Justo cuando algunxs de nosotrxs literalmente nos desvelamos para terminar un informe que dará cuenta de las terribles violaciones de derechos humanos en Puerto Rico, en especial, contra las personas inmigrantes, los niños y niñas víctimas de trata y contra los que necesitan educación especial, la comunidad LGBTT y las mujeres (incluyendo las confinadas), en Puerto Rico se debate si debemos quitarle el derecho al voto a lxs confinados. No puede ser casualidad.
Veo a amigas y amigos, en completa paz, cuando se adhieren al discurso de los confinados y confinadas como los "otros y otras" que "tienen que pagar su deuda con la sociedad"; y que el "voto no es un derecho, sino un privilegio". En otros escenarios, esas amigas y amigos son personas afines en otras causas, como las de la excarcelación de Oscar López, a quienes defendemos precisamente de discursos totalizantes como esos.
Hoy parece importante reafirmar las máximas de:
La DIGNIDAD del ser humano es INVIOLABLE;
Los derechos HUMANOS son UNIVERSALES e INDIVISIBLES.
Si creemos en nuestra propia humanidad sería imperativo aceptar que no estamos dispuestas ni dispuestos a ceder un pedacito de quienes somos, ni un ápice de nuestra integridad física y moral. ¿Verdad? Pues las personas confinadas tampoco!
El mundo que yo deseo es uno sin discrimen, libre de violencias y capaz de fomentar el desarrollo de todas las personas sin importar sus circunstancias. Es un mundo con un Óscar excarcelado, donde mi niño Alejandro tenga todas las oportunidades del mundo a pesar del autismo; y en el cual no tiremos a pérdida a ningún ser humano/a, aunque nos cueste y nos duela (porque sí, a veces duele mucho reconocer la humanidad en el otro o en la otra!).
No puedo ni quiero elegir cuáles derechos quiero defender. Yo los defiendo todos, porque TODOS me protegen a mí.
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