lunes, 23 de julio de 2012

Cuando ellas llaman...


Esta columna la escribí para un suplemento especial sobre la Ley 54 para CLARIDAD (15 de agosto de 2011) .  Como ya no se puede leer la columna sin que la lectora o el lector esté registrado en la página del semanario, la subo por primera vez aquí. Estoy repasando mis escritos durante estos últimos años tan trágicos, a distintos niveles, para las mujeres del país. Pero aquí estamos, si  algunos se tienen que quitar, que sean los machistas.

Cuando ellas llaman…
por Lcda. Verónica Rivera Torres
“Papi quiere matar a mami”, leía el mensaje de texto. Lo miré una y otra vez para verificar que había leído bien.  Pocos minutos antes, una mujer me había llamado desde el mismo número de teléfono para pedirme ayuda pues su esposo había intentado ahorcarla y ella, en defensa propia, le había dado un golpe con una herramienta que guardaba junto a su cama, precisamente para protegerse de él. La mujer me comunicó su temor no sólo de que su agresor volviera sino de que él presentara cargos en su contra. Luego de estabilizar la emergencia y procurarle representación legal, confirmé que quien me había escrito había sido la hija menor de la pareja.
            En otra ocasión, una emisora radial se comunicó conmigo para que reaccionara públicamente al caso de una mujer desesperada porque en el Centro Judicial de Fajardo le habían negado una orden de protección y ella estaba segura de que su ex pareja iba a matarla.  Cuando me comuniqué privadamente con ella, me dijo una y otra vez: “En el Tribunal están esperando que me maten para ayudarme”. Como la actual Procuradora de las Mujeres se comprometió públicamente a ayudarla, alenté a la mujer a que regresara al Tribunal para solicitar su orden de protección. Estando allí, la mujer volvió a llamarme, ahogada en llanto, porque una fiscal  se había limitado a decirle que no podía hacer algo por ella y no le brindó la más mínima información sobre cómo podría obtener su orden. Gracias a que localizamos a una intercesora legal, la mujer logró continuar el proceso.
Lo de arriba son  sólo dos ejemplos reales de las comunicaciones que, como Presidenta de la Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados, he atendido en estos últimos diez meses. Las llamadas, mensajes de texto y correos electrónicos provienen no sólo de víctimas de violencia doméstica sino de sus amistades y familiares, quienes a veces esperan que una logre lo que ellos no han logrado: que su ser querido rompa con el ciclo de la violencia doméstica.
También he recibido acercamientos de personas interesadas y comprometidas con el tema, para manifestarme su seria preocupación con la manera en que los tribunales y la clase abogada n los asuntos de género en Puerto Rico. La frustración es inmensa.
            Sabemos que la Oficina de Administración de los Tribunales, a lo largo de los años, ha ideado programas para atender de manera especial los casos judiciales de violencia doméstica. También han dado adiestramientos sobre el tema a sus jueces y juezas. No obstante, cada cierto tiempo nos espantamos al leer en la Prensa cómo tribunales toman decisiones muy problemáticas desde la perspectiva de género, en las cuales las mujeres nos llevamos la peor parte. Un rol protagónico tiene la sentencia de nuestro Tribunal Supremo en el caso Pueblo v. Flores Flores, en el cual se confirmó (por el tribunal estar dividido 3-3) la decisión del Tribunal de Apelaciones de que la Ley 54 no aplicaba a mujeres agredidas por su pareja en relaciones de adulterio.
            El mismo día en que se hizo pública dicha sentencia del Tribunal Supremo,  un nutrido grupo de compañeras nos dimos cita a las afueras del Tribunal Supremo para denunciar que, aunque la decisión era una sentencia que no creaba precedente, sí marcaba un peligroso escenario para las mujeres de nuestro país, pues no sólo reproducía el esquema equivocado del caso Pueblo v. Ruíz, 159 D.P.R. 194 (2004) con el que se excluyó a parejas del mismo sexo de la protección de la Ley 54, sino que creaba categorías entre nosotras sobre bases religiosas no amparadas por la ley ni por la intención de quienes la crearon.  Así las cosas, ¿cómo puede verdaderamente sorprendernos que una jueza de primera instancia halle culpable de asesinato atenuado  a un hombre que confesó asesinar a su esposa, por ella haber comenzado una nueva relación amorosa sin haberse divorciado de él?  ¿Cómo puede sorprendernos que colegas utilicen  los medios de comunicación para explotar al máximo los prejuicios y estereotipos en torno a las víctimas de violencia doméstica con el propósito obvio de contaminar al jurado que luego habría de absolver a su cliente? No hay sorpresa, no, pero sí debe haber una reacción de nuestra parte.
            Siempre hemos sabido que las leyes son tan buenas como quienes tienen la obligación de ejecutarlas o hacerlas valer. Históricamente, hemos confrontado problemas con el machismo institucionalizado de la Policía de Puerto Rico que se manifiesta en el trato que  muchas veces dan a las mujeres agredidas y en el hecho de que todos los años son múltiples los incidentes de violencia doméstica que involucran a miembros de la Policía. El año pasado, por ejemplo, fueron varias las mujeres asesinadas a manos de un agente del orden público. Ante ese cuadro el nuevo Superintendente de la Policía se atrevió a decir que era poco o nada lo que la Policía podía hacer para evitar los asesinatos de violencia doméstica por responder a un “mal social”.  El inmovilismo también hizo presa a la Oficina de la Procuradora de las Mujeres bajo el mando de la ex jueza Ivonne Feliciano, y la actual Procuradora, con más conocimiento que su predecesora sobre temas de género,  peca muchas de veces anteponer la política partidista del actual gobierno (sea cual sea) antes del bienestar de nuestras mujeres. Un buen ejemplo de esto es el apoyo de la Procuradora al programa “Promesa de Hombre”, la superficial apuesta gubernamental para atajar la violencia doméstica, a pesar de que las organizaciones pro mujeres  y personas solidarias le hemos manifestado personalmente nuestros fundamentos para oponernos a ella. Y algunos de nuestros jueces y juezas, han logrado ignorar el texto claro de las leyes sólo porque las mismas les resultan cuestionables desde un punto de vista pseudomoral. 
Si algo he aprendido durante estos diez meses como Presidenta de la Comisión de la Mujer del CAPR  es que si bien es cierto que la Ley 54 es una gran herramienta para proteger a nuestras mujeres, no es suficiente. En vista de la crisis de nuestras instituciones, es más necesario que nunca el trabajo de base, comunitario y de tú a tú para erradicar la violencia.  De alguna manera tenemos que incidir directamente en las personas,  y no sólo a través del Estado. Tenemos que salir a la calle.
            Hay que recurrir a nuestras comunidades, contar con ellas, escucharlas y de ahí idear estrategias eficaces para lidiar con la violencia contra nosotras. En un plano personal, hay que  practicar la empatía, combatir estereotipos y educar a quien tengamos a nuestro lado desde una perspectiva de género. Sólo así lograremos que Puerto Rico sea un país en dónde la violencia física, emocional e institucional contra las mujeres no sea portada de todos los días. 

martes, 17 de julio de 2012

Candidata a San Juan llega a acuerdos con la comunidad LGBTTI

RATIFICACION DE ACUERDOS DE COLABORACION ENTRE LA PROXIMA ALCALDESA DE SAN JUAN, CARMEN YULIN CRUZ SOTO Y LA COMUNIDAD LGBTT Yo, Carmen Yulín Cruz Soto, próxima alcaldesa de San Juan, ratifico hoy las siguientes propuestas acordadas con la... comunidad LGBTT:

1. Establecer como política pública del Gobierno del Municipio Autónomo de San Juan la no tolerancia al discrimen por orientación sexual, o identidad de género, dentro de todas las gestiones de empleo, uso de facilidades, contratación, prestación de servicios y cualquier otra actividad dentro de la jurisdicción del gobierno municipal.

 2. Revisión de Ordenanzas y Reglamentos Municipales para prohibir el discrimen por orientación sexual e identidad de género en el Municipio Autónomo de San Juan.

 3. Inclusión de las parejas de hecho dentro de los beneficios de plan médico del Municipio Autónomo de San Juan y en el reclamo de cualesquiera otros beneficios o servicios bajo la jurisdicción municipal.

4. Adopción de medidas para prevenir, denunciar y eliminar el hostigamiento escolar por motivo de orientación sexual, o identidad de género, en las facilidades educativas dentro de la jurisdicción del Municipio Autómo de San Juan.

5. Adiestramiento efectivo a la Policía Municipal de San Juan -y a los oficiales de la policía estatal que laboren en la ciudad capital -para atender los asuntos particulares de la comunidad LGBTT y para reconocer, identificar, investigar y prevenir los crímenes por motivo de prejuicio en la ciudad capital.

6. Declaración del día 13 de noviembre de cada año como el Día de Concientización en contra de los Crímenes de Odio en San Juan y la organización de actividades de concientización a tales fines.

7. Prohibición de la segregación de parejas del mismo sexo en los hogares, égidas o programas de vivienda o de servicios de salud auspiciados por el Municipio Autónomo de San Juan.

8. Inclusión de una cláusula dentro de todos los contratos de proveedores de bienes y servicios al Municipio Autónomo de San Juan donde se establezca que dicho proveedor no discrimina por orientación sexual o identidad de género.

9. Promoción del Municipio Autónomo de San Juan como una ciudad respetuosa de la diversidad y la inclusión así como segura para la comunidad LGBTT. Este es mi compromiso según discutido y acordado hoy, 16 de julio de 2012, en conversatorio con la comunidad LGBTT en el Teatro Coribantes. A mi firma se suma la de las personas de la comunidad LGBTT como prueba de nuestra responsabilidad con ellas sobre los asuntos y acuerdos expresados en este documento.

Procuradora de las Mujeres insta a féminas a ser más precavidas


 (Archivo)

martes, 17 de julio de 2012
Bárbara J. Figueroa Rosa / bfigueroa@primerahora.com

Entre las primeras cosas que debe hacer una mujer cuando comienza una relación amorosa es conocer el historial de la persona que pudiera convertirse en su pareja, esto como un primer paso para prevenir terminar durmiendo con el enemigo.



Así lo exhortó ayer la procuradora de las mujeres, Wanda Vázquez, al lamentar las muertes de las últimas dos víctimas de violencia de género en el país: Doris Meléndez González, de 38 años; y Gladys E. Torres Rodríguez, de 33 años. Ambas, llevaban relativamente poco tiempo de relación con sus presuntos asesinos.
Como parte de su mensaje de prevención, Vázquez instó a las féminas a ser selectivas al momento de escoger a la persona con la que desean compartir su vida.

“Mire, no es ningún pecado ni está mal que usted investigue con quién está uniendo su vida, que verifique quién es esa persona, cuáles son las costumbres que tiene, a su familia, si ha tenido incidentes de violencia doméstica antes, si es una persona que ingiere alcohol en exceso porque eso es un detonante en incidentes de violencia doméstica... obviamente, si no hace éso, usted está llevando la muerte a su casa porque en algún momento la podrían sorprender”, enfatizó la Procuradora, al insistir que “las mujeres son las primeras y las mejores que conocen cómo son sus parejas”.
De igual forma, les recordó a las víctimas a protegerse si perciben una conducta agresiva en sus compañeros. “No lo tome de forma liviana y si lo dejó y rompió la relación no le permita la entrada (a su hogar)”, agregó.

Mientras, la licenciada Amárilis Pagán, portavoz del proyecto Matria, destacó que los recientes casos de violencia de género –al momento se han registrado 14 asesinatos– son evidencia suficiente para que el Gobierno revalúe el plan de prevención que promueven y las medidas de intervención que se utilizan, en especial por parte de las autoridades, incluyendo a los policías, los fiscales que evalúan los casos y los jueces.

“El Gobierno tiene que reconocer que los planes de prevención e intervención no funcionan porque, si no, seguiremos viendo a mujeres muertas”, expresó.
“Por otra parte, vemos errores en fiscalía en casos donde no se preparan adecuadamente a policías que dañan las investigaciones con sus prejuicios y a jueces que no saben manejar los casos... todo es lamentable y la mujer termina perjudicada en el proceso criminal”, agregó.

miércoles, 11 de julio de 2012

-Palabras-

Hermana de Wanda Camacho exige justicia

miércoles, 11 de julio de 2012
01:50 p.m. 
Mariana Cobián/mariana.cobian@gfrmedia.com

Para los familiares de Wanda Ivette Camacho Meléndez, no es fácil comprender cómo la omisión de una palabra en un documento tiene tanto peso, a nivel de que el asesino de la madre de dos hijos, Alexander Rodríguez Vélez, vaya a cumplir un máximo de 37 años de cárcel en lugar de 111 años.



Aunque se les explicó que el error del Ministerio Público al no incluir en el pliego acusatorio la palabra "premeditación", elemento esencial del delito de asesinato en primer grado, obligó a la jueza María Cartagena Colón, a cambiar su fallo de culpable por asesinato en primer grado a uno de segundo grado, para ellos tiene más peso la prueba presentada durante los tres días de juicio.
"Yo siempre he dicho que la premeditación estaba porque él llevaba tiempo diciendo que la iba a matar, hasta que lo logró. No entiendo por qué no se dejaron llevar por el vídeo (de las cámaras de seguridad que captaron los hechos del 13 de febrero pasado en Puerto del Rey Liquor Store, en Ceiba), los testigos, que declararon a pesar de que muchas personas no quieren testificar en los casos por miedo. Está la prueba. No estoy de acuerdo que se dejen llevar por una palabra", opinó la hermana de la occisa, Rosa Camacho.

Reiteró que "hasta ahora, no se ha hecho justicia de ninguna forma" a su hermana e hizo un llamado para que las autoridades "remedien el error que cometieron".
Al preguntárseles sobre el error cometido por las fiscales del caso Leilany Vargas y Rocío Gracía, reconoció que "nadie es perfecto".
"Bueno, para mí, las fiscales trataron de hacer el máximo. Cometieron un error... No puedo juzgar porque nadie es perfecto. Pero para mí, a pesar del error que cometieron, trataron de hacer el máximo. Pero qué te puedo decir. No tengo palabras", señaló Camacho.
La hermana de la mujer de 44 años recordó que Rodríguez Vélez "se burló del Gobierno al violar la orden de protección; se burló del Gobierno cuando tenía grillete electrónico y asesinó a mi hermana".
"Ahora vuelve a burlarse y vuelven a fallarle a mi hermana. Ahora le dan la victoria a él. Le están dando un premio por matarla. Lo que quería hacer, él lo logró. Esto lleva a otros delincuentes a seguir matando a las mujeres por violencia de género. Exijo a los tribunales que paralicen esto porque no es justo", manifestó Camacho.
"Yo seguiré luchando porque hay que hacer justicia. No se deben dejar llevar por una palabra, sino por los hechos", agregó la hermana de la occisa. Sobre la pena máxima de 37 años a la que se expone Rodríguez Vélez por asesinato en segundo grado y Ley de Armas, Camacho reiteró que no está de acuerdo.
"No estoy de acuerdo. Él mató a un ser humano, no a un animal", opinó Camacho, quien dijo que al salir del tribunal ayer, se sintieron "destruidos, sin ánimos, angustiados".

Al preguntarle qué le diría a las autoridades pertinentes, contestó: "Le diría que como hermana de Wanda Camacho y representante de la familia Camacho Meléndez, que no se dejen llevar por la palabra de premeditación, sino por los hechos. La angustia y desespero que ella pasó y que se ve en el vídeo de las cámaras de seguridad. Que ya que no le dieron la ayuda en vida, que por lo menos corrijan el error y por lo menos le echen 50 años o más porque está logrando lo que él quería, matarla y salir por la puerta ancha y seguir burlándose".
El Departamento de Justicia adelantó que tratarán de apelar la decisión, mientras que el gobernador Luis Fortuño esta mañana le pidió perdón a la familia de la mujer por el error del Ministerio Público.
En entrevista con Noticentro (Wapa TV), Fortuño aseguró que está indignado por el resultado del caso. “Este caso de Wanda Camacho es un caso que nos afecta a todos, lo vimos en los medios de comunicación... Y si fallaron las fiscales, lo primero que hay que hacer es pedirle excusas a la familia, voy a ser bien franco, eso es lo primero que se hace y yo lo estoy haciendo a nombre de ellas, si no lo han hecho todavía”, expresó el Gobernador.

lunes, 2 de julio de 2012

Mensaje ante la Junta Solemne del Colegio de Abogados de Puerto Rico


El pasado miércoles 27 de junio de 2012 tuve la gran oportunidad de dirigirme a las personas que asistieron a la Junta Solemne del Colegio de Abogados. Desde que el Presidente del CAPR, Lcdo. Osvaldo  Toledo, me honró con su invitación, tuve claro que aprovecharía la oportunidad para agradecer las grandes oportunidades que el CAPR brinda a las nuevas y nuevos colegiados para desarrollar, al máximo, sus mejores capacidades al servicio del país. Son muchas las anécdotas de resistencia y valentía que el CAPR ha provisto a cientos de generaciones.  Ese es el único camino que garantizará su subsistencia, a pesar de cualquier otra limitación o adversidad. Aquí, comparto mi mensaje. VRT
Hace varias semanas recibí una llamada del Presidente del Colegio de Abogados en la que me informó que la Junta Solemne se aproximaba y le interesaba que la oradora principal fuera una mujer comprometida con el Colegio. Mientras me hablaba yo asentía y hacía una lista mental de las excelentes abogadas colegiadas que todos los días construyen a nuestro Colegio y lo hacen mejor.   Pero de repente escuché de la voz del Presidente un "y quiero que seas tú.   "¿¿¿¿Yo????"
  A pesar de la sorpresa inicial no me costó mucho aceptar   el gran privilegio que me concedió, porque siempre valoro las oportunidades que la vida me brinda para rendirle honor a quien honor merece, así que asumo esta oportunidad única de dirigirme a ustedes para honrar al Colegio de Abogados, que es una de las instituciones más importantes en mi vida como abogada y ciudadana.  
  Antes de comenzar a leer las reflexiones que quiero compartir con ustedes en la noche de hoy, quisiera comentarles que soy una fiel creyente de que en la vida son pocas las casualidades. Creo, más bien, en las causalidades.   De hecho, son cientos las causalidades que me tienen hoy aquí frente a ustedes. Una de ellas,  me permitió conocer con tan solo 17 años   a un abogado extraordinario que, desde nuestra primera conversación, auguró que me convertiría en abogada y que nos encontraríamos en el camino, lo que sucedió diez  años después cuando fuimos colegas en defensa de la comunidad de Villas del Sol. Desde el primer encuentro, él se convirtió en un ejemplo de lo que es vivir la profesión de la abogacía desde un compromiso férreo con la justicia social,   fue y es inspiración para los abogados y abogadas jóvenes que tuvimos la dicha de conocerle y es a él a quien me gustaría dedicarle estas palabras de hoy. Me refiero al compañero recientemente fallecido Juan Santiago Nieves, para quien pido un aplauso.
  La invitación del presidente me hizo recordar el momento en que asumí con orgullo que sería parte de esta institución. No provengo de una familia de abogados. Mi padre fue servidor público por más de 40 años en el Departamento de Hacienda y mi madre fue asistente dental y ama de casa que se dedicó a mi cuidado. Conformábamos la típica familia de clase trabajadora, que hizo malabares para asegurarle a la hija, una educación de excelencia. No éramos abogados ni abogadas, pero escuchábamos y mirábamos con respeto hacia el Colegio de Abogados.  Cuando los licenciados Noel Colón Martínez, Manuel Fermín Arraiza o Harry Anduze hablaban, nosotros escuchábamos.   El Presidente del Colegio de Abogados siempre significó una figura de respeto dentro de mi hogar y el Colegio era una constante referencia.   De hecho, recuerdo que cuando dábamos el paseo de los domingos, papá siempre me señalaba esta sede en su poco disimulado afán de entusiasmarme con la idea de que me convirtiera algún día en una de sus integrantes.
  Así que convertirme en colegiada nunca fue, para mí, un mero paso más para ejercer la profesión de la abogacía. Sin embargo,   puedo reconocer un momento clave que me hizo desear acelerar el tiempo y convertirme en colegiada lo más pronto posible y fue también el día en que pisé esta sede por primera vez. Fue en septiembre de 2005, pocos días después de que tomara la reválida. Ya sabía que sería oficial jurídico en el Tribunal de Apelaciones, pero todavía no sabía si había aprobado la reválida.
  El momento fue la caminata que mi madre y yo, junto a otras muchas personas,   dimos desde el Ateneo Puertorriqueño, con la bandera puertorriqueña en mano, para acompañar al cuerpo de   Filiberto Ojeda Ríos hasta este salón en dónde estamos.   Resulta curioso que el evento que para algunos   fue supuestamente el momento del desapego, para mí fue el momento del encantamiento. Todavía recuerdo mi emoción cuando subimos esas escaleras. Filiberto en el Colegio. Para mí eso tenía y tiene todo el sentido del mundo. Si era verdad que el Colegio de Abogados era la casa abierta del pueblo de Puerto Rico, ¿cómo no iba a recibir a una persona a quien el pueblo despidió en su muerte como a pocas?   ¿Cómo no iba a recibir el cuerpo de una persona que, en ese momento, era el símbolo máximo de la indignación que sintió este pueblo, fuera de líneas partidistas, ante lo que reconoció como una crasa violación a los derechos humanos más básicos? Desde ese día, me sentí comprometida con el Colegio y ese compromiso, ha crecido y se ha profundizado en la medida en que el Colegio ha continuado diciendo presente en los momentos de mayor vulnerabilidad de nuestro pueblo.
  Cuando me veo aquí parada ante ustedes reconozco que no estoy sola. Hace un rato les hablaba de causalidades y, como les decía, han sido muchas. Estoy aquí gracias a mis compañeras veteranas de la Comisión de la Mujer, que me recibieron con los brazos abiertos a pesar de no conocerme, estoy aquí gracias a unos compañeros y compañeras abogadas que me han inspirado a defender comunidades ya observar y operar el Derecho desde la perspectiva de quien menos acceso tiene a la justicia;  también debo agradecer a una jefa solidaria (Maricarmen Ramos de Szendrey), colegiada del año 1986 comprometida con el Colegio de Abogados y que acoge con beneplácito y mucha compresión mis responsabilidades con la Comisión de la Mujer y que apoya el trabajo Pro Bono. Debo reconocer que he sido muy afortunada.
  Sin embargo, soy parte de una generación de abogados y abogadas a la cual ha tomado desprevenida las sacudidas que ha recibido nuestro sistema de justicia. Y es que cuando estudiábamos derecho todavía nos podíamos dar el lujo de soñar con utilizar las prácticas tradicionales de nuestra profesión para el mejoramiento social de las poblaciones más desaventajadas.   Lamentablemente, en el Puerto Rico de hoy, la politiquería, el abuso policiaco, la impunidad, la mentira y la manipulación de quienes tienen el poder nos han perturbado de una manera atroz.   Todavía cuando estudiábamos Derecho los pasillos se llenaban de debates sobre quienes podrían llenar plazas en el Tribunal Supremo, ahora sabemos que eso no se debate en ninguna parte; ni en las Escuelas de Derecho, ni aquí porque no nos dan tiempo para hacerlo, ni en la Legislatura porque a los senadores no les interesa hacerlo.   La Escuela de Derecho quedó muy atrás, a pesar de que no ha pasado tanto tiempo desde que nos graduamos. Allí:

Nos enseñaron que existe la libertad de expresión, pero la Policía Municipal de San Juan multó y amenazó con arresto a compañeras del Movimiento Amplio de Mujeres por pintar un mural en contra de la violencia machista.

Nos enseñaron que la dignidad del ser humano es inviolable pero cuando quisimos llevarles alimentos a estudiantes en huelga, la Policía de Puerto Rico tiró la comida al suelo y amenazó con arrestarnos.

Nos enseñaron que nadie podrá ser despojado de su propiedad sin el debido proceso de ley, pero el Estado pretendía, expulsar a una comunidad entera de unos terrenos sin siquiera entregarles copia de la demanda de desahucio.

Nos enseñaron que las leyes se interpretan según la intención de sus autores y autoras, pero el Tribunal Supremo resolvió que las mujeres que están en relaciones adúlteras están excluidas de la Ley 54 cuando esa clasificación perversa no surge del texto de la ley.

  Todo esto ha abonado a un sentimiento algo desesperado que nos hace preguntarnos: ¿y con esto voy a tener que bregar por 20,25, 50 años? Puedo confiarles que estamos algo desolados. A pesar del cinismo que muchas veces corre y recorre a nuestra profesión, la realidad es que no creo que alguien sospechara que tantas instituciones importantes serían acosadas por quienes tienen el poder. Sin embargo, en la adversidad es que suelen aflorar las mayores fortalezas.
  Me enorgullece asegurarles que existe una generación joven que ha sido sacudida, pero que se mantiene en pie de lucha.    
Les presento a Mariana Nogales. Fue la presidenta del Consejo de Estudiantes de Derecho en la huelga del 2010. Se colegió en el 2011. Es madre soltera de dos hijos. Vive y trabaja por su cuenta y a través de Pro Bono en Humacao. Dice que su carro llega en automático a San Juan, dónde trabaja voluntariamente con la Coalición Puertorriqueña Contra la Pena de Muerte y en la de Humanistas Seculares. Actualmente, está en la Comisión Especial del Colegio a favor del derecho a la fianza y nos representa a todas y todos en el Comité del Pueblo en Defensa de la Fianza.
  Puedo hablarles también de Luis José Torres Asencio, que con una maestría de Harvard, está empeñado en trabajar para el desarrollo económico de quince comunidades a través de la Clínica de Desarrollo Económico Comunitario de la Escuela de Derecho de la UPR. Trabaja con agricultores y agricultoras de Utuado, padres y madres de niños con autismo en Lajas. Eso sin contar que es Director de la Asociación Nacional de Derecho Ambiental y se ha convertido en una voz representativa de la nueva cepa de abogadas y abogados que nos aproximamos críticamente al Derecho.
  También les puedo hablar de la compañera Maricarmen Carillo, colegiada desde el 2007, con maestría de Derechos Humanos, y que trabaja en Servicios Legales de Puerto Rico, dónde representa, entre otros, a pescadores y pescadoras de Villa Palmeras. La filosofía de Maricarmen es que la relación profesional con sus clientes debe partir del respeto hacia su dignidad y de validar sus experiencias de vida.   Aún así, Maricarmen me cuenta que hay un 70% de probabilidades de que se quede sin empleo por los recortes presupuestarios a Servicios Legales.
  Mariana, Luis José y Maricarmen son sólo tres ejemplos de colegiados en la práctica que se suman a tantos otros y otras, que desde el   Gobierno de Puerto Rico apuestan al Colegio, que desde la propia Rama Judicial hacen la diferencia, o incluso desde los grandes bufetes se niegan a dejarse llevar por la marea de la indiferencia.
  Es evidente que a   quien el Colegio está atrayendo, desde que la colegiación es voluntaria,   no es al estudiante de Derecho que busca sólo de la profesión su sustento de vida, ni al abogado despatriado, ni a la abogada indiferente, sino todo lo contrario. Los abogados y abogadas que buscan al Colegio son aquellos comprometidos con la lucha contra la pena de muerte, que defienden los derechos constitucionales, que validan, día a día, prácticas comunitarias e inclusivas del Derecho.   Los nuevos y las nuevas colegiadas   están dispuestos a aportar sus mejores talentos al Colegio de Abogados y al trabajo comunitario y voluntario.   Pero ¿qué esperan, qué esperamos a cambio?
  Esperamos que el Colegio de Abogados abrace una agenda de avanzada y comprometida con los derechos humanos de la población; que visibilice a las mujeres maltratadas, a los inmigrantes sin documentos, a las personas sin hogar, a las comunidades en riesgo de ser desalojadas. La defensa que el Colegio haga de la población tiene por obligación que incluir una crítica a los tribunales del país cuando fallen en su deber de administrar la justica libre de prejuicios. Sé que esto a veces levanta cierta preocupación. Pero hay momentos en que no hay otra alternativa. De eso sabe nuestro Señor Presidente, Lcdo. Osvaldo Toledo,  cuando prefirió la cárcel antes de aceptar una arbitrariedad, en un acto de valentía y desprendimiento, que estoy segura perdurará en los anaqueles de la historia de nuestro Colegio.
Una agenda de avanzada significa validar nuevas maneras de operar al derecho comunitaria y democráticamente. Significa asegurarnos formas de garantizar la autosuficiencia del Colegio para poder resistir los ataques externos y dejar claro que no necesitamos que el Estado valide ni financie nuestras ejecutorias; significa la necesidad de formarnos políticamente para idear nuevas estrategias a favor de nuestros clientes y clientas;   y significa promover la democratización de los procesos judiciales aunque ello implique cierta renuncia al protagonismo del abogado o la abogada en tales procesos.
  Cuando nos enteramos de que el   Tribunal Supremo, a través de una sentencia, había   determinado que una mujer en una relación de adulterio no estaba cobijada por la Ley 54 varias integrantes de la Comisión de la Mujer, junto a compañeras de otros colectivos, nos dimos cita a las afueras del Tribunal Supremo para, entre otras cosas, explicarle a la Prensa la diferencia entre una sentencia y una opinión y exigir que el Departamento de Justicia impartiera directrices al Ministerio Público de continuar presentando cargos contra agresores en relaciones adúlteras, lo cual logramos. Ese tipo de incidencia,   de la que no se habla en las Escuelas de Derecho, es hoy, más que nunca, necesaria para una sobrevivencia digna de nuestra profesión. Y subrayo DIGNA. Porque la profesión de la abogacía siempre va a existir pero queremos ser parte de una profesión que nos haga sentir honrados, y no avergonzados. Es así como nuestro Colegio puede convertirse en un guía moral que no sólo nos acompañe en estos días de tanta vulnerabilidad política y económica sino que nos incentive a ser mejores.
  Para concluir estas reflexiones, quisiera reafirmar mi compromiso con esta institución; honro a todos los compañeros y compañeras que me llevan años de ventaja en cuanto a compromiso y verticalidad; agradezco a todos los presidentes y presidentas de nuestra Institución por haberla cuidado al máximo de sus capacidades; les convoco a acompañarnos en el camino, pasadas, presentes y futuras generaciones, siempre mirando hacia el horizonte, orgullosas y orgullosos, de haber elegido voluntariamente ser parte de una de las instituciones más valientes de nuestro país. Muchas gracias.