viernes, 3 de junio de 2011

Asco

Salvaje abuso sexual a bebita

Bedelia Donado dijo que vio a la menor con el pañal mojado, sin fuerzas y que vomitó una sustancia color oscura, que presumen que era la bilis por la falta de comida. (Para Primera Hora / Israel González)

viernes, 3 de junio de 2011
Maribel Hernández Pérez / Primera Hora

Violada, sodomizada, utilizada como cenicero y desnutrida fue trasladada a la sala de emergencias pediátricas del hospital Auxilio Mutuo Express una pequeña de un año de nacida que fue abandonada por su madre en la casa de su vecina el miércoles por la tarde.


El Departamento de la Familia asumió de inmediato la custodia protectora de la menor mientras la División de Delitos Sexuales y Maltrato de Menores de la región de San Juan investiga las circunstancias en las que la menor fue abusada, presuntamente con la anuencia, el conocimiento o la participación de su progenitora.

Una vecina del residencial Los Laureles, de Cupey, que cuidaba a la menor, identificada como Rosaura Vázquez, y su esposo fueron entrevistados en calidad de testigos como parte de la pesquisa.

La madre de la niña Francheska Soto Meléndez, de 19 años y quien se encuentra en su séptimo mes de embarazo, le pidió el miércoles, entre las 3:00 y las 4:00 p.m., a su vecina Mari Carmen Rodríguez que la llevara al Centro Médico porque sentía dolor pélvico. Dejó a su hijo de dos años al cuidado de su padre y a la beba de un añito a su vecina, en presencia de Bedelia Donado.

“Le preguntó: ‘Pero, ¿tú no tienes leche para la nena?’ Y le dijo: ‘Dale agua’. Estaba en pamper, sin nada, no le dio absolutamente nada, le dio un paquete de pampers y nada más”, declaró Rodríguez.

Donado intervino en la entrevista para narrar que el pañal de la bebé estaba mojado, que la vio sin fuerzas y vomitó una sustancia color oscura, que presumen que era la bilis por la falta de comida.

“Inmediatamente que la mamá se fue, que se la dejó para cambiarle el pamper, ella (Rosaura) me dijo: ‘Mira Bedelia, mira lo que está pasando aquí’. Yo le dije: ‘Esa nena es tocada y abusada…’”, declaró indignada Donado, basándose en información que le fue suministrada por la pareja que fue detenida para investigación.

La mujer aclaró que los detenidos no tienen nada que ver con la agresión sexual contra la menor, como alegó la madre.

La agente investigadora del caso, Marlyn Sánchez, indicó que el área vaginal de la niña se compara con la de una mujer adulta y que creen que había sido sometida a un patrón de abuso sexual desde hace tiempo.

“Le estaban apagando los cigarrillos en la espalda a la nena”, agregó Rodríguez tras observar que la madre de la menor tiene vicio de fumar marihuana, aunque no se aventuró a señalarla como la responsable de quemarla.

Rodríguez indicó que la madre de la niña abandonó el tratamiento por el que dejó a su hija al cuido de una vecina a las 6:00 de la tarde, pero no se supo de ella hasta las 6:30 de la mañana del día siguiente.

Rodríguez cuestionó la veracidad del malestar que sentía la mamá de la pequeña, ya que cada vez que recibe el pago de pensión alimenticia se queja de dolor en el vientre, deja los nenes cuidando y desaparece hasta que los gasta.

“Cada vez que coge pensión le da dolor para deshacerse de los nenes”, agregó Rodríguez, a quien una vecina le contó que el martes acostó a los nenes sin darle comida.

La mujer vivía desde marzo en el caserío Los Laureles y se especula que antes era vecina del residencial Manuel A. Pérez, de Hato Rey.

Soto Meléndez dejaba a la menor sola, encerrada en el apartamento, durante horas mientras conversaba con las vecinas, a pesar de que bajaba con su hijo varón de dos años.

“Se ve que no quería a su hija, no la quería, a ninguno, porque tú puedes tener el vicio más grande del mundo y cuidar tu hija. La nena estaba muerta de hambre, yo estaba volteando el arroz y abría la boca para que yo le diera comida”, puntualizó molesta Donado.

Al preguntarles a las vecinas si la madre era frecuentada por algún hombre y si convivía con alguno de ellos, se rieron sarcásticamente y respondieron que sólo el padre del hijo mayor. Sin embargo, aclararon que sus hijos son de padres diferentes. El que engendró a la niña abusada, que no fue inscrita, y el del que lleva en su vientre, agregaron, son hijos de padres adictos a sustancias controladas.

Agregaron que Soto Meléndez estaba regalando a sus hijos: a su vecina Rosa le ofreció la custodia de la niña y a Rodríguez la del bebé por nacer.

“Peor que una perra, porque ahora los hijos de las perras los venden”, exclamó Donado.

La familia vivía en condiciones infrahumanas con el apartamento lleno de bolsas de basura con gusanos. La madre de la menor alegó incorrectamente que su vecina Rosa era quien consumía su compra.

“Ella la ayudaba, está brutal por ayudarla (y) mira ahora cómo le paga”, observó Rodríguez.

También dijeron que al nene de dos años lo golpeó debajo del ojo derecho al lanzarle un gancho de ropa, pero le dijo al padre que se trató de una caída.

El trabajador social Luis Lebrón Zayas, del Departamento de la Familia, comenzó la pesquisa luego que la pediatra Mirna Arroyo concluyó que la menor fue abusada sexualmente.

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