Como
defensora de los derechos humanos repudio la desaparición física de Madelyn
Semidey Morales y me solidarizo con su familia, en especial, sus padres Don
Carlos y Doña Georgina, y sus tres hijas. Las defensoras de los derechos de las mujeres
conocemos, de primera mano, el dolor inmenso que siente una persona cuando ha
perdido a un ser querido a causa de la violencia de género. A lo largo de
nuestras vidas, hemos brindado acompañamiento a
familiares de víctimas, hemos salido a la calle para exigir justicia y
hemos reclamado reiteradamente que el Estado cumpla con sus
responsabilidades y deberes para proteger el derecho de las mujeres a vivir en
paz.
De ese mismo compromiso con las mujeres surge
también mi convencimiento de que no existe
una mejor manera de evitar los asesinatos de mujeres que no sea través
de una ruta acorde con los derechos humanos : que exista educación no sexista, que
los casos de violencia de género lleguen a los tribunales, que se brinde apoyo institucional a las
organizaciones que brindan servicios directos a las mujeres pobres o víctimas
de violencia. Desde los derechos humanos
no valido que el Estado ejerza la peor de las violencias: quitarle la vida a
otro ser humano- culpable o no de un delito.
Me satisface que, en esta ocasión, el Estado
haya procurado enjuiciar a la persona que identificó como responsable de la
desaparición de Madelyn. Me alegra que Madelyn no haya resultado una
víctima más cuya muerte violenta termine en impunidad. Pero la pena de muerte
no es un castigo justo, ni razonable, ni efectivo. Por el contrario, permitir
que un ser humano sea ejecutado por el Estado haría de Puerto Rico un país aún
más violento y, por ende, nos haría aún más vulnerables a las mujeres del país.
No estoy defendiendo al asesino de una
mujer. Estoy alertando que repudiamos que se utilice el asesinato de una
mujer para manipular la opinión pública y, peor aún, a las personas que
componen al jurado que tal vez – como nosotras- están hartas de los asesinatos
de mujeres.
Porque creo y defiendo los derechos
humanos de todas las personas, repudio la desaparición física de Madelyn, a
la vez que denuncio la pretensión del Estado de imponer la pena de muerte como una manera de
remediar lo que no pudo hacer : proteger a Madelyn. Hoy, a la espera del veredicto del jurado, digo NO a la pena de
muerte, digo NO a la impunidad y también digo BASTA YA de violencia
contra las mujeres.
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