"Se busca una mujer tan fiel a sus amores como a la libertad y a mis canciones; se busca una mujer tantas veces juzgada, acusada de musa apasionada. Tal vez está zurciendo mi tristeza, espejo que me inventa la belleza, mujer de mi raíz y mi certeza. Hay un lazo invisible que nos une, una complicidad que nos delata, se busca una mujer que desacata mi enamorada voz y escapa impune; se busca…"
-"Se busca" de Liuba María Hevia-
Mientras pensaba en preparar un video con fotos para dedicarlo a mi madre, recordé una conversación con mi amiga Mari Mari Nárvaez, en la que me dijo que "en la vida se necesitan muchas madres....". Y es verdad. Se me ocurre que si de las maternidades se trata, cada persona construye a su propias "madres" y lo que es tener, no una mamá, sino una "relación maternal" con otros seres humanos.
Mi camino como hija ha sigo construido desde las manos de la mujer que me parió, me alimentó con fórmula, renunció a su trabajo asalariado para cuidarme y, cuando las cosas se pusieron malas, volvió a trabajar asalariadamente para pagar la luz, el agua y la compra del hogar. Pero también otras relaciones maternales han marcado mi camino de hija, desde el amor y la solidaridad; la empatía y los regaños; la compañía y el modelaje. Pensé en las madres de mis amistades y en mis amistades madres. Ya el video no sería sobre mi mamá, sino sobre las relaciones maternales que las personas construimos, que nos inspiran, nos enderezan, nos animan y nos unen. A veces como hijas, a veces como madres.
A través de varios mensajes en Facebook, pedí a mis amigas y amigos que compartieran sus fotos favoritas con sus madres. A otras amigas les pedí fotos con sus hijos e hijas. Algunas fotos las elegí yo desde sus álbumes en Facebook. Detrás de las fotos hay historias de alegrías, risas y complicidad... pero también hay historias complejas, de pérdidas y tristezas, de nostalgias y hasta de expectativas fallidas. No, las madres no son perfectas. Por eso, siempre celebro el Día de las Madres no desde la idealización de la experiencia maternal sino, por el contrario, desde el reconocimiento de sus complejidades y dificultades. Precisamente por esto último, estoy muy pero que muy agradecida de mi mamá, la madre de mi compañero, las madres de mis amistades y a mis amistades madres que han asumido la tarea titánica de amar desde el desacato, la fe y el intento de la utopía. Por ellas y por sus hijas e hijos, celebro.