos. “Si no invertimos en esas primeras etapas, no podemos quejarnos si el niño se convierte en un delincuente”, sostuvo la experta.

jueves, 10 de mayo de 2012

Más reacciones a mi escrito sobre las campañas a favor de la lactancia

Gracias a amistades que siguen difundiendo mi escrito de esta semana para la Revista Cruce sobre algunos contenidos de las campañas a favor de la lactancia, sigo recibiendo reacciones de mujeres maravillosas y poderosas que me emocionan. Aquí se las comparto:
En mi caso, mientras estuve embarazada, mi mamá nunca me habló de la lactancia como algo obligatorio al contrario me decía: "yo no te lacté y mira lo gorda y grande que eres. Dale leche Carnation a esos dos muchachos para que tu veas lo gordo y saludables que van a ser" jaja mi madre tan especial. Así que quizás por ese lado no me sentía tan mala madre por no haber lactado a mis hijos. Imaginate la mujer que más uno ama, ese modelo a seguir, quien me enseñó que pudo criar a mi y a mi hermano sola, diciendome eso me quita un gran peso de encima que los empiezas a cargar desde que sales embarazada. En cuanto lugar uno visita hay letreros, te entregan folletos, la persona que te entrevista te explica lo importante y necesario que es lactar, que cuando sales del lugar vas como hipnotizada de que Hay que Lactar obligatoriamente, sino soy la peor madre!! Y a pesar de que en mi hogar ni en mi familia llegué a sentir presión en cuanto a lactar a mi bebé comoquiera me deprimió un poco (con mi primer bebé) el no haber podido lactarlo. Y ahí es que me identifico con las palabras de Vero, porque sentirme deprimida si no sentía ninguna presión de mi familia?? inclusive hasta ni ganas de ser una madre lactante?? Claro, porque soy mujer y es mi obligación!! No creo que sea justo para una mujer tener una experiencia negativa cuando te estas estrenando como madre, que su cuerpo haga lo que pueda sin tener que llegar a dolores extremos o  desgaste físico, entre otros. Yo respeto a las mujeres lactantes y a las no lactantes, el trabajo de ser madre independientemente es fuerte y cuando uno hace algo de corazón, no importa cuan sacrificado sea, vale mucho!! Pero lo importante es no llegar hacer algo por los estándares o reglas sociales que lo que hacen es segmentar responsabilidades. Por otro lado también quería comentar sobre un libro del que hace referencia Vero donde hablan del parto natural sin epidural entre otras cosas. La que es madre sabe que parir duele muchisimo, entonces porque no puedo hacer algo al respecto? Porque no puedo minimizar ese dolor y no tener un parto tan traumático? Si paro sin dolor, no se considera parir? Pero porque!!!??? Eso si que lo considero altamente machista de nuestra sociedad. Si existen remedios para minimizar dolores como aspirinas para el dolor de cabeza el cual nadie se queja si hombres o mujeres las toman, entonces porque es malo controlar ese dolor en el momento del parto??  Yo, orgullosamente puedo decir que me puse la epidural para mis dos partos, y tuve dos partos exitosos. No grité, no se me viró el cuello como el exorcista, no insulté al doctor ni a mi marido (aunque pensandolo bien, debí aprovechar ese momento) y me dediqué a pujar mis muchachitos como se supone y tuve unos partos buenísimos!  Aquí cada cual hace con su cuerpo y sus hijos lo que entienda que es correcto. No somos responsables de juzgar a las personas por sus criterios a la hora de criar pero tampoco es saludable que exista tal presión en cuanto al rol de madre (en este caso, la lactancia) y lo que se ''supone'' que es correcto.  : )

- M.M.
Esta otra reacción aparece como comentario debajo de mi columna en Cruce:
La maternidad es sacrificada. Pienso que es una de las decisiones más transcendentales en la vida, ayudar a desarrollar lo mejor posible a un ser vulnerable, inerme, dependiente -hasta que pueda valerse por sí sola o solo- no es un asunto que se toma a la ligera. Habiendo dicho esto, debo decir que las mujeres debemos tomar desiciones inteligentes basadas es lo que añoramos como mujeres. ¿Cómo quiero vivir mi vida? Es una pregunta que todas debemos hacernos.

Yo decidí ser madre cuando estaba estudiando en UW Madison (tenía como 26 años). En ese momento le dije a mi pareja que luego de cumplir 30 iba a ser madre (sola o con pareja). Pienso que este comentario todavía retumba en su cabeza pero era lo que añoraba: ser mujer trabajadora, madre, entre otros roles. Hoy día no me arrepiento.

Tengo un bebé de dos años que fue lactado hasta que tenía un año y ocho meses -momento en que dejó la teta. Me encantó lactar a mi bebé. Al principio fue un proceso doloroso pero luego se convirtió en algo íntimo que compartíamos mi chiquito y yo. Yo le recomiendo la lactancia a todas las mujeres que se cruzan en mi camino ya que fue una experiencia maravillosa: dolorosa, intensa, amorosa, dulce, apacible, tierna... Yo lo hice porque, luego de pasar un proceso de reflexión y valoración, me pareció que debía darle lo mejor. Claro, bajo mi cristal!!! Pienso que como madre siempre voy a tratar de darle lo mejor a mi hijo porque es el único ser del cual soy responsable por elección libre y voluntaria.

Sé que no todas las mujeres perciben la lactancia, el embarazo, el parto o la maternidad de la misma forma... y no hay una forma correcta. Lo que sentimos o percibimos es único y depende de lo que somos: nuestras experiencias, sueños, ideales, entre otros. Las mujeres tenemos que aprender a ser valientes y defender lo que valoramos, lo que soñamos, lo que creemos. Lo más sensato/honesto es hacer lo que quieras con conciencia. Lactar o no lactar, es un tema que le compete a las que desean ser madres y a las mismas madres. Ser madre o no, es una desición que deben tomar todas las mujeres y como todo en la vida... aprender a vivir en paz con las decisiones tomadas.
-J

Pueden leer las otras reacciones aquí. 

¡¡¡Buika en Puerto Rico!!!


Buika en Concierto
viernes, 25 de mayo de 2012, 8:30 pm
Centro de Bellas Artes de Caguas
Co-producción de
Pro Arte Musical y Producciones Saravá.
Boletos en Ticket Center: 787-792-5000 ywww.tcpr.com

 
Imágenes integradas 3
Buika - Película de Almodóvar:

Buika - No Habrá Nadie En El Mundo:


Regresa a Puerto Rico la gran intérprete española después de viajar el mundo, desde Nueva York hasta Turquía
Tras de su primera visita participó en la película más reciente de PedroAlmodóvar, grabó el cd "En mi piel" y colaboró con varios artistas internacionales como Antonio Carmona y Anoushka Shankar.
Su pasión se desborda en cada interpretación, que es única, como cada uno de sus conciertos. Sus admiradores de Argentina, Colombia, Chile, Brasil, México y otros países reclaman su visita. Nosotros la tendremos enCaguas, Puerto Rico, el 25 de mayo.

BOLETOS en Ticket Center: 787-792-5000 y www.tcpr.com
Para más información llame al (787) 722-3366 o al (787) 725-0498.

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martes, 8 de mayo de 2012

Tres mujeres comentan sobre su proceso de lactancia

Ayer la Revista CRUCE publicó mi columna "Lactar o no lactar: en busca de respuestas". Quienes han leido mi blog en estos tres años saben de mi especial interés crítico por los contenidos de algunas campañas a favor de la lactancia materna. Pero no fue hasta ayer que he comenzando a recibir reacciones con historias personales que me han llegado al corazón y, a la vez, me ha hecho sentirme muy orgullosa de las mujeres de nuestro país. Aquí les comparto tres de esas reacciones. Si recibo algunas más, aquí las pondré para compartir e intercambiar impresiones. ¡Sigamos hablando!
 Este tema me da de todo. Aunque mi postura intelectual es otra, debo confesar que emocionalmente me siento mejor madre porque lacté. ¿Ideas y sentimientos encontrados? Que tengo que regañarme cuando paso juicio sobre una mujer que dice que no lactó. Que lloré de amargura cuando mis pechos se negaron a gotear más leche atados a aquella máquina diabólica en los 10 minutos que tenía en el trabajo para extraer la leche. Que el asunto de lactar me hizo muy feliz al principio y luego muy miserable. Que como mujeres hay ese algo que menciona Verónica Rt en el artículo para decidir una cosa o la otra que tiene que ver con como nos vemos o como se nos ha enseñado vernos. Voy aprendiendo sobre el apoderamiento de la mujer y nuestro derecho sobre el cuerpo todos los días, pero he deconfesar que dicen lactancia y tengo que re evaluar mis posturas. Re alinear sentimientos con pensamientos. Me da algo de tristeza. 
 -M.C.C.

 Has calado hondo en mí con ese artículo sobre la lactancia. Para mí no fue fácil ser madre, todavía pienso a veces que no estoy diseñada para eso! Jejejeje Te comparto que cuando pienso en mi lactancia, lo que sale de mi boca es: un evento traumático. Desde la cama de parto, cuando sin notificarme me pusieron a (nombre del hijo) en la teta, lo que me dolió en cantidad! En cuanto a la lactancia, no sólo tenía sentimientos de como dices, de estar esclavizada, sino que sentía culpabilidad por sentirme así y por el hecho de que fisiológicamente no producía suficiente leche, lo que al parecer provocaba que me doliera muchísimo por (el niño) querer más y no haber...al punto que detestaba lactar y lloraba cada vez que lo hacía. (El niño) también lloraba por quedarse hambriento. Todavía se me aguan los ojos pensando en eso! Además, la gente me decía que era que lo estaba haciendo mal (incluyendo en una llamada a la Liga), abonando más a mi depresión. Lo otro es que yo no sentía ese apego que ahora parece estar de moda. Yo me sacaba la leche para que (mi compañero) participara y compartiera la carga y yo tener break para descansar o hacer mis cosas. Pero siempre la culpabilidad estaba presente. Sólo lacté dos meses y medio. Llorosa llamo al pediatra y le dije que no podía más con el dolor y de cómo mis senos se habían lacerados. Ya los senos de adolescentes no existían! Jejejeje El sentimiento que tenía al llamar y de pedir fórmula era de vergüenza, ineptitud, incompetencia...en fin, mala madre. Ya después que cambié a fórmula completamente, que coincidió con el inicio de clases en la iupi (antes estudiaba en el RUM), me sentí liberada y yo misma. De hecho, te confieso que el no lactar de nuevo es una de muchas razones por las que no quiero tener otrx hijx.
-L.A.


 Mira, la presión que imponen para que uno lacte es increíble. El día que (nombre de la bebé) nació, se "pegó" automáticamente, súper bien, pero me laceró. Así que combiné. Mucha gente insistía en que la lactara solamente y la realidad es que cada caso es bien particular. Los primeros meses le combiné; le daba solo 3 oz al día de fórmula. Luego, de los 4 a los 7 meses, fue teta nada más. Es bien fuerte pero lo pude hacer y con gusto. Luego, le comencé fórmula y leche de vaca, pero aún hoy a sus 16 meses, pide teta y yo le doy solo a las 5:30 am, no pide más. Es una experiencia maravillosa pero no todo el mundo puede. He podido pq trabajo con mi suegra y es aquí donde aprovecho y a las madres que vienen las oriento y les digo que la lactancia es algo bien personal y que es hasta donde se puede. Incluso les digo que deberían incorporar fórmula y luego leche de vaca pq en caso de cualquier emergencia, en que no puedan cuidar a su bebé, la persona que lo cuida no tendrá problemas dándole otra leche que no sea materna y el bebé no sufre. Aclaro, todavía lacto, pero sería irresponsable de mi parte decir que debe ser exclusivo. Ah! y como le molestan los doctores (varones) que dicen que debe ser exclusivo...que co..! ellos no tienen tetas!

-Z.H.M.

lunes, 7 de mayo de 2012

Cruce- Hacer feminismo a través de la amistad

 Aquí les comparto esta columna publicada originalmente en la Revista Cruce el 23 de abril de 2012. Las reacciones han sido maravillosas. Me he enterado de muchas mujeres que también utilizan las reuniones entre ellas para compartir los retos y las alegrías del diario vivir. Otras se han sentido convocadas a hacer lo propio. Gracias a todas, en especial, a mis amigas.

 Luego de participar en dos encuentros feministas de América Latina y el Caribe en Bogotá, regresé a Puerto Rico convencida de que las mujeres feministas debemos hablar más entre nosotras. Sí, hablar. Supongo que muchas personas se sorprenderán de mi convencimiento, porque si de algo las feministas no tenemos fama es de quedarnos calladas. Sin embargo, algunas sí que lo hacemos, sobre todo cuando se trata de desnudar nuestras inquietudes más íntimas a otras mujeres feministas. No hablo, por supuesto, de nuestras mejores amigas (quienes puede que se consideren feministas, o no) sino de otras mujeres activistas, proveedoras de servicios y defensoras.

Ya se ha estudiado que es vital para las mujeres que trabajamos con otras mujeres en situaciones de vulnerabilidad, que nos reconozcamos nosotras mismas como objeto de violencias, y en algunos aspectos, gestoras y transmisoras de prácticas que nos encadenan a paradigmas patriarcales que nos violentan y que podrían conducir, por ejemplo, a relaciones amorosas lesivas.

En su valioso libro Espacios de Libertad: Mujeres, violencia doméstica y resistencia (2011), Diana Valle valida las voces de víctimas de violencia doméstica, para abrirnos las puertas de sus vidas y, de muchas maneras, combatir el mito de la pasividad de las víctimas y sobrevivientes. Asimismo, nos guía a las mujeres que trabajamos con otras mujeres en situaciones de desventaja sobre qué estrategias resultan más eficaces a la hora de hacerlo. Particularmente, nos dice Valle:

[P]ara poder intervenir, para poder acompañar y facilitar el proceso de empoderamiento y liberación de las mujeres sobrevivientes de violencia, es preciso conocer, reconocer, sentir y experimentar la opresión contra nosotras mismas. Si bien es necesario conocer los conceptos de sexo, género, patriarcado, opresión, resistencia y las teorías feministas y de género que explican la violencia, es indispensable reconocer la expropiación histórica que se ha hecho de nuestros propios pensamientos y afectos. Es esencial sentirlo en carne propia, tomar conciencia de las prácticas sociales y culturales que nos restringen, las barreras a nuestra emancipación así del poder nuestro para cambiar. Para acompañar y facilitar los procesos de concienciación y empoderamiento sobrevivientes de violencia, necesitamos concienciarnos nosotras solas o en compañía.
[…]
Conocer y experimentar la opresión, así como el poder para cambiar individual y colectivamente, es esencial en el acompañamiento de las mujeres sobrevivientes de la violencia. Conocer, creer y validar nuestras experiencias, acciones, sentimientos así como el de las mujeres con quienes trabajamos, reconocer que ellas son las expertas de sus propias vidas; escucharlas, apoyarlas, facilitar y respetar sus decisiones son elementos esenciales para el abordaje del trabajo con mujeres sobrevivientes de violencia. (Valle, págs. 108-109)

Si partimos de lo anterior, me parece importante rescatar aquellas reuniones tipo “grassroots” que tanto nutrieron al movimiento feminista en la década de los setenta, sobre todo en estos tiempos de tanta incertidumbre e inseguridad. Nos vendría bien hablar sobre cómo vamos a mejorar las circunstancias de vida  de todas las mujeres, incluyéndonos.

Con eso en mente poco a poco un grupo de amigas y yo hemos ido formalizando (relajadamente) “reuniones feministas” (a las que les deberíamos poner algún nombre más interesante) en las que pretendemos hacer feminismo a través de la amistad. En una de las reuniones, decidimos cocinar, beber, escuchar música, ver Antonia's Line y luego hablar. Esa noche nos centramos en las negociaciones sobre métodos anticonceptivos con nuestras parejas y sobre la necesidad de replantearnos nuestra sexualidad de manera tal que podamos tener más control sobre ella.




El miedo de estas defensoras del derecho al aborto a quedar embarazadas sin desearlo fue más que evidente. Las reuniones se siguen dando, tenemos la meta de reunirnos una vez al mes aunque no siempre todas coincidamos. Queda en agenda intentar averiguar si existen “maneras feministas” para superar una ruptura amorosa; balancear la agenda entre el activismo y la vida personal sin que nos arrope el sentimiento de culpa; y enfrentar el conflicto de que, en efecto, algunas prácticas patriarcales no sólo nos atraviesan sino que a veces hasta nos convocan.

Con las reuniones, ya lo hemos experimentado, afianzamos nuestro compromiso por la equidad y justicia de todas, mientras acogemos con amor, respeto y solidaridad las historias de cada una. La apuesta es que con el hablar y el escuchar tejeremos una red fuerte que nos sostenga en momentos de debilidad y nos brinde inspiración para seguir aportando al mejoramiento de las mujeres de nuestro país.

Lista de imágenes:
1. Fotógrafx desconocidx, Women's Liberation Movement: Lesbian Feminism, 1960.
2. Fotógrafx desconocidx, A group of female friends and swimmers occupy the male only University of Wisconsin-Madison swimming pool, 1960.
3. Fotografx desconocidx, Music & Liberation: Women’s Liberation Music Making in the UK, 1970-1989, 1977.
4. Armand Borlant, Le féminisme hier et aujourd'hui, 1968.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Noticel: Se puede superar una agresión sexual

Por: Ely Acevedo Denis 30/04/2012 8:00 pm
 
Una constante en muchas mujeres víctimas de agresión sexual es que no iniciaron su recorrido por el proceso de recuperación hasta que no volvieron a tener poder y control de sí mismas.
En conversación con NotiCel, Dayanara Marte, quién es sobreviviente de una agresión sexual y fundó recientemente la organización In Bold Rebirth en Nueva York, expuso que la mayoría de las víctimas de agresión sexual primeramente están "sin voz" y "sin poder". El miedo y esa sensación de impotencia en muchas instancias las hace permanecer en un círculo de sufrimiento silente, que no sanará hasta que se sienta preparada para externalizar y vivir ese dolor.
Durante un taller que Marte, quién también es directora ejecutiva de Casa Atabex Ache, ofreció en la Octava Conferencia Anual Sobre la Agresión Sexual que se efectuó el jueves en Wyndham Garden en Palmas de Mar en Humacao, ésta guió a las decenas de participantes -entre los que habían hombres y mujeres- a una meditación de auto sanación. Fue durante la meditación que varias participantes experimentaron un "desahogo emocional" y comenzaron a llorar.
Para Marte, lo primero que se debe preguntar una mujer víctima de agresión sexual es "dónde esta tu cuerpo", es decir sacar el trauma de su cuerpo, ya sea llorando, gritando o escribiendo.
Otra cosa importante, de acuerdo a Marte, es no permitir crear un pensamiento negativo sobre sí misma o desarrollar un sentimiento de culpabilidad. Y además es bueno que se integre a un grupo de apoyo a víctimas de agresión sexual para que le asistan en ese proceso de sanacIón.
De otro lado, Carmen Pérez, una sobreviviente de agresión sexual, narró su camino de recuperación luego de ser agredida sexualmente por su padre, su hermano y otros hombres.
Pérez desde los 4 años fue violada y sodomizada por su padre. Al ser removida a un hogar de crianza este patrón de agresión sexual continuó por parte de otros hombres desconocidos que visitaban la residencia. No fue hasta que a los 16 años su hermano también abusó sexualmente de ella, que finalmente "yo me defendí" y lo denunció.
Su camino ha sido largo durante este proceso de recuperación, pero aseguró que el grupo de apoyo al cuál asistió fue de mucha ayuda, pues sentía que se estaba viendo en un espejo.
Hoy dice que durante ese proceso tuvo que "romper con el miedo a ser tocada, aprendí a llorar, a saber cuáles era mis emociones y comencé a amarme a mi misma".
Y sentenció que ahora entiende que una agresión sexual "se puede superar, que no es necesario quedarse con el dolor".
Gran parte del problema a la hora de establecer cuál es el cuadro sobre las víctimas de agresión sexual en Puerto Rico es que pocas veces es denunciado.
Estadísticas de la Unidad de Delitos Sexuales y Maltrato a Menores de la Policía de Puerto Rico, que fueron facilitadas en la actividad establecen un aumento de 858 casos al comparar el año 2010 con 2011. En su mayoría el incremento se reflejó en los casos por actos lascivos, violación técnica y el articulo 142 (agresión sexual a menores).
Sin embargo, estadísticas del Centro de Ayuda a Víctimas de Violación del Departamento de Salud mostraron una leve disminución de 178 casos al comparar el año 2009-2010 con el 2010-2011.