viernes, 18 de febrero de 2011

Menos mal que los casos de derecho de familia son confidenciales

Sé que Ana Cacho despierta pasiones. Es nuestra Cruella de Vil del 2010, la mujer objeto por excelencia, objeto de nuestro resentimiento, de nuestra desconfianza, de nuestro, lo repito, morbo. Pero Ana Cacho pasará. Así cómo han pasado tantas otras malas mujeres que, al final, hasta indultadas resultan. Vendrán otras generaciones, otros Lorencitos, otros crímenes que secuestren nuestra imaginación, y nos sirvan de excusa para ver La Comay.

Por eso, me preocupa lo sucedido con la última resolución emitida por el Tribunal de Apelaciones con relación al caso de custodia de las niñas de Ana Cacho que aún están vivas. Los casos de familia son confidenciales precisamente para evitar que, públicamente, se ventilen las cuestiones más íntimas de las personas, incluyendo a menores de edad. Si estamos en desacuerdo con dicha norma, pues enmendemos las reglas. Pero, ahora mismo, las abogadas de Cacho no pueden hablar del caso pero el Estado se pasea con la resolución del Apelativo burlando de esa manera la confidencialidad del caso. No se supone que eso suceda.

Somoza atribuye a abuela de Lorenzo obstaculizar esclarecimiento del caso

Señalando resolución judicial, dice que eso es parte de los obstáculos que ha enfrentado el caso


Ana Cacho instruyó a su hija para disimular mentiras en su testimonio (Archivo END / Dennis M. Rivera Pichardo)

Por Ricardo Cortés Chico / rcortes@elnuevodia.com

El secretario de Justicia, Guillermo Somoza Colombani, dijo hoy que la “intervención indebida” por la abuela materna del niño asesinado Lorenzo González Cacho reflejada en una resolución del Tribunal de Apelaciones es uno de los obstáculos por el cual el homicidio no ha sido esclarecido.

“Este es uno de los obstáculos que ha tenido la Policía y el Departamento de Justicia en este caso”, dijo, Somoza, mostrando una copia de la resolución en la cual el Tribunal de Apelaciones le atribuye a Yvette González “una apariencia de influencia indebida o crasa impropiedad” al instruirle a una de sus nietas que tenía que declarar ante las autoridades que “lo que pasó” con el niño fue a las 5:00 de la mañana.

El Nuevo Día supo que las autoridades tienen conocimiento también hace meses que la mayor de las niñas, de 14 años, indicó a personal de las agencias públicas que ha intervenido con ellas que su abuela y su madre le indicaron que escribiera todo lo que había declarado sobre la muerte de Lorenzo porque se le estaba olvidando y podían notar que estaba mintiendo.

Mientras, la menor de la dos niñas, de seis años, ha dicho en las mismas circunstancias que Cacho le instruyó a que no hablara con nadie lo que había pasado con su hermano.

Sharon González, la abogada de Ana Cacho,la madre de Lorenzo, señaló que las expresiones de su clienta y su madre, interpretadas fueron sacadas de contexto y no reflejan la totalidad de los hechos.

González indicó que Cacho nunca le ha instruido a sus hijas que no hablen de la muerte de Lorenzo. Señaló que esa alegación y la que apunta a que se le dijo a la mayor de las menores que escribiera todo lo que declaraba para que las autoridades no notaran que mentía, fueron contrarrestadas por su defensa en las vistas del caso de maltrato contra Cacho.

“Si bien es cierto que salió esa información en el proceso, hubo otras expresiones que aclaran el contexto de todo lo ocurrido”, dijo la abogada.

No obstante, el secretario Somoza alegó que el contexto que enmarca la sentencia es correcto y aclaró que la decisión atiende una petición de intervención en el caso de maltrato de menores, pero con la intención de solicitar relaciones entre la abuela y las niñas.

A preguntas de si aun el obstáculo que ha representado la abuela se solucionará el caso, respondió: “Estamos trabajando para eso”.

En un aparte con la prensa, el Secretario dijo que las niñas de 6 y 14 años continúan bajo tratamiento sicológico con miras a que puedan superar el trauma que implicó la muerte de su hermano.

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