martes, 21 de febrero de 2012

Una jornada personal entendiendo y re-definiendo género (parte 2)

Con ellas aprendí a detectar cirugías, “mama, te hiciste los pómulos”, “nena, esas caderas nuevas”, “puta, te hiciste la nariz de nuevo”; y aprendí a detectar postizos, “mama, ese foam”, “qué bello ese pelucón, puta”. O a detectar barba y bigote debajo del maquillaje. Las del fín de semana, esas que no deseaban hacer cambios permanentes a su cuerpo o que todavía no habían juntado suficiente para hacerlo, dependían exclusivamente del maquillaje para re-crearse a la imagen y semejanza de la mujer que querían ser. Hace años leí una entrevista a Dustin Hoffman donde revela que cuando vió a Tootsie en el espejo, le dijo a los maquillistas que quería verse más sexy, más atractiva. Cuenta Hoffman que cuando le dijeron que eso era lo más que podían hacer por él, con su estructura facial y corpórea, tuvo una gran desilusión, y que en ese momento él creyó entender cuán injusto era el mundo con las mujeres. Esa entrevista siempre me impactó.
Fragmento de la última columna de Yoryie Irizarry en la Revista Cruce. Lee la columna completa aquí.

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