Ayer 17 de marzo tuve la dicha de representar a la Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados en la iniciación de l@s nuevos integrantes de la Organización Pro-Derecho de la Mujer de la Universidad Católica de Ponce. Con mucho agrado, tuve la oportunidad de compartir con la presidenta de la organización, Taileen Negrón Rivera, y el resto de l@s estudiantes que ahora forman parte de ella.
Comparto con ustedes las palabras que le dirigí a tod@s :
Buenas noches. A nombre de la Comisión de la Mujer del Colegiode Abogados de Puerto Rico y del mío propio les doy las gracias por suamable invitación en la noche de hoy para esta importante actividad. Enespecial, le agradezco al Decano Lcdo. Angel González Román su apoyosolidario a las y los estudiantes que hoy inician su vida como parte de laOrganización Pro Derechos de la Mujer de la Escuela de Derecho de laPontificia Universidad Católica de Ponce. Agradezco también los tenacesesfuerzos de la Presidenta de la Organización Taileen Negrón Rivera, dequien guardo los mejores recuerdos cuando juntas disfrutamos nuestraadolescencia en los pasillos del Colegio Notre Dame de Caguas.En el año 2006 me integré a las labores de la Comisión de laMujer con el firme afán de adelantar, de manera especial, los intereses de lasmujeres estudiantes de Derecho. Ese afán se fraguó precisamente durante mis tresaños como estudiante de Derecho cuando, contrario a ustedes aquí presentes,sentí la ausencia de una organización que reuniera a las estudiantes de Derechoen aras de visibilizar, problematizar e intentar proponer soluciones a los retosque confronta la mujer desde que es estudiante de Derecho y luego seconvierte en abogada. Es el convencimiento de las integrantes de la Comisiónde la Mujer que no existe mejor foro que las escuelas de derecho paracomenzar la discusión sobre tan importantes dilemas. Por esa razón, duranteeste bienio, una de las misiones principales de la Comisión es promover yfortalecer sus lazos con las organizaciones estudiantiles que revitalizan lacausa de la mujer que, no es otra cosa que la causa por la paz y la justiciade cada una de las personas que componen nuestra sociedad.Entonces, a la pregunta de cómo las organizaciones de mujeres estudiantes de Derechopodrían aportar al mejoramiento de la profesión jurídica serían muchas lasrespuestas. (Hago un paréntesis para reconocer, con mucho agrado, que estaorganización la componen tanto estudiantes hombres como estudiantes mujeres.Sin embargo, es claramente notable que la mayoría de las integrantes de laorganización son mujeres, por lo que espero que los compañeros que hoy seinician se sientan incluidos cuando hablo de “mujeres estudiantes” en elcontexto de este mensaje).Así bien, aprovecharé los próximos minutoscon ustedes para repasar algunos de los retos que como mujeresconfrontamos en la profesión jurídica con el fin de motivarles a utilizar estaOrganización como herramienta de cambios y soluciones.Lo primero que quisiera destacar es la falta de cursos en los currículos regulares de lasescuelas de Derecho que aborden el estudio desde la perspectiva de lasmujeres y que vayan dirigidos a preparar a los y las estudiantes para lidiarcon los problemas legales de sus clientes mujeres. En una de las actividadesauspiciadas por la Comisión de la Mujer durante el bienio pasado,prominentes abogadas, juezas y profesoras de derecho estuvieron de acuerdoen que, por largos años, los cuestionamientos sobre las condiciones de lasmujeres se limitaron a los cursos de Familia. Es necesario que abramos laspuertas a que otro tipo de cursos especializados, discutan lasparticularidades del litigio relativo a las mujeres, entiéndase, en el campolaboral, criminal, derecho de menores, entreotros. Como estudiantes, lesinvito a que soliciten la celebración de simposios,conferencias yseminarios que correspondan a tales inquietudes y necesidades.Estoy segurade que en el Decano tendrá a un amigo que les escuchará y, en lamedida delo posible, cumplirá con sus pedidos. Y en ese camino la Comisión delaMujer estará presente para colaborarles en todo lo que necesiten.Segundo,ya se hace imperativo problematizar la concepción positivista yestrictamente legalista con la que se han intentado resolver problemassocialesprofundos, tales como la Violencia Doméstica con la Ley 54, eldiscrimen encontra de la mujer embarazada con la Ley de Madres Obreras ylas condicioneslaborales de las madres trabajadoras con la Ley de laLactancia. Si bien escierto que todas esas leyes, entre otras, han marcadoun antes y un después enla reivindicación de los derechos de las mujeres,la realidad es que comoabogadas y abogados no podemos conformarnos con eltexto de la ley. Tenemos queseguir estudiando y cuestionando los fenómenossociales que conllevandisparidad, violencia e injusticia para las mujeresdesde distintos campos deacción, incluyendo las escuelas de derecho.Y,tercero, debemos hallar lamanera de darle voz y herramientas a las cientosde abogadas afectadas por lasprácticas tradicionales dentro de la profesiónlegal que repercuten encondiciones de desventaja a la abogada, como, porejemplo, la utilización de lashoras facturadas como elemento principal enla evaluación de las ejecutorias delas y los empleados en oficinas legales.Mientras nuestras ejecutorias seanexaminadas bajo una perspectiva que notoma en cuenta las particularidades delas mujeres, es decir, nuestracapacidad de ser madres, el trabajo no renumeradoen el hogar, y lasresponsabilidades exclusivas que la sociedad aún nos imponeen la crianza delos hijos y en el mantenimiento de ese hogar, se continuarácimentando elllamado “techo de cristal” que tanto ha coartado las oportunidadesdeascensos y mejoramientos salariales de las compañeras abogadas. Tenemos queconseguir la manera de que las evaluaciones de nuestras ejecutoriasprovengan deestándares justos y equitativos para, de esa manera, combatirla disparidad queaún existe dentro de nuestra profesión.Los retos ylos campos de acción son muchos más pero quise enfatizarles esos tres porquepienso que la profesiónjurídica se vería muy beneficiada de que los mismosse discutieran formal einformalmente en las Escuelas de Derecho, tanto ensus aulas como en suspasillos. Ustedes, hoy, han tomado un importante granpaso: se han unido a unaorganización que buscar reivindicar los derechos delas mujeres, lo cual ya, deentrada, debe garantizarle a esta Escuela unespacio de reflexión y acción querepercutirá en el mejoramiento no sólo denuestra profesión pero de toda lasociedad. Les felicito efusivamente porello. Adelante.