¿Qué es ser feminista? Es la capacidad de transformcaión, de elección, de solidaridad, de hermandad y de equidad. Es ser genuinas y genuinos, la observación de afuera hacia adentro y bueno, de adentro hacia afuera, es el cuestionamiento a lo justo, es mirar la naturalidad de los cuerpos, la posibilidad de las mentes, la inclusión , la libertad hacia lo que necesite y desee, fuera de un espacio subordinador. Ser feminista es caminar con los hombre al lado, como humanos, desde la solidaridad y el respeto, ser incluidas en la toma de decisiones, amar libremente, poder hablar , pedir y exigir.
El feminismo no se circunscribe a las mujeres con piernas y axilas peluas, o a las lesbianas, ni a las que tiene PhD, mucho menos a las negras, o a las académicas, ni a las quema brassieres, ni a las que no se ponen sostén. Tampoco pertenece exclusivamente a las que odian a los hombres o a las que van a las marchas, ni a las que trabajan en Casa Julia o están en la Junta Directiva de alguna organización feminista. El feminismo lo practica mi abuela de 74 años cuando decide que se va con las amigas a fiestar el sábado y elige, lo practica la líder comunitaria que organiza a su comunidad para buscar el bienestar de todos y todas, lo practica mi madre cuando decide que va a montar un negocio, la mujer que pelea los intereses de una hipoteca en el banco porque entiende que son injustos, la que hace la compra mientras aguanta a su cría en la cadera, la que vive sola sin marido y se las busca, la que va al Tribunal y exige la pensión alimenticia de sus hijos/as y la que elige caminar en tacos y ponerse un gistro por puro placer. También lo practica la adolescente que no se acuesta con el novio sólo porque él quiere y la niña que juega con muñecas y las monta en el camión de juguetes de algún vecinito, la mujer que sale de una relación violenta, la niña que le dice a su madre lo que su padrastro le ha estado haciendo por años y la madre que lo denuncia. El feminismo le pertenece al marido que cocina porque llega primero a la casa, al novio que puede negociar con su compañera en la cama, al esposo que lleva a la prole al parque mientras su esposa toma clases, al abuelo que busca a los nietos a la escuela mientras su hija trabaja, al estudiante que escuchó el discurso de su compañera de clases y le comentó.
El feminismo no es una mala palabra, habla de justicia, de alcanzar lo que añoramos, de que nuestras necesidades sean satisfechas y de que no nos coarten las posibilidades sólo por ser mujeres. También habla de incluir a aquellas poblaciones que se marginan todos los días, a los que nadie quiere sin razón aparente. Habla de incluir a los hombres que están disponibles a caminar al mismo ritmo, hombro a hombro. El feminismo es un estilo de vida que nos permite ser libres y liberadoras.
¿En serio no quieres ser feminista? Yo sí me apunto!
El feminismo no se circunscribe a las mujeres con piernas y axilas peluas, o a las lesbianas, ni a las que tiene PhD, mucho menos a las negras, o a las académicas, ni a las quema brassieres, ni a las que no se ponen sostén. Tampoco pertenece exclusivamente a las que odian a los hombres o a las que van a las marchas, ni a las que trabajan en Casa Julia o están en la Junta Directiva de alguna organización feminista. El feminismo lo practica mi abuela de 74 años cuando decide que se va con las amigas a fiestar el sábado y elige, lo practica la líder comunitaria que organiza a su comunidad para buscar el bienestar de todos y todas, lo practica mi madre cuando decide que va a montar un negocio, la mujer que pelea los intereses de una hipoteca en el banco porque entiende que son injustos, la que hace la compra mientras aguanta a su cría en la cadera, la que vive sola sin marido y se las busca, la que va al Tribunal y exige la pensión alimenticia de sus hijos/as y la que elige caminar en tacos y ponerse un gistro por puro placer. También lo practica la adolescente que no se acuesta con el novio sólo porque él quiere y la niña que juega con muñecas y las monta en el camión de juguetes de algún vecinito, la mujer que sale de una relación violenta, la niña que le dice a su madre lo que su padrastro le ha estado haciendo por años y la madre que lo denuncia. El feminismo le pertenece al marido que cocina porque llega primero a la casa, al novio que puede negociar con su compañera en la cama, al esposo que lleva a la prole al parque mientras su esposa toma clases, al abuelo que busca a los nietos a la escuela mientras su hija trabaja, al estudiante que escuchó el discurso de su compañera de clases y le comentó.
El feminismo no es una mala palabra, habla de justicia, de alcanzar lo que añoramos, de que nuestras necesidades sean satisfechas y de que no nos coarten las posibilidades sólo por ser mujeres. También habla de incluir a aquellas poblaciones que se marginan todos los días, a los que nadie quiere sin razón aparente. Habla de incluir a los hombres que están disponibles a caminar al mismo ritmo, hombro a hombro. El feminismo es un estilo de vida que nos permite ser libres y liberadoras.
¿En serio no quieres ser feminista? Yo sí me apunto!
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