miércoles, 25 de enero de 2012

Camila Rodríguez Estrada “Desde chiquita he tenido estas ganas de luchar, un sentido de justicia”

Publicado originalmente en Claridad.

“La realidad es que yo no sabía nada de organizaciones políticas, lo único sí que desde chiquita he tenido estas ganas de luchar, un sentido de justicia, que mi mamá y mi abuela me inculcaban, de luchar por las cosas justas, las cosas buenas, claro desde la perspectiva de uno. No había ido ni a una marcha, ni piquete, aquí me pulí en la Universidad”


Camila Rodríguez Estrada
Foto por: Ita Venegas Pérez/CLARIDAD



Por Cándida Cotto

Publicado: martes, 24 de enero de 2012

Llegó al Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico en agosto del 2010, cuando el movimiento estudiantil estaba en su pleno apogeo, preparado para continuar con la huelga en contra de un aumento en los costos de matrícula.

“Rápido empecé a buscar foros, charlas, quería informarme porque yo venía de un colegio y lo único que escuchaba eran noticias explicando lo que era la huelga. Comencé a buscar y en un foro, La Universidad ante la crisis capitalista, conocí a la OSI (Organización Socialista Internacional), ahí me gustó lo que oí, la explicación y ahora estoy militando en la OSI y en el movimiento estudiantil”.

Camila Rodríguez Estrada, la joven arrestada por negarse a mostrar su identificación a guardias privados mientras se encontraba usando su computadora en un pasillo de la Facultad de Humanidades, no había asistido nunca ni a una marcha, ni a un piquete hasta que llegó a la Universidad, pero su preocupación por la justicia, por luchar por lo que considera justo, siempre le había sido inculcada por su madre y su abuela.

“La realidad es que yo no sabía nada de organizaciones políticas, lo único sí que desde chiquita he tenido estas ganas de luchar, un sentido de justicia, que mi mamá y mi abuela me inculcaban, de luchar por las cosas justas, las cosas buenas, claro desde la perspectiva de uno. No había ido ni a una marcha, ni piquete, aquí me pulí en la Universidad”, expresó la joven en entrevista con CLARIDAD.

El arresto de la estudiante de segundo año de la Facultad de Humanidades, ha levantado sorpresa e indignación tanto en la comunidad universitaria como en el resto del país. La solicitud de identificación responde a un nuevo plan de seguridad implementado por la administración universitaria del Recinto, que organizaciones como el Consejo General de Estudiantes (CGE) del Recinto, la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (HEEND) y la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) han denunciado que no ha sido aprobado por ningún cuerpo rector del Recinto.

En el momento en que llegaron los policías a interrumpirla estaba leyendo unos documentos de la OSI. Ya antes de sentarse en el pasillo se había negado a mostrarle su identificación a un policía. “Cuando me senté a bregar con la computadora fue que vinieron los tres guardias con el universitario a preguntarme otra vez por el ID. Había más gente, aunque poca, esporádica”, describió Camila. Antes de eso nunca se le ocurrió pensar “por qué a mí”.

“Me preguntaba por qué me están pidiendo el ID si esto es una universidad pública. Si viene un estudiante de la Vila Mayo, vamos a suponer, a utilizar la Biblioteca, y no tiene ID… me pareció irracional… y más yo como que soy estudiante siempre entro y nunca me lo piden, hay una política de “open campus”. ¿Pa’ qué quitaron las verjas y ahora vienen a pedir ID? Como que se contradicen en su discurso”, comentó la joven quien tuvo una participación activa en el proceso huelgario en el Comité de Acción de Humanidades.

Camila desmintió comentarios de algunos medios de comunicación de que el incidente fue planificado por la organización a la que pertenece. “Es absurdo pensar eso, que estuvo pensado, no hubo ningún plan”, reiteró.

¿Tuviste miedo en algún momento?
“No, al momento del arresto no tuve miedo de la situación como tal. Yo sabía que no estaba haciendo nada malo, solamente estaba protegiendo mis derechos. En ningún momento sentí miedo por esa parte. Ya cuando me arrestaron, ahí es que uno empieza a preguntarse por qué…”.

El asunto es mucho más que un arresto. La joven estuvo detenida por once horas y fue acusada de obstrucción a la justicia y alteración a la paz. La vista preliminar está pautada para el próximo 8 de febrero a las 8:30 de la mañana en el Centro Judicial, en Hato Rey. Ese día se llevará a cabo un piquete frente al Tribunal mientras transcurre la vista.

Como joven, ¿cuál fue tu experiencia de la participación en el proceso huelgario?
“La realidad es que siento que el haber participado en el movimiento estudiantil me sirvió a mí a crecer, crecí como persona, no tienes idea. Políticamente, como persona, uno va cogiéndole más cariño a las causas justas, haciendo nuevas amistades con personas que recibimos macaneos juntos, uno crece, uno aprende un montón”.

¿Cuáles dirías que son las aspiraciones del movimiento estudiantil?
“Creo que como movimiento estudiantil a lo que nosotros aspiramos es a una educación de excelencia, una educación de calidad, una educación gratuita y no una educación de mercado, ni colonial. No una educación que responda a los intereses de las compañías privadas, sino una educación que responda a los intereses del pueblo, de la clase trabajadora, de los pobres, no de las compañías privadas que dan fondo a la Universidad”.

De baja estatura, delgada, amplia sonrisa, Camila acepta que siempre quiso entrar al Recinto de Río Piedras de la UPR. De hecho, contó que tuvo la oportunidad de ir a estudiar con beca a la Universidad del Sagrado Corazón (USC) al ganar una Mención de Honor en materia de Estudios Sociales, en una competencia del periódico El Nuevo Día, conocida como Los duros en la materia. “ Pero no la acepte, yo quería entrar a la UPI, porque veía esa sinceridad en el movimiento estudiantil, veía sinceridad en su lucha de que estaban haciendo algo justo, tratando de darle algo a la gente que no tiene educación”.


¿Te ha llenado lo que has aprendido en este recinto?
Sin dudarlo responde: “Sí, me he topado con profesores excelentes. Por ejemplo, el primer semestre de mi primer año me topé con Vickie Muñiz, mi profesora de Ciencias Sociales, que es una profesora excelente, me llenó mucho, me abrió los ojos. De hecho, ella fue parte de este proceso de mi crecimiento en el movimiento estudiantil porque ella en su clase le da a uno contexto social de lo que es la lucha del movimiento estudiantil, las integraba a sus clases. Me he topado con profesores excelentes”.

¿Cuál consideras debe ser el papel de la juventud universitaria en estos momentos en la UPR y en el país?
“Creo que debemos ser la esperanza, la esperanza para el futuro. Yo creo que si nosotros nos planteamos luchar por una educación que no responda a los intereses del mercado, sino que responda a los intereses del pueblo, creo que vamos por buen camino. Por ejemplo, uno de los problemas que más afecta al país es la criminalidad y la criminalidad no se resuelve con la mano dura, hay que resolverla apostando a la educación. Ahora mismo Fortuño hizo estructuras nuevas, las escuelas del siglo 21, pero de qué te vale hacer estructuras nuevas si la educación va a seguir siendo la misma, la educación va a seguir respondiendo a los intereses del mercado y no a los del pueblo. Es como una contradicción y por eso los estudiantes tenemos que dar la lucha y no solamente los estudiantes, profesores, empleados, trabajadores, todos por la educación. Para mí, es uno de los pilares fundamentales para levantar un país”.

La estudiante activista que se prepara en Historia de las Américas, comentó que le llama la atención del movimiento estudiantil de Chile, las grandes movilizaciones de estudiantes y su radicalización. “Los estudiantes están bien comprometidos con su lucha. En su discurso tú ves las grabaciones y a cada uno que le preguntan, todos tienen la misma línea, no queremos educación de mercado sino adecuada a nuestros intereses, a los intereses del pueblo, están dispuestos a hacer lo que sea por defender su educación, lo que sea”, reafirmó con admiración.
La estudiante de 19 años aspira alcanzar su bachillerato en Historia de las Américas con una certificación de maestra “para luego desempeñarme como maestra en escuela pública o privada para tratar de poner mi granito de arena en el sistema de educación, que lo más que le falta es educación”.

Camila reconoció que a la mujer que más admira es a su abuela, María Delgado, a quien describió como a una mujer luchadora que pudo sacar a su familia hacia delante y criar a sus cuatro hijos. “Me ha inculcado este sentido de luchar por lo que yo creo y por un mundo mejor, es la mujer que yo admiro”.

Sobre el año que comienza dijo “espero que este año sea uno de lucha, que podamos resistir los embates de este gobierno y sea uno para luchar por nuestro país”.

viernes, 20 de enero de 2012

De dolores y sueños...

Lei la noticia en facebook y rápido me conecté a twitter para directamente solicitarle confirmación de ella a los periodistas que la estaban difundiendo. La confirmación llegó a los pocos minutos: en efecto, una adolescente perdió sus piernas porque su pareja la embistió contra ella con su vehículo. Diciembre es un mes que nos causa temor a las personas y organizaciones que trabajamos para erradicar la violencia de género, porque aunque es un mes de celebraciones y algarabías la realidad es que también supone diversos momentos de tensión y expectativas fallidas que pueden generar mucha violencia. Después de la confirmación, di una entrevista telefónica para comentar la triste noticia y, al colgar, sentí algo que no me había sentido antes: una desolación y soledad tremendas. Quería llorar pero no podía. Las lágrimas, que tan fáciles se me dan, en esa ocasión no me salían. Sentía el pecho oprimido y quería darle atrás al tiempo para evitar enterarme de la noticia. Pero era tarde. No podía sacarla de mi mente. ¿Qué estoy haciendo para evitar esto?, era la pregunta que me atormentaba.

Desde ese día, he sentido una especie de terror de enterarme de cosas. Ya no compro los periódicos, y si los compro, los dejo tirados en el carro. Me entero de las cosas por facebook y por lo que a veces escucho en la radio am. No quiero dar entrevistas. O, al menos, no quiero darlas para comentar el horror. Tampoco estoy escribiendo tanto aquí.

Quiero y necesito hacer cosas, primero por mí, y luego por las demás.

En estas últimas semanas he dedicado todo el tiempo disponible a compartir y amar a mi familia, despedir a amigos queridos, vivir vicariamente un viaje espectacular que mi mejor amigo hizo por Italia, conoci amistades nuevas, por primera vez entrevisté a una artista que admiro mucho y visité varios pueblos de la Isla. El amor me ha rescatado.

He decidido de dejar de contar a las mujeres fallecidas a causa de la violencia de género pero seguiré, a través del blog, hablando de ellas y sus historias. El año pasado oficialmente casi 30 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. Los números son importantes porque visibilizan la situación y explican porqué es imperativa una política pública que persiga erradicar la violencia de género. Por ello, seguiré apoyando a todas las personas que requieran información al respecto pero, al menos por un tiempo, no quiero fijarme en los números.

El proyecto que actualmente me entusiasma y me anima es el de la Ruta de las Mujeres. Me anima porque es un proyecto que pretende ser comunitario, amplio y de base. El primer taller lo realizamos en el Residencial Las Violetas de Vega Alta y fue excelente. Conocimos mujeres luchadoras quienes, aún con muchos problemas, quieren que su voz sea escuchada. Próximamente, el sábado 28 de enero a las 9 am, nos moveremos hasta Mayaguez, y así seguiremos haciendo talleres por todo Puerto Rico, escuchando, hablando, queriendo y comprometiéndonos con nosotras. Sé que una vez retome la Ruta... mis esperanzas alzarán nuevamente vuelo.

sábado, 14 de enero de 2012

Carmen

Matan a puñaladas a mujer en Puerto Nuevo

Tras el violento incidente, el individuo Hiram Torres Soto, de 48 años, confesó haber asesinado a su pareja luego de una discusión. (Para Primera Hora/Rafael Pichardo)

sábado, 14 de enero de 2012

Amarilys Lozada Martínez/Para Primera Hora


Carmen González Nieves se convirtió en la primera víctima de violencia doméstica de 2012 al ser brutalmente asesinada a puñaladas, primero con un cuchillo y luego con unas tijeras, por su pareja esta mañana en la urbanización La Riviera de Puerto Nuevo.

Tras el violento incidente, el individuo Hiram Torres Soto, de 48 años, confesó haber asesinado a su pareja luego de una discusión.

Según indicó el inspector Jesús Rivera Torres, del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de San Juan, Torres Soto tomó posesión de un cuchillo y arremetió contra la víctima.

González Nieves, de 53 años, recibió dos heridas por el lado izquierdo del mentón y el cuello, una en el abdomen, una en la costilla izquierda y otra en el seno izquierdo.

Durante el acto, el cuchillo se partió y le ocasionó una laceración en la mano al sujeto, sin embargo esto no bastó para que se detuviera. El atacante tomó una tijera y continúo realizándole heridas punzantes a la mujer.

Torres se personó a la residencia de su pareja luego de que ésta se lo pidiera en una llamada telefónica. Fue entonces que la pareja discutió porque, aparentemente, la mujer había salido esa noche, según indicó el inspector Jesús Rivera.

A la escena llegaron algunos conocidos de la mujer ya que, según trascendió, ésta no tiene familiares en Puerto Rico.

El cadaver de la víctima se encuentra en el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) para fines de autopsia bajo el nombre de Jane Doe ya que, al momento, ningún familiar ha ido a identificarla.

El Inspector informó que el hombre había estado en varios negocios del área de Puerto Nuevo luego de haber salido de su trabajo y se cree que había ingerido bebidas alcohólicas, no obstante admitió que no se le realizó una prueba de detección de alcohol en el momento.

Por otro lado, la Policía informó que Torres Soto no tiene récord criminal.

La fiscal Vanessa Román evalúa la prueba y se espera que en la tarde de hoy se le radiquen cargos al individuo, mientras éste se encuentra detenido en el cuartel de Puerto Nuevo.

Según datos oficiales de la Policía se registraron un total de 28 muertes por violencia doméstica en el año 2011.

miércoles, 4 de enero de 2012

“Ha resurgido una misoginia muy agresiva que parecía desaparecida”

Hace más de tres décadas, mujeres de toda España buscaban en la Librería Mujeres de Madrid, además de lecturas vanguardistas, información sobre cómo conseguir preservativos, la píldora o dónde poder abortar.

Hoy, sigue siendo la librería especializada en feminismos más emblemática del país.

Conversamos con su librera Elena Lasheras.

A unos metros de la Plaza Mayor de Madrid, una de las más populares de España, encontramos una sala donde fácilmente podemos imaginar conversando, en torno a una mesa camilla, a Simone de Beauvoir, Mary Poppins y la madre de los hijos a los que cuidaba, la sufragista Jane Banks, Dolores Ibárruri ‘La Pasionaria’, la pintora Remedios Varo o a la activista egipcia Nawal El Saadawi. Y, por supuesto, a sus anfitrionas, las libreras Lola Pérez, su hija Elena Lasheras y Ana Domínguez, responsables de la Librería Mujeres y de la exquisita selección musical que termina de obrar el milagro: un espacio atemporal, que parece cobijar el último siglo de historia de la mujer y que, a la vez, ha despuntado como punta de lanza de la vanguardia de la liberación de la mujer española desde que abrió sus puertas en 1978, cuando en este país no teníamos derecho, por ejemplo, a tener una cuenta corriente en un banco ni a alquilar un piso sin el consentimiento de un hombre.

Elena Lasheras viste un blusón morado rabioso y una boina negra ‘calada al estilo del Ché’. Su frondosa cabellera blanca encuadra un rostro amplio, una sonrisa abierta. Acaba de volver de acompañar a la catedrática mexicana de antropología Marcela Lagarde en una gira de presentaciones de su último libro, Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y locas, publicado en España por la editorial de la Librería Mujeres, Horas y horas. Viene pletórica, emocionada por la acogida y el grado de participación de las asistentes. Un entusiasmo que vertebra la conversación, pero que rebrota con más fuerza cada vez que menciona a las jóvenes de la comisión madrileña de feminismos del 15M, en la que participa activamente.

Elena Lasheras en la Librería Mujeres (P. S.)

Periodismo Humano. ¿Cómo y por qué comienza vuestra vocación de libreras?

Elena Lasheras. En aquel momento, 1978, llevar la cultura al pueblo y montar una librería en un barrio era de lo más revolucionario. Así que montamos una en el barrio de La Ventilla, muy pobre, donde estaba el basurero, pero también muy reivindicativo -estaban muy orgullosos de haber dicho no a los dos referendos de Franco-. En el escaparate había siempre un libro de educación sexual y cada día pasábamos una página. Así que los chavales, al salir de clase, corrían para seguir leyéndolo. Fue una experiencia maravillosa, pero el nivel cultural y económico del barrio era muy bajo, así que tuvimos que cerrar.

También en el 78, la profesora de sociología Jimena Alonso había abierto la Librería Mujeres junto a otras 200 mujeres que, a modo de cooperativa, habían puesto cada una 25.000 pesetas. En el sótano se reunían grupos de mujeres clandestinamente y tuvieron muchas dificultades por ataques vandálicos, por lo que llegaron a tener protección policial en los 80. Finalmente cerraron el mismo año que nosotras en el barrio y tres años después, en el 88, tras pactar la deuda con las editoriales, la reabrimos nosotras. Ana y yo teníamos seis hijos en total, así que también se sumó mi madre por si les daba por ponerse con varicela a todos a la vez, que alguien pudiera abrir la librería (cuentra entre risas).

P. Para recordar los avances que ha logrado la mujer en estos treinta años, ¿cómo era percibido que unas mujeres abrieran un negocio y qué requisitos os exigían?

E. L. La falta de libertad era doble para nosotras, por la dictadura y por ser mujeres. Yo tuve que pedir un crédito para abrir la librería y me tuvo que avalar mi marido; no podía tener una cuenta corriente, no había libros de educación sexual, ni acceso a los anticonceptivos… Yo iba con mis tres hijas muy pequeñas al médico para ver si así se apiadaba de mí y me recetaba la píldora… Pero no se apiadaban. Mi compañero venía al rastro a comprar los preservativos porque tampoco los vendían en las farmacias.

Pero también fue el tiempo del movimiento ‘La calle es nuestra’, de quitarse el sujetador, de reivindicar nuestro cuerpo, del ’speculum’, que era mirar nuestras vulvas con un espejo… Fue una época con muchas mujeres detenidas, juzgadas, pero también muy gozosa, muy potente. Yo la comparo con las mujeres del 15M. Así que voy a tener la suerte de vivir dos revoluciones: la del Mayo del 68 y la del 15M, sin una guerra en medio, que mi madre sí vivió, lo cual es un verdadero privilegio.

Y volviendo a los inicios, la librería se convirtió en un centro de información de todos estos temas: dónde se podía comprar la píldora o preservativos, lugares donde abortar… ¡Pero eso hasta mediados de los 80!. Los sábados por la mañana llegaban muchas madres de provincias con sus hijas adolescentes embarazadas para saber dónde llevarlas a abortar.

La librera Lola Pérez

En el mostrador de la Librería Mujeres es habitual encontrarse con la acogedora Lola Pérez. Sus recomendaciones apasionadas sobre libros, su humor cuando, pícaramente, pregunta de qué colores decora el envoltorio -¿rojo, amarillo, morado o de los tres?-, y su saber hacer de la librería hogar con gestos y palabras, y ciudadana a la clienta, son señas de identidad del local. Tiene 88 años, pero también ella es absolutamente atemporal y vanguardista. En el momento de la entrevista no está en la librería y su hija nos cuenta jocosamente y con devoción cómo, cuando un hombre pregunta malhumoradamente “¿Y aquí los hombres pueden entrar?”, contesta “los inteligentes sí’. Y se quedan desconcertados sin saber qué contestar a esa dulce ancianita. Eso sí, con la visita del Papa estaba tan enfadada que temíamos que le pasara algo”.

P. ¿Entran muchos hombres a la librería?

E. L. Siempre han sido una minoría, pero es que además, por fin, nadie pone en duda que las mujeres leemos mucho más y de todo, no sólo novelas. Obviamente, cada vez vienen más hombres que quieren formarse en el feminismo o en nuevas masculinidades. Pero es que para ellos sigue siendo difícil vencer ese ’ser más que otros u otras’ en el que se les educa. Aún hoy, en un congreso donde hay 3 hombres y 300 mujeres, hablan primero los hombres.

Y por eso creamos la Fundación Entredós, un espacio exclusivo para mujeres, como tantos otros que triunfaron en Europa, pero no en España. Y aunque pueda parecer un poco apartheid, no lo es porque si no ellos lo acaban ocupando todo. Sólo los miércoles pueden pasar chicos y no ha sido una decisión fácil, pero no pudimos dejar de hacer un esfuerzo pedagógico, no sé si por nacer mujer o por el hacernos mujer (bromea Elena parafraseando a Simone de Beauvoir).

P. Tras los años álgidos del feminismo, llegan los 90 y hay un retroceso hasta el punto de que en muchos sectores sociales el feminismo es rechazado. ¿Cómo lo vivisteis?

E. L. El feminismo es cíclico, pero hay veces que puede ser muy deprimente, como en los 90. Todo se desviaba al consumo: comprar libros era un acto de consumo, no de aprendizaje, de encontrarte con un contenido que te pueda cambiar la vida… Entonces, todo se trataba de lo que puedes adquirir a través del dinero: juventud y belleza a través de la cirujía plástica, moda… Y entonces el feminismo sale de las calles -por ejemplo, en las manifestaciones del 8 de marzo pasamos a ser muy poquitas-, y nos concentramos en la producción de pensamiento en las universidades, en los centros de documentación, en las cátedras de pensamiento… Y fue una época muy productiva a nivel teórico. De hecho, muchas de las mujeres del 15M se formaron, con un altísimo nivel, en el feminismo durante los 90.

Las libreras Lola y Elena

P. ¿Habéis sufrido ataques por ser una librería feminista?

E. L. En el 96 trajimos a casi 300 mujeres republicanas de España y alguna del exilio francés para hacerles un homenaje. Fue maravilloso, pero tuvo mucha repercusión en los medios y empezamos a recibir llamadas atemorizantes. Duró unos tres años y la Policía tuvo que intervenir el teléfono.

Luego, en el 2004, empezamos a encontrar los cierres llenos de silicona dos o tres veces por semana y, luego, pintadas amenazantes. Finalmente supimos que fueron de asociaciones de padres separados que nos culpaban del Síndrome de Alienación Parental.

Y no me extrañaría que se repitieran en el futuro, porque en los tiempos que se avecinan el machismo va a estar más respaldados. Pero es algo que les ha pasado a todas nuestras ancestras. La historia del feminismo no es de los dos últimos siglos, pero tenemos que estar desmontando las falsedades que se venden sobre nosotras cada 50 años porque nos hacen desaparecer: que las sufragistas eran solo burguesas, que las mujeres no han escrito teología… Hemos pasado de ser feas, machorras e inútiles a demostrar que sabemos, que escribimos, que estudiamos y que somos absolutamente necesarias para que el mundo avance y no de cualquier manera, sino a la manera de las mujeres.

P. En la manifestación contra la violencia policial que se celebró tras la Marcha laica este verano en España, algunas de las mujeres agredidas denunciaban que haber sido insultadas por policías con términos como ‘pilingui’ o ‘puta’. La violencia verbal machista sigue acudiendo a la libertad sexual de las mujeres para denigrarlas. ¿Cómo se convive con avances y retrocesos contínuos en la lucha por la igualdad tras toda una vida comprometida con ésta?

E. L. El ser putas es como nos han insultado durante siglos. El movimiento feminista es muy complejo y como movimiento de lucha para transformar la sociedad, un proceso reciente. Por eso, tenemos que estar renovando constantemente todo. A la vez que tenemos un avance tan grande como una ley contra la violencia machista, resurge una misoginia muy agresiva que parecía que había desaparecido. El feminismo aúna el pacifismo, la ecología, el cuidado del cuerpo y la salud, la clase… Y hemos tenido que aprender del feminismo negro, lesbiano, indígena… Y, mientras, la sociedad nos sigue diciendo lo estúpidas, putas, machorras que somos y constamentemente tienes que desmontarlo personal y colectivamente. Requiere mucha energía y no siempre es fácil. Pero yo siempre veo avances. Ahora, a mi edad, estoy reconociendo el peso de la teoría lesbiana, de las mujeres del campo que me han precedido. Yo siempre veo avances.

Objetos de decoración de la Librería Mujeres


P. Sin embargo, detectas que se ha investigado poco aún sobre la sexualidad de la mujeres, por ejemplo.

E. L. Es que es increíble que siga siendo tabú en pleno siglo XXI. Yo sostengo que el Mayo del 68 y el amor libre fue muy deslumbrante, pero que lo que se estaba sosteniendo era una sexualidad masculina. Y con el paso del tiempo hemos descubierto que son sexualidades distintas. Y hoy, llamarnos estrechas es lo mismo que llamarnos puta en el otro extremo. Desde la época del ’speculum’ no se ha teorizado sobre nuestra heterosexualidad. Se han editado muchos libros sobre por dónde, en qué posturas, el Punto G, el orgasmo de los dos a la vez… Todas esas leyendas han creado una insatisfacción terrible hasta el punto de que muchas mujeres nos cuentan que piensan que son frígidas. ¡A estas alturas!

P. ¿Cómo vivisteis la creación de un Ministerio de la Igualdad?

E. L. De repente eran demasiadas cosas: teníamos la Ley contra la violencia machista, la Ley de la dependencia… Y entonces las mujeres feministas del PSOE, a las que todas las españolas debemos muchísimo, crean el Ministerio de la Igualda, pero sin presupuesto porque la tenía el Instituto de la Mujer, con 25 años de historia en España. Así que lo vivimos con cierta desconfianza, pero esperanzadas. Ahora bien, qué político y en pago de qué se elimina cuando no tenía carga económica… No lo sé y tampoco me importa. El resultado es que los partidos políticos son patriarcales. Y las que sí aportan una gran diferencia son las mujeres feministas que se dejan la piel a tiras en los partidos y las que dignifican la política.

P. En la librería convivís tres generaciones: la de tu madre, la tuya y la de tu compañera Ana, y la de tu hija, que también trabaja en la librería. ¿Cómo interpretáis la invisibilización de las mujeres a partir de los cuarenta, cincuenta años? ¿Cómo crees que nos está afectando como sociedad?

E. L. Está manejada para motivarnos para el consumo. Si tienes que ser eternamente bella y joven ¡no veas el dinero que te vas a gastar en intentar conseguirlo! La agenda que hemos hecho este año es la de las mujeres viejas y libres. Eso es lo que significa hacerse mayor, ser cada vez más libre. Ya no tengo que demostrar nada a nadie, me pongo mi boina porque me abriga la cabeza y si me miran me da igual. Tuve que ser una niña buena, después una buena muchacha, una buena esposa, una buena madre… Y ahora no tengo que ser nada de eso. ¡Y eso es tan grande!. Y yo voy por la calle y veo que así lo viven muchas mujeres.

A la vez, a las mujeres siempre se nos enfrenta con la soledad: si no tienes pareja o hijos, te vas a quedar sola. Y una cosa es estar sola y otra, estar desolada. La soledad es muy necesaria para cada una de nosotras, para poder pensar, escribir, poner en orden nuestras ideas. Pensar es imprescindible, pero estamos rodeadas de ruido.

Agenda de las mujeres

P. ¿Cómo ha evolucionado la librería en estos 30 años?

E. L. Al principio, además de estar especializadas en feminismos, en narrativas escritas por mujeres y en literatura infantil a favor de las niñas, como libreras nos parecía imposible no tener a Kafka, por ejemplo. Entonces, la parte delantera era toda de mujeres y la de atrás, de hombres con una parte importante de homosexualidad masculina. Con lo cual, los sábados era también el día en que venían muchos gays de fuera de Madrid para poder comprar libremente los libros que les interesaban en la Librería Mujeres.

Más tarde, abrieron El Corte Inglés, la Casa del Libro y FNAC muy cerca y la economía se resintió porque estas grandes superficies compran más barato a las editoriales y pueden hacer descuentos que a nosotras nos resulta imposible. Ante esta situación, sustituimos la parte masculina por objetos de artesanía muy identificados con nuestra ideología (lámparas, cajas, atriles con los rostros de reconocidas feministas…) para hacer frente a una competencia no siempre leal. Por ejemplo, El Corte Inglés y la Casa del Libro pidieron que les bajáramos el precio de nuestra Agenda de Mujeres, el producto feminista más vendido en España, del que sacamos una tirada de entre 20 y 30 mil ejemplares. Como no podíamos, las retiraron de las cajas y las pusieron en la sección de libros de cocina.


Tomado de Periodismo Humano.