martes, 29 de diciembre de 2009 Leysa caro González / Primera Hora
El 2009 ha sido difícil para la mujer puertorriqueña. Un año en el que 18 mujeres han sido vilmente asesinadas a mano de los hombres que un día le juraron amor eterno.
Eran poco antes de las 8:00 de la mañana cuando 18 mujeres, en representación de cada una de las víctimas fatales de la violencia doméstica, se bajaron de una guagua blanca y se apostaron en la avenida Ponce de León, justo frente a la Oficina de la Procuradora de las Mujeres.
El silencio se apoderó del lugar mientras otro grupo detenía el tráfico vehicular colocando un cruzacalle violeta de esquina a esquina que decía: “Guíe con cuidado. Adelante los cuerpos víctimas del machismo”.
Las mujeres, cada una con un clavel rojo y el nombre de la víctima que representaba en sus manos, se acostaron sobre el pavimento para que las siluetas de sus cuerpos fueran dibujadas con aerosol.
Sólo dos féminas se mantuvieron en cuclillas, las que representaban a Lizzia Acevedo, asesinada el 1 de septiembre, y a Élida Ríos Montañez, muerta el 22 de abril y quien fuera encontrada entre un poste del alumbrado y un generador de electricidad mientras huía de la violencia de su pareja.
“Aquí le estamos dejando 18 cuerpos pintados en el terreno, que son 18 recuerdos de las 18 mujeres muertas por violencia doméstica”, señaló la licenciada y feminista Ana Irma Rivera Lassén.
La protesta tenía como norte denunciar la muerte de estas 18 víctimas, pero también “la negligencia y falta de compromiso” de la procuradora de las Mujeres, Yvonne Feliciano, desde que asumió el puesto.
“Se quedan aquí con las flores que le debemos a sus tumbas, para que la licenciada Yvonne Feliciano no las olvide. Para que en honor a ellas deje su puesto a alguna persona que tenga la conciencia y el compromiso de desarrollar plenamente una oficina que tiene que servir a los intereses de las mujeres”, denunció, por su parte, la psicóloga Milagros Colón.
La manifestación duró breves minutos. Ya las siluetas dibujadas, quedó un cordel que llevaba colgado los nombres de cada una de las víctimas y la fecha en que fueron asesinadas.
Mientras los manifestantes pedían a viva voz la renuncia de Feliciano, ésta llegó sorpresivamente y sostuvo que no dimitirá a su puesto, pues fue nominada y goza de la confianza del Gobernador.
“Ahora, ahora renuncia procuradora” era uno de los estribillos que se escuchaba mientras Feliciano miraba aturdida a los presentes tratando de mantener el temple.
Igual de aturdida pareció quedarse cuando agentes de la Policía le dieron un boleto por dejar la guagua en plena vía, impidiendo el libre tráfico.
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