Esa marcha del pasado martes, que en otro momento hubiera tenido una repercusión notable, se vio opacada por la agresión contra la rectora. Ni siquiera en eso pensaron los que lanzaron botellas por los aires, rompieron los cristales del vehículo por el lado en que iba la mujer, y la insultaron con epítetos sexistas. No pensaron en que al día siguiente iban a colocar en una posición muy desairada a las mujeres que pretendían darles solidaridad. La marcha debió de cancelarse.
La violencia contra la rectora Ana Guadalupe tiene muchas explicaciones. El día en que la agredieron, ella cosechó el fruto de largos meses de violencia de todo tipo contra los y las estudiantes. Por ejemplo, el día en que los policías arrestaron ilegalmente a la líder estudiantil Adriana Mulero por pintar murales y, en el proceso, le dijeron "puta", Ana Guadalupe estaba encerrada en su oficina , comiendo pizza y riéndose a la vista de muchas personas. ¿Quién no puede entender la rabia? Ana Guadalupe, a pesar de ser el eslabón menos poderoso, es sin duda parte de la cadena de mando que ha puesto en peligro al proyecto de cambio social más importante de nuestro país. La historia, si es que no la borra, la señalará como lo que ha sido hasta ahora, una cómplice en el descalabro de la Universidad.
Así que sí, existen explicaciones. Pero ...
¿Existe alguna justificación?
Desde el primer momento en que vi las imágenes me preguntaba si es que la lucha política no exige autocontrol en momentos de crisis; si la rabia, por más arraigada, justificaba retrocesos estratégicos. No he leido respuestas, sobre todo, no las he leido del movimiento estudiantil. Todo han sido explicaciones, pero ninguna justificación. Claro, habrá quien piense que la violencia del pasado lunes no necesita de justificaciones, que se dio porque se tenía que dar. Si es así, eso huele a derrotismo. Y me dolería mucho que esa fuera la respuesta.
El lunes pasado los estudiantes que agredieron físicamente a la Rectora se vieron desesperados, frustrados, abandonados. Se recurre a la violencia en uno de dos escenarios: la incidencia política, cuando la violencia es lo que necesitas para adelantar un paso en tu agenda o cuando no tienes agenda, simplemente las ganas de violentar. Me consta que el movimiento estudiantil es capaz de ejecutar su lucha de manera combativa pero no violenta. Wanda Torres lo demostró cuando increpó al Gobernador Fortuño.
¿Guadalupe es MUJER?
¿Existe alguna justificación?
Desde el primer momento en que vi las imágenes me preguntaba si es que la lucha política no exige autocontrol en momentos de crisis; si la rabia, por más arraigada, justificaba retrocesos estratégicos. No he leido respuestas, sobre todo, no las he leido del movimiento estudiantil. Todo han sido explicaciones, pero ninguna justificación. Claro, habrá quien piense que la violencia del pasado lunes no necesita de justificaciones, que se dio porque se tenía que dar. Si es así, eso huele a derrotismo. Y me dolería mucho que esa fuera la respuesta.
El lunes pasado los estudiantes que agredieron físicamente a la Rectora se vieron desesperados, frustrados, abandonados. Se recurre a la violencia en uno de dos escenarios: la incidencia política, cuando la violencia es lo que necesitas para adelantar un paso en tu agenda o cuando no tienes agenda, simplemente las ganas de violentar. Me consta que el movimiento estudiantil es capaz de ejecutar su lucha de manera combativa pero no violenta. Wanda Torres lo demostró cuando increpó al Gobernador Fortuño.
¿Guadalupe es MUJER?
Que Ana Guadalupe sea Rectora (una muy mala Rectora) no quita que sea una mujer a la que halaron el pelo. No toda la violencia contra la mujer es violencia machista, estamos clar@s. Y resiento que Mayra Montero haga una pobre comparación entre complejidades muy profundas. Ahora bien, me pregunto si la cuestión de género incidió en lo que pasó hace ya casi una semana. Me inclino a pensar que sí. Desde el "Lupita", pasando por el halón de pelo (que es la agresión por excelencia contra las mujeres desde muy niñas) y terminando con que no la dejaran irse del lugar, mientras era protegida por una red de mujeres que también cogieron golpes en el proceso, me hace muy díficil no ver la cuestión de género ahí, cometida tanto por mujeres como por hombres. También veo, desde la perspectiva de género. la falta de seguridad alrededor de Guadalupe, la manera en que la guardia universitaria manejó la situación.... estoy segura hubiera sido distinta si le hubiera tocado proteger, digamos, a Miguel Muñoz. ¿Que l@s estudiantes hubieran hecho o intentando hacer algo similiar si la Rectora fuera Rector? Sí. Pero estoy segura de que los insultos hubieran sido otros, y las agresiones otras. Hasta el pelo empapado por el agua sin la gomita que lo sujetaba representa una vulnerabilidad que sólo algunas mujeres podemos comprender. Pero, en fin, quiero comentar a Montero.
¿El inmovilismo es la respuesta?
En vez de Universidad, debió titular su columna como "Inmovilismo". No sólo declara por decreto que la huelga fracasó, así como si dijera cualquiera cosa., sino que también invita a otros sectores al silencio. Ahí es dónde se delata, dónde nos demuestra con palabras que hace tiempo que no coge sol, si es que lo hizo alguna vez. La lucha por nuestra Universidad, la universidad pública, ha sido una lucha difícil pero con victorias, que ahora está en proceso de reevaluación y transición. En la primera jornada, los y las estudiantes activistas defendieron efectivamente las matrículas de honor, a pesar de que desde afuera y desde adentro ya les estaban diciendo que pararan la huelga. En la segunda jornada, para combatir una cuota arbitraria e injusta, la cuesta fue mucho más empinada, pero aún con muchos factores en contra, los y las estudiantes consiguieron que miles de personas caminaran junto a ellos y ellas a favor de una causa. L@s estudiantes, son el único sector social, que han sacado a este pueblo de su bobera pasmosa, nos han hecho soñar que todavía hay cosas efectivas que pueden hacerse para lograr proteger espacios importantes. Ahora, el movimiento estudiantil no es perfecto, ni homogéneo, ni siempre tiene la verdad agarrada por el mango.
Tiene razón Montero cuando afirma que la marcha de las mujeres del pasado 8 de marzo fue opacada por los eventos violentos del día previo. Igual tiene razón cuando dice que los y las estudiantes que protagonizaron dichos eventos no pensaron en las mujeres que pretendíamos darles solidaridad. También tiene razón cuando dice que nos colocaron a las mujeres portavoces, organizadoras y participantes en una posición desairada. Pero ¿de dónde se saca que "la marcha debió cancelarse"? ¿A cuentá de que? ¿Desde cuándo las mujeres feministas metemos la cabeza debajo de la arena cuando las cosas se ponen difíciles? Las mujeres marchamos e hicimos bien en marchar.
Por meses organizamos nuestra marcha anual por el 8 de marzo (día internacional de las mujeres que se celebra desde principios del siglo pasado y que desde la decada de los 70 se celebra oficialmente en PR).... partiríamos del Departamento del Trabajo, con una parada en el Centro Judicial, y terminaríamos en la UPR. La intención era cubrir muchos frentes, desde distintas dimensiones de lo que significa la violencia contra nosotras, la importancia de los tribunales, el futuro que representan nuestras estudiantes universitarias.... por eso nuestro lema era por nuestras niñas y jóvenes rompamos el silencio. Marchamos, y en el camino, dimos nuestros mensajes, entregamos hojas sueltas sobre nuestros reclamos, y tarjetas sobre la violencia machista. Marchamos convencidas de que nuestra meta, la Universidad de Puerto Rico, valía la pena. Que la Prensa hubiera invisibilizado todo lo anterior no puede adjudicársenos.
Nosotras marchamos, porque nos tocaba hacerlo. Igual que a los y las estudiantes les toca hacer su parte.
¿El inmovilismo es la respuesta?
En vez de Universidad, debió titular su columna como "Inmovilismo". No sólo declara por decreto que la huelga fracasó, así como si dijera cualquiera cosa., sino que también invita a otros sectores al silencio. Ahí es dónde se delata, dónde nos demuestra con palabras que hace tiempo que no coge sol, si es que lo hizo alguna vez. La lucha por nuestra Universidad, la universidad pública, ha sido una lucha difícil pero con victorias, que ahora está en proceso de reevaluación y transición. En la primera jornada, los y las estudiantes activistas defendieron efectivamente las matrículas de honor, a pesar de que desde afuera y desde adentro ya les estaban diciendo que pararan la huelga. En la segunda jornada, para combatir una cuota arbitraria e injusta, la cuesta fue mucho más empinada, pero aún con muchos factores en contra, los y las estudiantes consiguieron que miles de personas caminaran junto a ellos y ellas a favor de una causa. L@s estudiantes, son el único sector social, que han sacado a este pueblo de su bobera pasmosa, nos han hecho soñar que todavía hay cosas efectivas que pueden hacerse para lograr proteger espacios importantes. Ahora, el movimiento estudiantil no es perfecto, ni homogéneo, ni siempre tiene la verdad agarrada por el mango.
Tiene razón Montero cuando afirma que la marcha de las mujeres del pasado 8 de marzo fue opacada por los eventos violentos del día previo. Igual tiene razón cuando dice que los y las estudiantes que protagonizaron dichos eventos no pensaron en las mujeres que pretendíamos darles solidaridad. También tiene razón cuando dice que nos colocaron a las mujeres portavoces, organizadoras y participantes en una posición desairada. Pero ¿de dónde se saca que "la marcha debió cancelarse"? ¿A cuentá de que? ¿Desde cuándo las mujeres feministas metemos la cabeza debajo de la arena cuando las cosas se ponen difíciles? Las mujeres marchamos e hicimos bien en marchar.
Por meses organizamos nuestra marcha anual por el 8 de marzo (día internacional de las mujeres que se celebra desde principios del siglo pasado y que desde la decada de los 70 se celebra oficialmente en PR).... partiríamos del Departamento del Trabajo, con una parada en el Centro Judicial, y terminaríamos en la UPR. La intención era cubrir muchos frentes, desde distintas dimensiones de lo que significa la violencia contra nosotras, la importancia de los tribunales, el futuro que representan nuestras estudiantes universitarias.... por eso nuestro lema era por nuestras niñas y jóvenes rompamos el silencio. Marchamos, y en el camino, dimos nuestros mensajes, entregamos hojas sueltas sobre nuestros reclamos, y tarjetas sobre la violencia machista. Marchamos convencidas de que nuestra meta, la Universidad de Puerto Rico, valía la pena. Que la Prensa hubiera invisibilizado todo lo anterior no puede adjudicársenos.
Nosotras marchamos, porque nos tocaba hacerlo. Igual que a los y las estudiantes les toca hacer su parte.
1 comentario:
A Mayra Montero hace tiempo que no le da el sol. Genial.
Adelante y éxito.
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